Quiero, en primer lugar, dar las gracias a la Asociación de Amistad Hispano-Francesa por este reconocimiento que tanto me honra y a su Presidente por las generosas palabras que me ha dedicado.
Me satisface especialmente haber compartido, junto con los que fueron Presidentes de la República Francesa durante mi Reinado, la Presidencia de Honor de una Asociación que desde hace casi 35 años promueve actividades de carácter cultural, económico y social, para enriquecer las relaciones entre Francia y España.
Los fundadores de la Asociación, convencidos de que el diálogo es la mejor herramienta para entrelazar voluntades y consensuar opiniones, han sabido orientar desde la sociedad civil los espacios de convergencia a ambos lados de los Pirineos.
Durante las últimas décadas en esta casa se han organizado centenares de coloquios, estudios y seminarios que han tratado en cada momento cuestiones fundamentales de la agenda bilateral franco-española, siempre desde la tolerancia y el respeto.
La institución ha querido mirar un poco más allá y apostar por el futuro de la amistad hispano-francesa, implicando a los más jóvenes, a través de proyectos como su Bolsa de Prácticas para estudiantes.
Formar parte, a partir de esta noche, de la ilustre lista de personas e instituciones que han recibido el Premio Diálogo me honra y me ilusiona.
"...Francia y España son países vecinos y hermanos que comparten una historia común, con unas relaciones hechas de alianzas y rivalidades, de ambiciones análogas, y que, desde hace largo tiempo, mantienen una confianza mutua sin fisuras. Francia fue para España, en la primera parte del siglo XX, tierra de asilo y referencia democrática y desde los albores de nuestra Transición política, se volcó con nuestro proceso de democratización. Fue primero un referente al que admirar, y más tarde un ejemplo al que seguir...."
Créanme si les digo que, a lo largo de mi vida, he entregado muchísimos más premios de los que he recibido y el que hoy me otorgan, además de darme la oportunidad de encontrarme con todos ustedes, me ha inspirado algunas reflexiones sobre la naturaleza de la relación entre nuestros países, y me ha hecho rememorar algunos momentos de nuestra historia común que tuve el privilegio de vivir muy de cerca.
Francia y España son países vecinos y hermanos que comparten una historia común, con unas relaciones hechas de alianzas y rivalidades, de ambiciones análogas, y que, desde hace largo tiempo, mantienen una confianza mutua sin fisuras.
Francia fue para España, en la primera parte del siglo XX, tierra de asilo y referencia democrática y desde los albores de nuestra Transición política, se volcó con nuestro proceso de democratización. Fue primero un referente al que admirar, y más tarde un ejemplo al que seguir.
Algo más de 40 años después de nuestro primer viaje a Francia como Reyes de España, es preciso destacar la amplitud e intensidad alcanzada en nuestras relaciones bilaterales, felicitarnos por el trabajo conjunto que hemos hecho en la Unión Europea y congratularnos por nuestras acciones concertadas en materia de seguridad y de mejora en las relaciones internacionales de un mundo cambiante.
Pero, sobre todo, debemos alegrarnos por cómo nuestros ciudadanos se conocen y comprenden mejor y por cómo nuestros pueblos comparten valores y culturas generadoras de democracia y solidaridad.
Hoy, la Reina Sofía y yo nos sentimos muy contentos de compartir esta cena con ciudadanos de España y Francia que integran esta Asociación.
Deseo, por último, dejar constancia de que durante todo mi Reinado siempre encontré en Francia la más cálida y cordial hospitalidad y reconocimiento.
Sólo me queda, con mi agradecimiento, animaros a seguir profundizando en el conocimiento recíproco de nuestras sociedades y levantar mi copa en honor del nuevo Presidente de la República Francesa.
Muchas gracias.