Es para mí un honor participar en esta ceremonia de entrega del prestigioso Premio internacional de derechos de la discapacidad Franklin Delano Roosevelt. Quiero expresar mi más sincero agradecimiento al Secretario General de Naciones Unidas, así como a los representantes del Instituto Franklin y Eleanor Roosevelt y de la Fundación Lantos para los Derechos Humanos y la Justicia, por la cordial acogida que me han proporcionado desde mi llegada a esta sede de las Naciones Unidas.
Y, ante todo, deseo transmitirles el orgullo con el que España recibe este valioso reconocimiento a la labor desempeñada durante años en favor de la integración absoluta de este colectivo.
Este galardón nos sirve de estímulo para seguir avanzando hacia una sociedad plenamente igualitaria. No cabe duda de que es un Premio que se ha convertido ya en un símbolo del compromiso internacional con los derechos de las personas con discapacidad.
En este ámbito se han realizado, ciertamente, muchos esfuerzos a nivel internacional. Fruto de ello fue la aprobación en 2006 de la Convención de derechos de las personas con discapacidad, que alimenta el espíritu de este Premio.
La comunidad internacional ha reconocido con esta Convención que las personas con discapacidad son seres humanos iguales a cualquier persona en dignidad y derechos, pero que, en ocasiones, se encuentran en escenarios de desigualdad y de discriminación por razón de su disfunción.
España participó muy activamente en la elaboración de la Convención. Como consecuencia, la legislación interna de mi país se adaptó rápidamente a los retos planteados por el nuevo objetivo que impulsa ese instrumento internacional. Un objetivo que deja de considerar a estas personas como meras receptoras de asistencia social y sanitaria para darles el lugar que les corresponde, como verdaderos titulares de derechos.
"...la discapacidad no debe mantenerse al margen del debate sobre los futuros objetivos de desarrollo, porque la pobreza afecta de forma especialmente dura a las personas integradas en este ámbito..."
Para ello, se aprobaron nuevas leyes, se actualizaron las existentes, se elaboraron estrategias y planes de acción. Y esto no habría sido posible sin la encomiable labor desempeñada por la sociedad civil española. Por eso, quiero agradecer al presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad, aquí presente, el rigor, la seriedad y el entusiasmo con los que esta organización ha trabajado durante los últimos años.
El CERMI, que merece todo el reconocimiento, ha conseguido erigirse en referente nacional e internacional, motivo por el que España ha decidido concederle la dotación económica de este premio.
En la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas del Año 2000, se establecieron unas metas a alcanzar hasta 2015. Estos fines son conocidos como Objetivos de Desarrollo del Milenio. En relación con este planteamiento universal, el próximo 23 de septiembre se celebrará en esta sede de Naciones Unidas la Reunión de Alto Nivel sobre Discapacidad y Desarrollo que aspira a incorporar los derechos de este conjunto de personas a la futura agenda de desarrollo post-2015.
Este es un planteamiento de gran alcance e importancia, pues la discapacidad no debe mantenerse al margen del debate sobre los futuros objetivos de desarrollo, porque la pobreza afecta de forma especialmente dura a las personas integradas en este ámbito.
La Convención, la entrega del prestigioso galardón que nos reúne hoy y la próxima Reunión de Alto Nivel, son claros ejemplos de que atravesamos una época de cambio de actitud en relación con la discapacidad. Cada vez más naciones y gobiernos son conscientes de las dificultades que afrontan las personas afectadas en todo el mundo, pero queda todavía mucho por hacer y son numerosas las barreras que aún debemos superar.
Por ello, animo al Instituto Roosevelt y a la Fundación Lantos para los Derechos Humanos y la Justicia, a proseguir en los años venideros con su generosa y comprometida labor. Convocar regularmente este Premio y favorecer con su concesión una mayor sensibilización acerca de los derechos de esos colectivos es una tarea digna de reconocimiento.
Termino ya mis palabras reiterando mi agradecimiento por la concesión de este galardón así como el compromiso de mi país con el fortalecimiento de los derechos de las personas con discapacidad.
Para nosotros es un compromiso firme y sumamente gratificante, fundado en la idea de que la dignidad de las personas es una condición indispensable para el desarrollo de toda sociedad. Gracias a todos ustedes por contribuir a este esfuerzo compartido.