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Palabras de Su Majestad el Rey en la entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2014

Palacio Real de Madrid, 1.15.2015

Buenos días a todos y ante todo bienvenidos a este acto en el que la Corona, el gobierno, la administración Pública, la comunidad científica, las empresas y todos los invitados presentes, en representación de todos los españoles, rendimos homenaje a quienes, en su campo de especialidad y conocimiento científico, se han hecho merecedores en 2014 de un reconocimiento muy especial a su mérito, a su esfuerzo, a su aportación importantísima al avance de nuestra sociedad.

Es realmente un honor y un placer para la Reina y para mi recibirles en Palacio con este motivo y entregar, por primera vez, estos Premios Nacionales de Investigación. Y al hacerlo quiero aprovechar esta nueva oportunidad para poner todo el énfasis sobre la importancia de la investigación para lograr el mejor futuro que merece España; y también quiero reconocer su valor en el camino de progreso recorrido por nuestro país durante las pasadas décadas.

Por ello, al aplaudir el éxito de los cinco ilustres premiados de hoy ─su vocación, su pasión, su perseverancia y su esfuerzo─, queremos aplaudir y agradecer la labor de todos los hombres y mujeres que se han entregado, especialmente en las últimas décadas y no siempre en las condiciones más fáciles, a construir país haciendo lo que querían hacer y lo que mejor sabían hacer, esto es: Ciencia, investigar, poner los “ladrillos” que mejor edifican materialmente a la sociedad: los del saber y el conocimiento. Con su ejemplo, con sus experiencias y enseñanzas, con la comprensión y el apoyo social, público y privado, y con el fomento de nuevas vocaciones, sabremos continuar ─y siempre mejorar─ nuestra trayectoria e impacto científico en el mundo, para nuestro propio bien y el de toda la humanidad.

La ciencia y la tecnología han tenido, en efecto, un papel fundamental en nuestro desarrollo de las últimas décadas. La aprobación en 1986 —hace casi 30 años— de la Ley de la Ciencia permitió que nuestro sistema de I+D+i favoreciese la creación de un escenario más beneficioso para la ciencia y posibilitase que nuestros académicos e investigadores comenzaran a buscar socios en el resto de Europa y del mundo para sus proyectos más ambiciosos.

Desde entonces, la investigación española ha avanzado extraordinariamente; aunque siempre nos parecerá poco o insuficiente en relación a la realidad que nos gustaría ver en proporción a nuestro tamaño, población o peso económico o nivel de ambición y aspiración. Además, durante los últimos años, esta positiva trayectoria ha acusado los efectos de la crisis. Como consecuencia, muchos jóvenes investigadores han tenido dificultades en su carrera profesional y se han mermado los recursos que reciben las universidades y los organismos de investigación.

Esto nos debe hacer reflexionar sobre el papel que debe desempeñar la ciencia y la innovación en el futuro de nuestro país, pues la I+D+i es ─y será cada vez más─ esencial para hacer de España una nación más competitiva. Una sociedad que pueda ofrecer mayores oportunidades a las nuevas generaciones y que avance en la resolución de retos a los que todos los países nos enfrentamos, como la salud, la seguridad alimentaria, una energía limpia y eficiente, la defensa o también el cuidado del medio ambiente… entre muchos otros.

"...todos, —Universidad, empresas, Administraciones y el conjunto de la sociedad—, debemos hacer lo posible para incrementar las capacidades y el nivel de la ciencia española. Hace ya mucho que España se subió al tren de la ciencia y es evidente que no podemos permitirnos bajarnos de él, pues tendría consecuencias muy negativas para nuestro porvenir..."

Por ello, todos, —Universidad, empresas, Administraciones y el conjunto de la sociedad—, debemos hacer lo posible para incrementar las capacidades y el nivel de la ciencia española. Hace ya mucho que España se subió al tren de la ciencia y es evidente que no podemos permitirnos bajarnos de él, pues tendría consecuencias muy negativas para nuestro porvenir.

Pese a las dificultades a las que he aludido, España ha demostrado que posee un Sistema de Ciencia y Tecnología robusto. Tanto es así, que nuestro país es hoy la 10ª potencia mundial en producción científica gracias a factores como la creación de diversos centros de primer nivel internacional que atraen a investigadores españoles y extranjeros, la construcción de infraestructuras punteras, la capacidad para conseguir proyectos y ayudas europeas en concurrencia competitiva, o la participación en muchas de las mayores y mejores instalaciones científicas mundiales.

Pero lo que ha definido y distinguido a nuestra ciencia en estos últimos años ha sido, sin lugar a dudas, el talento de nuestros investigadores, hombres y mujeres capaces de conseguir que España sea un país de referencia en muchas áreas, desde la salud hasta las energías renovables pasando por el transporte ferroviario o el estudio de nuevos materiales. Un talento que es reconocido mundialmente. La magnífica labor de nuestros científicos e investigadores ha contribuido durante los últimos decenios a la construcción de una sociedad más culta y democrática, a extender la cultura de la ciencia y la innovación en nuestra sociedad y en nuestro sector productivo y, en suma, a la mejor imagen internacional de España. Aunque son tareas sobre los que hay que seguir actuando con intensidad, sin bajar la guardia, sin relajarnos.

Debemos tener muy presente que los ciudadanos son a un mismo tiempo los destinatarios últimos del conocimiento científico y tecnológico, y quienes sostienen la inversión pública. Por ello, es muy importante que seamos conscientes del papel de la ciencia en nuestra historia reciente y que sepamos mirar al futuro desde el reconocimiento objetivo de lo que somos, desde el conocimiento de nuestros avances y, también, de lo que nos queda por recorrer.

Una sociedad más formada y culta en el ámbito científico podrá identificar mejor esos retos, fortalezas y debilidades. Es preciso un esfuerzo redoblado en la promoción de la cultura científica para poder contar con instituciones científicas del más alto nivel y para conseguir que la innovación se convierta en una actitud y una actividad sistemática en nuestro sector productivo.

Señoras y señores,

En esta ocasión, tenemos con nosotros cinco ejemplos excelentes del talento y la calidad de los investigadores españoles. Formados dentro y fuera de nuestras fronteras, Jesús María Prieto Valtueña, Joan Massagué Solé, José María Benlloch Baviera, José Luis García Delgado y Violeta del Monte Barreto han desatacado por sus aportaciones de alto impacto en las áreas de Medicina, Biología, Ingeniería, Derecho y Ciencias Económicas y Sociales, y Humanidades. Con la Reina, os doy la enhorabuena a todos por estos galardones tan merecidos que estimulan la labor y la profesionalidad de todos los investigadores de nuestro país.

Termino ya mis palabras señalando que actos como este que hoy nos reúne son verdaderamente necesarios y bienvenidos, porque suponen un merecido reconocimiento a nuestros mejores talentos en el ámbito de la ciencia y porque nos permiten valorar como es debido la contribución que nuestros científicos realizan a la sociedad española.

Muchas gracias.

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