on Felipe recibió a los ganadores de la primera edición de los Premios Archiletras de la Lengua, creados con la finalidad de reconocer a personas, colectivos, entidades, instituciones, etc., que se hayan significado en el año inmediatamente anterior a la convocatoria por sus méritos en la promoción, apoyo, investigación, desarrollo, etc., de la lengua española o de algunas de las otras lenguas en contacto con el español, en cualquiera de sus ámbitos territoriales.
Los ganadores se dieron a conocer en un acto público que se celebró en Madrid el pasado 14 de julio en la Casa de América. El jurado, compuesto por 13 personas de acreditada trayectoria y reputación profesional en el ámbito de la cultura y especialmente de la lengua y la literatura, hizo públicos el pasado 21 de junio el nombre de las 36 candidaturas finalistas.
Los Premios Archiletras de la Lengua han sido convocados y organizados por Prensa y Servicios de la Lengua, editora de la revista trimestral impresa de divulgación Archiletras, la semestral impresa de investigación Archiletras Científica y el sitio web archiletras.com. Tienen carácter anual; y su ámbito es global, no sólo español. En esta su primera edición, cuentan con el patrocinio de Inditex, Banco Santander y CaixaBank, con la colaboración de Telefónica, Iberia, Clece, Grupo MásMóvil, Ateneo de Madrid y Cálamo & Cran y con el apoyo de Renfe y Casa de América.
Una escultura de bronce con forma de libro o revista abierta, obra de los años ochenta del escultor, pintor y grabador Amadeo Gabino, fue el objeto conmemorativo que recibieron los ganadores de los Premios Archiletras de la Lengua. Las esculturas, en bronce patinado sobre una peana de acero corten en la que está grabado el nombre del premiado, han sido producidas por la fundición artística Magisa.
Amadeo Gabino (Valencia, 1922 – Madrid, 2004) dio sus primeros pasos en el arte asistiendo en su taller a su padre, el escultor Alfonso Gabino. Comenzó sus estudios de arte en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Los completó en Roma, París, Hamburgo y Nueva York. A finales de los años 40 se estableció en Madrid y mediante la obtención de becas entre 1948 y 1959 pudo residir en todas esas ciudades conociendo la vanguardia artística y relacionándose con los más significativos artistas e intelectuales del momento: Lucio Fontana, Max Ernst, Alexander Calder, Alexander Archipenko, Louis Kahn y los escultores neohumanistas italianos Carlo Carrà, Giacomo Manzù y Marino Marini.