Nos sentimos encantados de encontrarnos de nuevo en esta ciudad, que llevamos en el corazón, en un día tan especial en el que conmemoramos el veinticinco aniversario de la inauguración de la Exposición Universal de Sevilla.
Sevilla simboliza algunas de las más altas cotas que nuestro país ha alcanzado a lo largo de su historia. Su belleza y el carácter hospitalario que distingue a los sevillanos son proverbiales.
Aquí vivieron y dejaron sus huellas muchos pueblos que contribuyeron a la formación de España. La propia Roma se sintió orgullosa de sus grandes emperadores Trajano y Adriano.
Los árabes y las grandes dinastías magrebíes la convirtieron en una de sus grandes capitales a la que dotaron de magníficos monumentos. Fue, también, la ciudad que unió España con el Continente americano.
Su posición geográfica y el dinamismo de sus habitantes hicieron que Sevilla se convirtiera en crisol de culturas y que hoy día se pueda sentir orgullosa de su doble dimensión atlántica y mediterránea.
El año 1929 acogió la gran Exposición Iberoamericana, acontecimiento decisivo que le permitió demostrar al mundo su pujanza y vitalidad, sirviendo además para transformar y modernizar el urbanismo sevillano que todavía hoy podemos admirar.
La Expo´92 fue concebida para rendir homenaje a la capacidad descubridora e innovadora del ser humano, con ocasión del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos. Un acontecimiento que revolucionó la historia de la Humanidad y que supuso el inicio del proceso de globalización.
"...Felicito, pues, a la ciudad de Sevilla por su iniciativa de conmemorar aquel gran acontecimiento que puso de relieve en todo el mundo, desde esta querida tierra andaluza, el empuje de una España segura de sí misma y comprometida con el futuro..."
Aquella efeméride ofreció una ocasión singular para que todos los países se reunieran para mostrar lo mejor de sus logros y de su cultura. Fue un proyecto realmente ambicioso que encontró en esta magnífica capital de Andalucía el espacio idóneo para plasmarse.
España estuvo, sin duda, a la altura del desafío. Consiguió una participación de países, organizaciones internacionales y grandes empresas sin precedentes. Y atrajo un número de visitantes como ningún otro acontecimiento similar. Nuestro país proyectó además la más amplia y rica representación de su realidad y su cultura.
Lo logró gracias a la colaboración de Administraciones y empresas, con el apoyo de los ciudadanos y de la sociedad civil, y con un gran equipo que tuvo al frente a Manuel Olivencia, a Emilio Casinello y a Jacinto Pellón. A todos les debemos la mayor gratitud.
El éxito de aquella Exposición Universal quedó patente en quienes la visitaron y constituyó verdaderamente el punto de partida de un nuevo concepto de encuentros internacionales.
Y tras su clausura dejó además un legado muy fructífero, no solo por el alcance de las infraestructuras de comunicaciones, transportes y servicios que se crearon, sino también por el potencial propio que supo proyectar la ciudad de Sevilla.
En la actualidad, el Parque Científico y Tecnológico Cartuja acoge a centenares de entidades económicas, académicas y tecnológicas que contribuyen a la economía de la ciudad generando empleo y con un importante volumen de negocio.
Felicito, pues, a la ciudad de Sevilla por su iniciativa de conmemorar aquel gran acontecimiento que puso de relieve en todo el mundo, desde esta querida tierra andaluza, el empuje de una España segura de sí misma y comprometida con el futuro.
Termino ya mis palabras agradeciendo con la Reina Sofía vuestra invitación para participar en este acto tan entrañable, y rindiendo homenaje a todas las personas que hicieron posible ese gran proyecto de Sevilla, de Andalucía y de toda España que siempre recordaremos con inmenso orgullo y gran emoción.
Muchas gracias.