Doña Letizia presidió la reapertura al público de las colecciones del Real Monasterio de las Descalzas Reales, fundado por Juana de Austria (1535-1573), hija menor del Emperador Carlos V y princesa de Portugal, que convirtió el palacio en el que ella misma nació, y que pertenecía al tesorero de su padre, en un monasterio de monjas clarisas. En él instaló sus aposentos tras su regreso de Portugal, y en la capilla que ocupa el mismo espacio en el que vino al mundo descansa su cuerpo.
Su Majestad la Reina fue recibida a su llegada al Monasterio de las Descalzas Reales por la presidenta del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva y por el secretario general de Cultura y Deportes, Víctor Francos.
En el transcurso de su visita, en la que Su Majestad la Reina estuvo acompañada por la presidenta del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional y por Andrea San Valentin, arquitecta técnica del Patrimonio Nacional, Doña Letizia contempló una selección de cuadros de gran formato en los que se muestra a los fundadores de importantes órdenes religiosas y la importancia de los ermitaños en la vida espiritural, visitó también la Capilla del Santo Ángel, dedicada al Arcangel Jehudiel, la Casita de Sor Margarita, el Salón de los Reyes, en el que se proyectó un vídeo que recoge el proceso de las intervenciones realizadas en el Monasterio, el Oratorio y, por último; el Cuarto Real que, dividido en dos salas, alberga obras representativas del siglo XVI y pinturas que atienden a las devociones y corrientes estéticas del siglo XVII.
Junto a la conservadora del Patrimonio Nacional, Carmen García-Frías, Doña Letizia finalizó su visita en la restaurada Capilla del Cristo Yacente y la Capilla de la Virgen de Guadalupe, cuya decoración está destinada a ensalzar la figura de la mujer.
La visita de Su Majestad la Reina concluyó con un saludo a empleados de Patrimonio Nacional y un breve encuentro con la comunidad religiosa.
El Monasterio ha sido catalogado como Bien de Interés Cultural, obteniendo además la distinción de Museo Europeo del año 1987. La comunidad religiosa de clarisas franciscanas que lo habita llegó en 1559, y popularmente se las conoce como las Descalzas Reales, denominación que se debe a que calzan unas sencillas sandalias en cualquier época del año.
El edificio, que Juana de Austria no pudo ver finalizado debido a su temprana muerte, reúne las características del palacio plateresco castellano, con columnas de mármol de Génova en los patios, y salones decorados con azulejos y yeserías en la tradición morisca, pero con formas ya del Renacimiento. La sobria fachada del Monasterio hace difícil adivinar la riqueza que atesora el interior del edificio, repleto de pinturas murales, cuadros, belenes, relicarios y tapices, entre muchas obras de arte, que componen su fascinante historia. La Escalera Principal de la casa-palacio originaria es una de las piezas más relevantes, con decoración realizada con pinturas murales de los siglos XVI y XVII.
Además, Princesas e infantas solían pasar temporadas en el llamado “Cuarto Real”, donde vivió y murió la emperatriz María y se educó Isabel Clara Eugenia (1566-1633), hija de Felipe II, que posteriormente regaló al convento la famosa serie de tapices de Rubens sobre la Eucaristía, destinada a alhajar la iglesia y el claustro de capellanes, entre los que se encontraba el compositor renacentista Tomás Luis de Victoria, maestro de capilla de esta casa y de la Emperatriz María.