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uchas gracias por vuestra acogida y por las muy amables palabras que me acaba de dirigir el ex Presidente del Gobierno y Presidente de esta Fundación, Don José María Aznar. Gracias también por su afectuosa alusión a la Reina.
Mi gratitud, en particular, por este primer "Premio de la Libertad" que ha tenido a bien concederme la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales.
Lo acepto muy complacido, consciente de que supone el reconocimiento de méritos que corresponden, sobre todo, al pueblo español del que la Corona es -ante todo- el primer servidor.
Es, en efecto, el pueblo español -junto a sus instituciones, partidos del arco parlamentario, organizaciones sindicales, empresariales, y sociedad civil- el que merece la mayor gratitud y homenaje por su gesta de conquista de la libertad y de enorme progreso desde la Transición.
Un pueblo que apostó por el respeto mutuo, la tolerancia, la reconciliación y la concordia, para que España pudiera pasar de ser excepción, a convertirse en modelo de normalidad democrática y en referente de modernización económica y social. Para recuperar su lugar, peso y proyección en Europa y en el mundo.
Gracias a la firme y coincidente voluntad de convivencia en libertad y concordia, juntos hemos podido recorrer el periodo más largo de democracia y bienestar en torno a nuestra avanzada Constitución. Una Constitución producto del más amplio consenso nunca logrado entre españoles, respetuosa de la rica pluralidad y diversidad consustanciales al ser de España.
Conforme al firme compromiso de servicio de la Corona a España y a todos los españoles, he dedicado lo mejor de mis fuerzas para estimular y articular las aspiraciones democráticas del pueblo español, depositario de la soberanía nacional y dueño de su libertad.
Ésas son, en pocas líneas, algunas de las claves de la España moderna y democrática -capaz de integrarnos a todos- que juntos hemos querido y sabido construir en libertad, gracias al respeto a nuestra preciada Constitución y a las instituciones que de ella emanan.
Ésas son también claves imprescindibles para el futuro, para seguir avanzando, para plantear nuevos objetivos, para superar retos y dificultades siempre en ese marco de libertad y concordia, de cohesión y solidaridad, de respeto y de diálogo, de estabilidad y de convivencia.
Como dije no hace mucho, el norte que me anima como Rey y que inspira a la Monarquía parlamentaria, sigue y seguirá siendo impulsar, integrar y encauzar, en el marco de nuestra Constitución, cuantos esfuerzos nos permitan alcanzar nuevas metas de progreso y bienestar como gran Nación democrática, unida, moderna, diversa y solidaria.
Se me concede este primer Premio, coincidiendo con el Vigésimo Aniversario de esta Fundación por el que merece nuestra cordial enhorabuena.
A través de sus foros, seminarios, conferencias, cursos y múltiples publicaciones, FAES ha contribuido al debate político, económico, social y cultural en España y en el plano internacional.
Son muchos los centros o fundaciones en el mundo que estudian, investigan y proponen recomendaciones sobre las grandes cuestiones de cada momento.
Centros diversos que reflejan una pluralidad de opiniones y que sirven de puente entre conocimiento y poder político en un mundo complejo y globalizado, saturado por un denso flujo de noticias y de acontecimientos, cuyo significado e implicaciones resulta preciso desbrozar.
Cada uno de ellos aporta -desdeángulos distintos- informes y análisis a los responsables políticos, económicos y sociales, no sólo sobre los principales temas de actualidad, sino también sobre tendencias y previsiones a medio y largo plazo.
Por estos motivos no es de extrañar que en elúltimo cuarto de siglo haya crecido su peso, prestigio e influencia en el mundo entero. Son tiempos, los presentes, para el ejercicio de la reflexión y del estudio.
También en nuestro país han aumentado estos centros en número e importancia, respondiendo a diversos idearios, planteamientos o tendencias.
Todos ellos merecen nuestro reconocimiento por sus aportaciones a la vida democrática y a la proyección internacional de España. Entre los más prestigiosos, figura esta Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales.
Más allá de mi agradecimiento por haber sido distinguido con este galardón, me alegra especialmente que una Fundación española haya instituido un Premio de la Libertad.
Y es que no cabe duda de que la libertad es un vértice absolutamente esencial sobre el que se fundamenta toda democracia. Un bien de dimensión y valor universal.
Como señalé en 2001, en la Conferencia sobre Transición y Consolidación Democrática, la democracia asentada en el respeto y la libertad ya no es monopolio de Occidente o de Oriente, del Norte o del Sur, sino que tiene vocación universal y debe ser reconocida como elúnico sistema político digno de la especie humana.
Son muchas y muy certeras las definiciones dadas por grandes pensadores sobre la libertad. Sin querer entrar en ellas, hay una muy bella y sencilla de Albert Camus quién nos decía que la libertad no es otra cosa que la oportunidad para ser mejores.
Como dije al recibir la Medalla a las Cuatro Libertades de la Fundación Roosevelt, "La libertad, como la paz, se cultiva y nos enriquece día a día,...".
Pero no hay verdadera libertad, sin derechos, sin obligaciones. Una libertad que cobra toda su fuerza cuando es ejercida con solidaridad y responsabilidad.
Una libertad que define la cultura y la sensibilidad que marcan los perfiles del Estado de Derecho. Una libertad que es, igualmente, junto a la paz y la prosperidad, uno de los pilares esenciales de la gran obra de integración europea a la que, pronto hará veinticinco años, nos incorporamos.
De nuevo muchas gracias por esta preciada distinción y mi cordial enhorabuena a FAES en su Vigésimo Aniversario.
Muchas gracias.