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uenos días y enhorabuena de corazón a todos y cada uno de los Premiados por tan merecidos reconocimientos. Felicidades asimismo a los organizadores por estos galardones que ensalzan la esencia del buen periodismo.
Una característica singular de estos Premios, que explica el interés que suscitan, es su dimensión iberoamericana y su vocación universal.
Desde el amplio espacio de civilización que forman Iberoamérica y otros países afines, los galardonados proyectan un conocimiento de la realidad y una visión del mundo, a través de un periodismo veraz y de calidad.
Hablamos de información que se genera y divulga en español y portugués, las dos grandes lenguas ibéricas de proyección internacional que hermanan a más de seiscientos millones de personas en una treintena de países de todos los continentes.
Nuestros idiomas que, como se ha reconocido en las Cumbres Iberoamericanas, constituyen "una base lingüística común", son un instrumento extraordinario de comunicación en un mundo globalizado.
En este sentido, quiero resaltar la gran labor que realiza la Fundación del Español Urgente -FUNDÉU- y el alto objetivo que fomenta el "Premio Don Quijote" al distinguir el mejor trabajo escrito en lengua española.
Permitidme recordar en esta ocasión el especial reconocimiento que ha supuesto para las Letras en español el Premio Nobel concedido al gran escritor Mario Vargas Llosa.
Señoras y señores,
De Argentina, Colombia, México, Portugal y España, nos llegan voces e imágenes de un periodismo que no renuncia a sus raíces y valores. En los Premiados de esta edición encontramos destacados ejemplos de la misión que cumple el buen periodismo en nuestra sociedad.
Un periodismo que analiza y transmite el presente y el pasado más cercano, pero que nos asoma también al futuro. Y que hoy, más que nunca, está sometido a nuevas demandas.
El carácter inmediato e interactivo de la comunicación al alcance de todos es un logro extraordinario. Se trabaja en tiempo real sobre un entorno que cambia de forma acelerada. Cambian y nacen nuevos soportes. Las tecnologías marcan nuevos ritmos y obligan a asumir nuevos formatos, vías y formas de comunicación.
Pero siempre habrá que valorar la voluntad y la capacidad de un periodista que quiera contar y trasladarnos una noticia, o una historia, que nos ayude a comprender lo que ocurre.
Deseo hoy también resaltar la importancia del oficio de periodista ejercido desde el rigor y la independencia. En la era multimedia es igualmente necesaria la apuesta por la calidad, la fiabilidad, el criterio y la confianza de los ciudadanos en los medios de comunicación.
No quiero terminar sin volver a agradecer la encomiable labor de las instituciones organizadoras, la Agencia EFE, la Secretaría de Estado de Cooperación -a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo- y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, así como el patrocinio del grupo OHL.
Reitero a los Premiados la más efusiva enhorabuena con la convicción de que su tarea servirá de acicate al mejor periodismo, aquel que sirve a la verdad y a la convivencia en paz y libertad.
Muchas gracias.