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uchas gracias, Señor Alcalde, a usted, a la Corporación Municipal y al pueblo quiteño por la alta distinción que nos confieren al declararnos a la Princesa y a mí Huéspedes Ilustres de la entrañable e histórica ciudad de Quito, auténtica capital del barroco americano; así como por la entrega de la llaves de la ciudad. Nos conmueve y nos llena de orgullo estas deferencias y privilegios que nos conceden con motivo de nuestra visita oficial al Ecuador, invitados muy amablemente por el Presidente de la República, Rafael Correa; y, además, nos emociona recibirlas en un lugar tan bello y emblemático como lo es ésta iglesia de la Compañía de Jesús.
Vuestra capital es una ciudad proyectada hacia el futuro que busca la vertebración del espacio del ciudadano y del desarrollo urbano a través de mejores servicios, mejores oportunidades y más interrelación con quienes habitan en el abanico multicolor de sus barrios.
A pesar de lo ajustado de nuestra estancia en Quito y de la intensidad del programa de la visita, deseábamos de corazón aprovechar esta oportunidad para acercarnos, a través de sus representantes y de todos ustedes, a los quiteños y a sus entornos. Queríamos compartir con ellos su visión de ciudad que conjunta el núcleo urbano moderno que se proyecta en sus infraestructuras y servicios públicos, con la conservación de su patrimonio histórico y cultural, consiguiendo que se den la mano en la capital del Ecuador.
Quito, dibujada de conventos e iglesias que atesoran el esplendor artístico de la escuela quiteña, comparte escenario con espacios públicos restaurados y reformulados en términos artísticos y arquitectónicos, lo que ha hecho de su centro histórico una invalorable experiencia armonizadora de cultura, diseño y estructuración urbana. Por ello, en 1978 la UNESCO declaró a esta ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Cuatrocientos setenta y ocho años después de su fundación por el cordobés Sebastián de Benalcázar, Quito se ha convertido en crisol del Ecuador. Por sus calles y plazas discurren gentes procedentes de todo el país en una suerte de mestizaje en lo étnico, lo social y lo cultural. También en la actualidad más de 7.000 españoles viven en esta ciudad, formando parte de ella, de sus vivencias y costumbres, y participando intensamente en su día a día.
De esa presencia forman parte un número considerable y creciente de empresas españolas que colaboran en el desarrollo y la modernización de la ciudad y del país. Acabamos precisamente de clausurar el 'I Encuentro Empresarial Hispano-Ecuatoriano', con una importante presencia de empresarios de los dos países, actividad que, como muchas otras, incide positivamente en la presencia y la participación de España en Ecuador y en nuestro compromiso con el desarrollo y el futuro del país.
Es bien sabido, asimismo, que nuestra Cooperación realiza un trabajo profundamente enraizado con la ciudad y con su dimensión patrimonial y arquitectónica. Precisamente ayer tuvimos ocasión de visitar – ¡y admirar!- la iglesia de San Francisco que ha sido restaurada en el marco de actuación de la Cooperación Española. Por otro lado, y en este contexto de colaboración y amistad, la Embajada de España ofrecerá el próximo 7 de octubre, en el mismo escenario en el que nos encontramos, y con su inestimable apoyo, Señor Alcalde, un concierto en homenaje a la ciudad y a todos los quiteños.
Termino ya mis palabras agradeciéndoles de nuevo que nos hayáis hecho partícipes de la condición de Huéspedes Ilustres de esta ciudad a la que la Princesa y yo nos incorporamos con todo nuestro afecto.