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Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias en el acto de Constitucion de la Fundacion San Millan de la Cogolla

Monasterio de San Millán, 10.8.1998

Q

uiero, en primer lugar, agradecer al Gobierno de La Rioja y a los miembros del Patronato de la Fundación "San Millán de la Cogolla" el ofrecimiento de su Presidencia de Honor y expresarles la gran satisfacción que me supone el acompañarles en la constitución inicial de sus trabajos fundacionales.

La altura de miras de sus fines suscita la adhesión incondicional de todos cuantos amamos la lengua castellana y procuramos su desarrollo en el mundo.

La distinción con el título de "Bien Cultural Patrimonio de la Humanidad", otorgada a los monasterios de San Millán de la Cogolla, es un hecho de gran envergadura en el mundo de la cultura española e iberoamericana.

Y ha sido así, porque el valor simbólico que atesoran estos monasterios es de una singularidad poco común.

Las Glosas Emilianenses contienen el histórico fragmento, el más antiguo y largo del castellano con estructura literaria, en un documento en lengua latina, obra de uno de sus monjes copistas.

Aquí nuestra lengua alcanzó la dignidad de la escritura e inició un fecundo viaje por todo el orbe. Desde ese instante, San Millán se convirtió en el nacimiento de un caudaloso río de cultura cuyas aguas alcanzan todos los océanos del Planeta.

La lengua de Castilla se hizo universal en las Crónicas de Indias de los descubridores; en ella se leyó la obra maestra de la poesía gauchesca en todas las tabernas de la pampa argentina en el siglo XIX y hace pocos años Octavio Paz ha podido decir que: "ahora sabemos a ciencia cierta que formamos parte de una tradición cultural común".

El valor patrimonial que este santuario de la lengua tiene para toda la comunidad castellanohablante justifica la encomiable empresa que la Fundación San Millán se ha propuesto llevar a término.

Que San Millán de la Cogolla logre añadir a su legítimo título de cuna de la lengua española el de atalaya de nuestra cultura, es un reto de gran calado al que desde mi papel como Presidente de Honor de la Fundación contribuiré sin ahorrar esfuerzos. Pues, como dijo Marañón, el tesoro de una lengua ilustre significa un servicio permanentemente alerta, un anhelo constante de perfección.

Potenciar nuestro idioma como herramienta de comunicación que, guardando con celo sus orígenes, sepa adecuarse a las exigencias de los tiempos, es la garantía de que continúe siendo un símbolo de unidad, armonía y entendimiento entre los pueblos de habla hispana.

Para mantener su vigor es preciso seguir trabajando para que su presencia crezca en las actividades humanas que determinan el progreso.

Su uso en los medios de comunicación, su relación con las tecnologías más avanzadas o con el universo científico son exigencias de estos tiempos que deben ser favorecidas por todas aquellas personas e instituciones capaces de lograrlo con su autoridad y esfuerzo.

Emprendemos con optimismo la tarea de acercar la vitalidad del castellano en todo el mundo, reiterando el milagro que nos cuenta su más antiguo poeta, Gonzalo de Berceo;

Los omnes e las aves quantas acaecien,Levavan de las flores quantas levar querien;Mas mengua en el prado ninguna non façien:Por una que levavan, tres e quattro nazien.

La Fundación San Millán nace también con el propósito de contribuir al desarrollo cultural, social y económico de toda esta Comunidad, siguiendo el ejemplo de muchos hombres ilustres de esta tierra que nos han precedido para hacerla grande en el recuerdo y boyante en su progreso industrial y social. Desde aquel precursor ilustrado, ministro de Fernando VI, Marqués de la Ensenada, al gran matemático español de nuestro siglo Julio Rey Pastor; desde los famosos químicos hermanos Elhuyar, descubridores del wolframio, miembros de la "inteligencia" de Carlos III y creadores de la minería americana, hasta el excepcional intelectual y maestro, recientemente desaparecido, Luis Diez del Corral, los riojanos nos han mostrado sus cualidades y su espíritu.

Yo creo que esta Fundación de San Millán y sus patronos tenéis una gran guía y un ejemplo en el esfuerzo y el entusiasmo que cada uno de ellos, en su tiempo y en su ambiente, nos mostraron. Y ojalá que el Patrimonio de la Humanidad que es el Monasterio de San Millán, tenga en esta Fundación un ejemplo, para la Humanidad, en el mecenazgo de sus instituciones económicas e industriales y en el liderazgo de sus actividades sociales y culturales.

Con el aliento de toda la Comunidad hispana y el coraje de las gentes de esta tierra, zarpa hoy esta nave para iniciar su singladura. Os animo a guiarla como expertos timoneles, y podéis estar seguros de que nunca os faltará mi aliento personal y el de todos los que la vemos partir.

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