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a entrega de los Premios Nacionales de Investigación es, sin duda, uno de los Actos anuales que suscitan mayor alegría y orgullo colectivos.
Alegría, por cuanto nos permite celebrar las brillantes obras y trayectorias de cuantos galardonados ven públicamente reconocidas sus intensas y fructíferas vidas como investigadores.
Orgullo, al constatar una vez más cómo su talla científica y humana pone de relieve el creciente peso, prestigio y nivel de excelencia, cosechados por España en materia de investigación científica a lo largo de lasúltimas décadas.
Esa alegría y ese orgullo hacen de este día una verdadera fiesta anual de la Ciencia española, en la que la Reina se une a mí para felicitar de corazón a todos los Premiados.
Entre ellos dedicamos un recuerdo emocionado al Profesor Don Santiago Castroviejo Bolíbar, quien desgraciadamente ya no puede estar entre nosotros.
Al mismo tiempo, este Acto me ofrece la ocasión de subrayar el decidido apoyo, la especial admiración y el pleno reconocimiento de la Corona a cuantos integráis la Comunidad Científica de España.
Cada uno de los Premios Nacionales de Investigación 2009, ensalza -en las personas de los galardonados- mucho talento, inteligencia y esfuerzo al servicio de la Ciencia, difíciles de condensar en pocas palabras.
Desde la Química, los Recursos Naturales, las Matemáticas y las TICs, o la Transferencia Tecnológica, hasta las Ciencias Físicas, de los Materiales y de la Tierra, los Premiados acumulan méritos sobresalientes en el plano nacional y a escala internacional.
Hoy los nombres de los Profesores Tejada Palacios, Coronado Miralles, Castroviejo Bolíbar, Duato Marín y Gañán Calvo, se incorporan de forma solemne al elenco de los más prestigiosos científicos de nuestra gran Nación.
Sus estudios, descubrimientos y obras, nos enriquecen a todos y merecen nuestra más profunda gratitud. Sirven de estímulo a quienes ya consagran sus vidas a la Ciencia, así como de ejemplo a quienes encarnan las más jóvenes y prometedoras vocaciones investigadoras.
Suséxitos deben, además, alimentar nuestra confianza en la capacidad de la investigación en España, así como fortalecer nuestra ineludible apuesta como sociedad por la I+D+i para promover el progreso y bienestar de nuestro país.
Dicha confianza se fundamenta en lo mucho que ha crecido en losúltimos treinta años el peso de nuestra producción y de nuestras instituciones científicas a nivel europeo e internacional.
Lo debemos a la sacrificada, valiosa e intensa labor de nuestros académicos e investigadores, contando con los esfuerzos de nuestras Administraciones, Universidades y Centros públicos y privados de Investigación.
Esfuerzos también de la Unión Europea -cuya Presidencia rotatoria estamos ejerciendo-, dirigidos a asegurar su debido crecimiento económico y social en un marco globalizado en el que nuevos países irrumpen con fuerza en materia científica y tecnológica.
Por otro lado, y como decía antes, se ha ido fraguando una creciente toma de conciencia acerca de la importancia de la I+D+i, junto a la educación, como palancas imprescindibles para asegurar nuestro porvenir en torno a una verdadera economía del conocimiento, capaz de crear riqueza y de generar nuevos empleos.
Una percepción que se ha hecho aún más patente a raíz de la dura crisis económica que vivimos.
Es, por ello, hora de grandes esfuerzos y de amplios acuerdos para superar juntos, cuanto antes y con la debida determinación, las graves consecuencias de la crisis, y para recuperar un crecimiento fuerte y duradero, cada vez más basado en la Ciencia y la Formación.
Como dije aquí hace pocos años, para reducir la distancia que nos separa en productividad y competitividad de otros países europeos, hemos de promover mayores iniciativas empresariales basadas en proyectos de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación.
Para ello, debemos ahondar en la difusión y transferencia de los resultados de la investigación, para que la innovación sea cada vez más la base de nuestroséxitos.
España y el resto de Europa sólo podrán ocupar el lugar que merecen si el conocimiento pasa a desempeñar un papel más decisivo en nuestras economías.
A tal fin, es preciso redoblar esfuerzos para fomentar una cultura científica y de innovación, estimulando las vocaciones investigadoras y el espíritu innovador, para seguir promoviendo la excelencia de nuestra Ciencia.
En definitiva, estos Premios se convierten en escaparate de los importantes avances que la Ciencia española ofrece a nuestra sociedad en su conjunto y que hacen que haya perdido toda su vigencia la afirmación del gran Ramón y Cajal en el sentido de que al carro de la cultura española le faltaba la rueda de la ciencia.
Sepamos movilizar con especial ahínco la ilusión, el ingenio y la creatividad que nos definen como españoles, para hacer cada vez más de la Ciencia y la Innovación elementos fundamentales del futuro de nuestro país.
Mil enhorabuenas de nuevo a todos los Premiados y muchas gracias.