u Majestad el Rey presidió la entrega de Reales Despachos a los nuevos Secretarios de Embajada, en un acto que se desarrolló en el Aula Magna de la Escuela Diplomática, en el que estuvo acompañado por la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, María Aránzazu González Laya; la secretaria de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Ángeles Moreno; el embajador director de la Escuela Diplomática, Fernando Fernández-Arias; el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de la Iglesia; el secretario de Estado para la Unión Europea, Luis Marco Aguiriano; y por el secretario de Estado de la España Global, Manuel Muñiz.
Tras la entrega de los Reales Despachos y la intervención del secretario de Embajada y número uno de la Promoción, en nombre de los miembros de la LXXI Promoción de la Carrera Diplomática, Daniel Portero Guerrero, Su Majestad el Rey pronunció unas palabras en las que destacó que “los principios y valores que impulsan la política exterior de España son aquellos consagrados en nuestra Constitución. De manera que, al proyectarlos en el exterior, hacéis más universales el respeto a la dignidad humana, la libertad, la igualdad, la democracia, el Estado de Derecho y los derechos humanos, la defensa y promoción del Derecho Internacional y el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra”.
Don Felipe se dirigió a los nuevos diplomáticos diciéndoles que “Sabéis también que os integráis en una profesión secular que en sus orígenes está ligada al nacimiento de la diplomacia en nuestro continente europeo, y que es deudora de la política exterior a la vez que de nuestra geografía y de una historia que es una de las más antiguas del mundo”.
La Carrera Diplomática es un cuerpo de la Administración del Estado especializado en relaciones internacionales y adscrito al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación al que, por su preparación específica, le están encomendadas las funciones de naturaleza política, diplomáticas y consulares. Su tarea se divide, por tanto, en dos grandes ámbitos: el propiamente diplomático, y el consular.
El trabajo diplomático consiste en la representación de España en el exterior, las relaciones con otros países y la participación en foros multilaterales. Las funciones consulares consisten en la protección y asistencia a los ciudadanos españoles en el extranjero, en una amplia gama de situaciones: Registro Civil y notaría, legalización de documentos, asistencia a detenidos y presos, expedición de pasaportes y salvoconductos, o ayuda a ciudadanos afectados por situaciones de emergencia. También se incluyen en el ámbito consular las tareas relativas a la tramitación y expedición de visados para extranjeros que desean viajar a España por un corto período de tiempo, o para establecer su residencia en nuestro país.