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Palabras de Su Majestad el Rey en la entrega del Premio Cervantes 2010 a Doña Ana María Matute

Alcalá de Henares, 4.27.2011

H

oy tenemos la alegría de encontrarnos nuevamente en este bello paraninfo de la Universidad de Alcalá, en la ceremonia anual de mayor importancia y significado para las Letras hispánicas.

Esta es una cita muy esperada y querida por todos. Con la entrega del Premio Cervantes celebramos la grandeza y la altura de la Literatura en español, la maravillosa lengua que une a tantas Naciones hermanas del mundo.

Lamentablemente hoy nos duele la triste noticia del fallecimiento de Gonzalo Rojas que, en el año 2004 y en este mismo lugar, hizo un encendido elogio de la palabra. Con Cervantes, decía,?el ojo ganó en prodigio y la palabra ensanchó su ser?.

En su edición de 2010 el Premio Cervantes ha recaído en Ana María Matute, sin duda una de las narradoras más destacadas y brillantes de habla hispana. Su excelencia literaria y su deslumbrante universo imaginativo, hacen de nuestra galardonada una de las más grandes y singulares escritoras de nuestro tiempo.

Por tan preciado y merecido reconocimiento le damos de todo corazón nuestra más afectuosa enhorabuena. Ayer lo dije y hoy lo quiero repetir: toda su obra tiene un inconfundible sello cervantino.

De Ana María Matute se admiran muchas y destacadas cualidades como su fina sensibilidad, su capacidad creativa y su reconocida maestría para convertir la realidad -por dura que sea- en hermosas palabras, relatos, cuentos y novelas. Como ella misma ha dicho, la realidad y la fantasía son las dos materias primas de los sentimientos.?¿Acaso -se ha preguntado- nuestros sueños, nuestra imaginación no forman parte también de nuestra realidad??.

Al mismo tiempo, la creación literaria de nuestra Premiada estáíntimamente ligada a una trayectoria vital que la llevó a conocer y sentir España en toda su hondura, riqueza y diversidad, desde las grandes ciudades hasta los pueblos más recónditos. La tragedia de nuestra Guerra Civil dejó una huella imborrable en su alma infantil y juvenil. Una marca que, de alguna manera, ha quedado grabada en gran parte de su producción moldeada desde el prisma de la niñez.

Ana María Matute ha considerado a menudo la literatura como una forma de extraer de uno mismo el malestar del mundo, una suerte de rebelióníntima. Para ella, la literatura es así un estado natural que ayuda a trascender las etapas de soledad por las que, tantas veces, transita la vida.

A través de sus libros ha sabido afirmar su vocación, inteligencia y personalidad, superando dificultades de todaíndole. Por eso, sus logros tienen el valor del talento, así como de la fortaleza y del coraje.

Los numerosos títulos de su rica obra dan fe de su amor por la musicalidad del lenguaje al jugar con el ritmo de las palabras y con la entonación. Nos muestra así una técnica depurada y excelente queúnicamente pertenece a los mejores maestros. De su escritura personal e inconfundible, se ha dicho además que deslumbra por la sostenida coloración poética y la densidad de sus imágenes tan palpables en sus cuentos.

En la autora se hacen realidad las dos virtudes que Cervantes predicó de los cuentos al afirmar que??unos encierran y tienen la gracia en ellos mismos, otros en el modo de contarlos?. Sus textos son un prodigio de filigrana que muy pocos pueden alcanzar. Cumplen, en sus propias palabras,?el deseo de conocer otro mundo, de ingresar en el reino de la fantasía, a través de nosotros mismos?.

Hoy, no solo queremos resaltar sus cualidades, sino agradecer que el genio de la Premiada haya hecho pensar, sentir y soñar a tantos lectores, de todo el mundo y de todas las edades. De ahí que los numerosos e importantes galardones con los que ha sido distinguida a lo largo de los años, solo sean una señal del aprecio que sus libros logran en un público tan amplio y diverso.

Ese aprecio por su altura lingüística y literaria la hicieron merecedora ya hace varios lustros de un sillón en la Real Academia Española.

Hoy es un día de fiesta grande para el idioma español y para los cientos de millones de personas que lo compartimos.

Al término de esta solemne entrega, tan solo quiero decir a Ana María Matute con especial emoción y profundo afecto:¡Muchas gracias y mil felicidades de nuevo por tan extraordinaria obra y sobresaliente aportación a la Literatura en español!

Muchas gracias.

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