Para mí es una alegría y un placer celebrar hoy con todos vosotros el I centenario del Instituto Español de Oceanografía. Gracias por vuestra invitación, por ofrecerme presidir el Comité de Honor y, sobre todo por el acierto de conmemorar esta efeméride que tan oportuna como ciertamente pone de relieve la tradición científica de España, así como nuestra vocación y dimensión marítima.
Nuestra vinculación con los mares y los océanos ha influido, incluso decisivamente, en la historia de nuestro país. Realmente, no se trata únicamente de una vocación mantenida en el tiempo, sino de una verdadera primacía histórica de España en los océanos. Españolas fueron las naves que primero atravesaron el océano Atlántico; español fue el descubridor para Occidente del océano Pacífico; hispánica fue la expedición que atravesó por primera vez ese océano y que dio la vuelta al mundo. Y españolas fueron también las primeras incursiones en el océano Antártico donde, por cierto, nuestro país ha tenido una intensa actividad científica y oceanográfica en los últimos lustros.
Un siglo ha pasado ya desde que el ilustre aragonés Odón de Buen del Cos convenciera al Gobierno y al Rey Alfonso XIII de la necesidad de crear un Instituto como éste. Desde entonces, con el mismo nombre, el IEO ha estado estudiando los océanos y resolviendo los desafíos que plantean nuestras aguas y las aguas de los demás mares del mundo. Algo, sin duda, imprescindible en un país como España, tan ligado a la mar y a sus costas. Odón y unos cuantos más abrieron caminos valiosos a nuestra ciencia y conocimiento del mar que luego España no supo agradecer del todo. Merecen sin duda un lugar muy alto de consideración institucional y popular; merecen toda nuestra gratitud y un rotundo homenaje en este día tan simbólico.
Hoy, cien años después, el IEO ha sabido adaptarse a los tiempos y cuenta con varios centros costeros, plantas de experimentación, estaciones mareográficas y una importante flota; y además, me alegra saber que está liderando importantes proyectos punteros de ámbito europeo. Todos ellos son activos con los que la oceanografía española ha conseguido situarse como un referente internacional en muchas áreas de la investigación marina y marítima.
En la actualidad, los retos a los que se enfrenta esta institución son varios y variados:
"...es de gran importancia que las Administraciones, las empresas y la sociedad en general nos comprometamos con el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación; para fomentar las vocaciones científicas y el mayor aprecio popular por la ciencia; para lograr retener más talento y dar más oportunidades a nuestros jóvenes científicos. Y no cabe duda acerca de que si hay que centrarse en algunas áreas de mayor potencial, las ciencias del Mar es una de ellas..."
El cambio climático y el calentamiento global son cuestiones que afectan a la salud de los mares, a la seguridad en las zonas costeras; que preocupan a la Comunidad Internacional y a las entidades que, como el Instituto, ayudan a obtener un mayor conocimiento y una mayor capacidad de anticipación y respuesta.
Otro de los grandes desafíos es el de la explotación de los recursos del mar de un modo sostenible, una materia de gran relevancia para el futuro de nuestro país y, realmente, para el de toda la Humanidad. Por eso son tan importantes los estudios que realizan instituciones como el IEO. Así se ha entendido, sin duda, tanto en España como en la UE, donde las estrategias de ciencia e innovación consideran muy seriamente el reto de la investigación marina y marítima.
Pero la generación de conocimiento, tanto en oceanografía como en cualquier otro campo, es fundamental para el crecimiento económico y para el progreso de las sociedades. La I+D+i es clave, es una de las palancas más necesarias para poder generar ese conocimiento y avanzar.
En España, hemos conseguido alcanzar un nivel muy considerable en el campo científico durante las últimas décadas. Se han hecho importantes esfuerzos para consolidar un sistema que permita que muchos de nuestros mejores talentos puedan desarrollar su labor en centros españoles de primer nivel, para que sus descubrimientos sean justamente valorados a escala internacional, y para que las grandes infraestructuras internacionales cuenten con nuestros científicos y técnicos. En suma, para que estemos entre los primeros países del mundo en producción científica y que se hagan avances importantes en muchos campos, desde la medicina a la energía, pasando por la astronomía o las humanidades.
Debemos profundizar en esa dirección. Por eso es de gran importancia que las Administraciones, las empresas y la sociedad en general nos comprometamos con el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación; para fomentar las vocaciones científicas y el mayor aprecio popular por la ciencia; para lograr retener más talento y dar más oportunidades a nuestros jóvenes científicos. Y está claro que si hay que centrarse en algunas áreas de mayor potencial, las ciencias del Mar es una de ellas.
En este contexto, no cabe duda de que el IEO está comprometido con la I+D+i. Su extensa experiencia en el estudio de los mares le ha permitido poner en práctica y ser ejemplo de ese compromiso con la ciencia y la innovación al que acabo de hacer referencia.
Termino mis palabras con una felicitación muy sincera a todo el personal del IEO, un instituto que cuenta con una historia centenaria, pero también con un futuro prometedor. El Instituto Español Oceanográfico es, en definitiva, un activo fundamental de la ciencia española por el que todos apostamos y al que deseamos los mayores éxitos para que siga contribuyendo, como ha hecho hasta ahora, al progreso y el bienestar de nuestro país.
Muchas gracias.