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iento una gran emoción al encontrarme en esta ciudad de Tiwanaku, cuna de la cultura tiwanakota y ancestral lugar de peregrinación, cuyo prestigio se extendió hace más de tres mil años por toda la región de los Andes Centrales, convirtiéndola en un gran centro de influencia política y religiosa.
Agradezco muy sinceramente las palabras que me han sido dirigidas, en las que aprecio el profundo significado histórico de este lugar y la fuerza emocional que irradia para el Estado Plurinacional de Bolivia.
Resulta para mí un honor poder conocer de manera directa, en el corazón del Altiplano, esta villa de Tiwanaku, cuyos habitantes hoy, como hace siglos, siguen tan apegados a los valores ancestrales de comunión con la naturaleza y con la Madre Tierra.
La antigua y sabia filosofía que encarna el tradicional rito de ofrenda a la Pachamama, se pone de manifiesto hoy en el generoso y cálido recibimiento que me han dispensado.
Su hospitalidad y afecto es un regalo que recibo en nombre de todos mis compatriotas españoles, que de corazón se sienten identificados con los anhelos y proyectos del pueblo boliviano.
Muchas gracias.
Ch’llalla Tiwanaku.