l Rey, tras su llegada a la sede de la Real Academia de la Historia, y los saludos de bienvenida, abrió la sesión de esta solemne ceremonia de apertura del curso 2021-2022 de las Reales Academias y concedió, sucesivamente, la palabra a la directora de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias; al secretario de la Real Academia de la Historia, Feliciano Barrios, que dio lectura de la memoria de actividades de las Reales Academias; a la tesorera de la Real Academia de la Historia, Carmen Sanz, quien pronunció la lección inaugural: “La globalización temprana. Narrativas históricas de la modernidad”; y a la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant.
A la conclusión de estas intervenciones, Su Majestad el Rey declaró inaugurado el Curso Académico y levantó la sesión, finalizando así el acto académico.
A continuación, Don Felipe mantuvo un encuentro con el director y presidentes de las Reales Academias, miembros de la junta de Gobierno y académicos de la Real Academia de la Historia y asistentes.
Se cumplen 307 años desde que se produjera la primera vinculación de la Real Academia Española con la Corona y, desde entonces, ambas instituciones han trabajado en conjunto por la defensa de la lengua de Cervantes en todo el mundo, una labor que continuará durante el nuevo curso académico.
Las Reales Academias, surgidas del espíritu de la Ilustración y amparadas por la Corona, empezaron a constituirse en España en el siglo XVIII como centros de cultivo del saber y de difusión del conocimiento. Han sido y siguen siendo las entidades que representan la excelencia en los diversos campos de las ciencias, las artes y las humanidades. Sus valores esenciales son, por un lado, la categoría de sus miembros, en quienes concurren los más altos méritos intelectuales y científicos, y por otro, su estabilidad e independencia frente a intereses económicos o políticos.
En la época actual, tanto o más que en los siglos pasados, esos valores de excelencia e independencia justifican que las Reales Academias, que se hallan bajo el Alto Patronazgo de Su Majestad el Rey, tal como establece el artículo 62.j) de la Constitución, sigan siendo centros de pensamiento, de cultura y de investigación avanzada, libre y sosegada, que aporten luz sobre los complejos problemas de nuestro tiempo.
El Instituto de España reúne a las Reales Academias de ámbito nacional para la coordinación de las funciones que deban ejercer en común. Forman parte del Instituto de España:
- Real Academia Española.
- Real Academia de la Historia.
- Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
- Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
- Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.
- Real Academia Nacional de Medicina de España.
- Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.
- Real Academia Nacional de Farmacia.
- Real Academia de Ingeniería.
- Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras.
Desde el mismo siglo XVIII, a la vez que se creaban las primeras Reales Academias nacionales, fueron constituyéndose diversas Reales Academias y otras Academias con un ámbito territorial limitado: local, provincial o regional. En consonancia con el Estado autonómico derivado de la Constitución Española, el Instituto de España reconoce las competencias asumidas por las Comunidades Autónomas sobre las Academias de su ámbito territorial, bien en virtud de una atribución expresa en sus Estatutos de Autonomía, bien a través de los títulos competenciales generales sobre fomento de la investigación y la cultura. Debe recordarse además que la Comunidad de Madrid, el Principado de Asturias y la Región de Murcia, han dictado sus propias leyes para regular las Academias establecidas en su ámbito territorial, y que la Comunidad Autónoma de Andalucía ha creado por ley el Instituto de Academias de Andalucía. Algunas de estas instituciones son Academias Asociadas del Instituto de España.
La reforma que se aborda en el Real Decreto 1160/2010, de 17 de septiembre, por el que se regula el Instituto de España, expresa también la voluntad del Gobierno de coadyuvar, dentro de sus competencias, al mejor desarrollo de los trabajos de las Academias y al refuerzo de su presencia en la sociedad, de modo que se utilice al máximo el inmenso caudal de conocimientos, experiencia de investigación y pensamiento de estas instituciones.