Me alegra mucho presidir, junto a la Reina Sofía, este acto de entrega de la Medalla de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando al Teatro Real.
Una distinción que se otorga anualmente a personas o entidades que han destacado de manera sobresaliente en el estudio, promoción o difusión de las artes, protección del patrimonio histórico, natural y cultural y, como es el caso del Teatro Real, en el campo de la creación artística.
Nos llena de orgullo regresar a esta Real Academia que ha sabido modernizarse y adecuar su papel a los tiempos actuales.
Entre los avances de esta institución, que tanto valoro, quiero resaltar la labor consultiva en materia histórico-artística que ofrece al Estado a través de su Comisión de Monumentos y Patrimonio Histórico, así como la importante programación cultural desarrollada desde su museo, la Calcografía Nacional, el Archivo Biblioteca y su Taller de Vaciados.
"...son dignas de elogio las iniciativas del Teatro Real para incorporar a nuevos públicos, muy especialmente a los jóvenes, y el desarrollo de un Programa Social que tiene como objetivo la integración y el crecimiento personal de determinados colectivos desfavorecidos a través de la música..."
La Medalla de Honor que esta Real Academia ha concedido al Teatro Real reconoce, en primer lugar, la historia de una institución cultural que, desde sus primeros pasos en 1818, ha alcanzado en nuestros días una altísima calidad en sus producciones artísticas con una notable proyección internacional.
Junto a su apuesta en el campo de la innovación tecnológica, son dignas de elogio sus iniciativas para incorporar a nuevos públicos, muy especialmente a los jóvenes, y el desarrollo de un Programa Social que tiene como objetivo la integración y el crecimiento personal de determinados colectivos desfavorecidos a través de la música.
Cuando se cumplen veinte años de su reapertura, quiero felicitar y recordar a todos los que han contribuido a que el Teatro Real sea hoy un activo destacado de nuestra cultura, con mi deseo de que continúe abriendo sus producciones al conjunto de la sociedad.
Con nuestro agradecimiento de corazón por las muy generosas palabras que nos han dedicado, quiero, por último, animar a esta Real Academia para que continúe su encomiable labor generadora de sabiduría y referente de las Bellas Artes en España.
Con toda nuestra gratitud y mejores deseos a la Academia y al Teatro Real.
Muchas gracias.