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eseo en primer lugar agradecer al Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial sus afectuosas palabras, así como la amable acogida de las autoridades que nos acompañan y de los demás asistentes a este solemne Acto.
Hoy quiero asimismo expresar mi profunda gratitud a cuantas personas han hecho posible el sólido y duro proceso de formación que culmina con esta ceremonia, empezando por el Director, los profesores y los técnicos de la Escuela Judicial situada en esta muy querida ciudad de Barcelona.
Venimos a compartir la satisfacción, la alegría y la emoción de los principales protagonistas de esta jornada, que son los alumnos de una nueva y magnífica promoción de la Carrera Judicial.
Culminada la entrega de los despachos que os acreditan como nuevos Jueces, quiero reiteraros nuestra más efusiva y afectuosa felicitación que extendemos a vuestros familiares y amigos.
Este es sin duda un día importante para nuestra Justicia y, por supuesto, para cada uno de vosotros. Os incorporáis con enorme ilusión a una Carrera que cuenta con una larga y sólida tradición de profesionalidad y prestigio gracias al saber, la valía y la dedicación de sus miembros en el ejercicio de la compleja y delicada función jurisdiccional.
El reto es grande pero es también evidente el entusiasmo, la voluntad de servicio y el sentido de responsabilidad que os inspiran. Son por ello muchas las esperanzas que la sociedad española tiene depositadas en vosotros.
Os animo desde ahora a ejercer con el mayor esmero y entrega vuestra función. Ello os permitirá alcanzar los muchoséxitos que todos os deseamos a lo largo de la trayectoria que hoy iniciáis al servicio de España y de nuestros ciudadanos.
Debéis actuar con prudencia, rigor y recto sentido de la Justicia. Vuestra intensa preparación, probada vocación y firme compromiso con nuestra Constitución y nuestra Leyes, son claves en el acierto y eficacia de vuestras tareas.
La Ley, como expresión de la voluntad popular, se convierte desde hoy en el más fiel instrumento y referente de vuestra labor. Debe ser aplicada con trasparencia, claridad y de manera comprensible, de modo que sus destinatarios entiendan las razones de la resolución de sus demandas.
La sumisión al imperio de la Ley se conjuga, como también sabéis, con el buen sentido y la prudencia en su aplicación. Se trata de aplicarla con sensibilidad y cercanía a los problemas de los ciudadanos.
Todo ello os sitúa en una posición clave como altos servidores públicos y partícipes en la solución de conflictos, asegurando el desarrollo de la convivencia democrática, así como un orden siempre más justo, equitativo y solidario.
En suma, como custodios del ordenamiento jurídico, afrontáis el difícil reto de ejercer de forma responsable, independiente e imparcial, vuestra función de garantizar la supremacía del derecho, la seguridad jurídica y la paz social.
Os ruego que desempeñéis vuestra función con mucha ilusión y orgullo por servir a España, haciendo siempre gala del sentido del deber, de la entrega y de la responsabilidad que debéis a la sociedad y que ella espera de vosotros.
Al reiteraros nuestra más efusiva enhorabuena, quiero que sepáis que siempre podréis contar con mi pleno aliento y apoyo en el ejercicio de vuestras funciones.
Muchas gracias.