on Felipe visitó la capital de La Rioja con motivo de celebrase este año el V Centenario del Sitio de Logroño por las tropas francesas, bajo el lema “Una historia que nos une”.
A su llegada a la Plazuela de Alfonso de Salazar fue recibido por la presidenta de la Comunidad Autónoma de La Rioja, Concepción Andreu; el Presidente del Parlamento de La Rioja, Jesús María García García; la delegada del Gobierno en la Comunidad Autónoma de La Rioja, y el alcalde de Logroño y presidente de la asociación de municipios del Camino de Santiago, Pablo Hermoso de Mendoza, entre otras autoridades.
Acto seguido, Su Majestad el Rey hizo un recorrido por la ciudad, visitando el Espacio Lagares, que contiene restos arqueológicos del siglo XVI y alberga la exposición permanente “El Camino del Vino” con vocación de unir el Camino del Santiago, que discurre por esta vía, junto con el desarrollo vinícola de la región.
A continuación, tras una fotografía de grupo ante una placa conmemorativa de la exposición, Don Felipe visitó el Calado de San Gregorio, exponente de espacio histórico dedicado a la elaboración del vino. Este calado del siglo XVII, uno de los mayores de la ciudad, conserva en perfecto estado su fábrica en piedra de sillería. Este espacio junto con el Espacio Lagares y el Centro de la Cultura del Rioja, componen el triángulo de oro del enoturismo de la ciudad.
Posteriormente, Su Majestad el Rey se desplazó al Ayuntamiento de Logroño donde mantuvo un encuentro con la corporación municipal y relevantes personalidades de todos los ámbitos de la ciudad. En el Ayuntamiento, Don Felipe visitó la exposición “Logroño, una Ciudad Cercada”.
La exposición trata sobre diversas temáticas vinculadas al Sitio de Logroño, trabajos de investigación, un congreso académico internacional sobre el Asedio de la ciudad, la publicación de dos proyectos editoriales que presentan este hecho histórico desde perspectivas multidisciplinares, talleres y cursos divulgativos para niños y adultos, charlas y conferencias, visitas teatralizadas y otras actividades dirigidas a todas las edades y públicos.
Acto seguido y para finalizar la visita a Logroño, Don Felipe hizo un recorrido por el Salón de Plenos, el Salón de Retratos y firmó en el libro de honor del ayuntamiento, siendo despedido a continuación por las mismas personalidades que le recibieron a su llegada.
Con motivo de esta efeméride se abrirán en otoño el Calado de San Gregorio y el Espacio Lagares con nuevos contenidos expositivos vinculados al vino y el siglo XVI y la nueva exposición permanente “El Camino del Vino”, que mostrará la historia de la calle Ruavieja, tanto por ser una de las vías de referencia para los peregrinos que atraviesan Logroño como por su importante papel en el desarrollo de la ciudad gracias a la producción vinícola que albergaba.
A partir del Puente de Piedra, esta calle ha sido el trayecto obligado de los peregrinos jacobeos que pasaban sobre los espacios de vinificación que desde la época medieval se sitúan bajo los empedrados de la ciudad. Esta exposición representanta la historia de una calle que es Camino y vino a la vez, eje de la hospitalidad que Logroño siempre ha ofrecido al peregrinaje jacobeo. Una calle para la que han recuperado dos lugares emblemáticos como el Espacio Lagares y el Calado de San Gregorio, abiertos al público en contadas ocasiones y cerrados de forma permanente tanto para el turismo tradicional como para los peregrinos y la propia ciudadanía. “El Camino del Vino’” gira en torno a cuatro pilares fundamentales: el Camino de Santiago, el vino, la calle Ruavieja y la hospitalidad de los logroñeses con los peregrinos que llegan cada año a la ciudad.
Lo sucedido en 1521 constituye la base de una de las tradiciones más arraigadas en la sociedad logroñesa que celebra todos los meses de junio, especialmente el día 11.
Cuentan las fuentes y la tradición que las tropas del rey francés Francisco I invadieron Navarra aprovechando la debilidad del nuevo monarca Carlos I dentro de sus dominios hispánicos. Las tropas reales castellanas se enfrentaban a la abierta revuelta comunera estando el rey pugnando por el título imperial fuera de la actual España, de ahí la ocasión aprovechada por el rey de Francia.
Las tropas francesas, tras lograr la rendición de Navarra y el aumento de sus huestes con nuevas levas, decidió sitiar y conquistar Logroño para asegurarse un paso seguro por el Ebro gracias al puente fortificado del siglo XI, símbolo de la ciudad. A finales de mayo cruzaron el Hiberus por el vado de Varea y plantaron su campamento al este de la ciudad. Con artillería y otras armas comenzaron el asedio en la zona de San Francisco y la antigua Puerta de Herventia.
Los logroñeses ya habían previsto el ataque y acapararon todas las viandas que pudieron. Entre la tradición y la verdad, se cuenta que entre finales de mayo y el día 11 de junio, se alimentaron gracias al pan que se hacía diariamente en la ciudad usando el grano almacenado, a los peces que pescaban por la noche escapando de la ciudad al río por una serie de túneles por debajo de la muralla y al vino que se elaboraba en las bodegas tradicionales de la ciudad. En la noche del día 10, los logroñeses atacaron el campamento francés destruyendo las acequias de las zonas bajas para inundarlo. El día 11 los franceses se retiraron ante el avance de las tropas reales comandadas por el Conde de Haro.
El asedio y la posterior visita de Carlos I con su proclamación de nuevos privilegios para la ciudad que ampliaban su Fuero de 1095, forjaron el destino de Logroño para los siguientes tres siglos.
En el escudo de Logroño ha quedado reflejado también el asedio. En la bordura se representan tres flores de lis doradas sobre un fondo azul. Se trata del símbolo de la monarquía francesa y fue concedida por parte de Carlos I en Valladolid en 1523.