Quiero comenzar esta intervención expresándoles mi satisfacción por encontrarme con todos ustedes nuevamente en los Estados Unidos. Desde que se puso en marcha hace 20 años el programa de Hispanos, producto del interés de la sociedad española por la realidad hispánica de los EE.UU., nos hemos reunido en España en varias ocasiones, cuando han visitado nuestro país invitados por la Fundación Carolina. Solo en dos ocasiones anteriores, en 2006 en Washington y en 2012 en Nueva York, nos hemos encontrado en esta gran Nación que siempre nos recibe con tanto afecto y hospitalidad.
En la historia reciente, las relaciones entre España y EEUU han estado marcadas por la amistad y la confianza mutua. Este entendimiento hunde sus raíces siglos atrás, como lo demuestra la fundación de importantes poblaciones situadas en ambas costas del país, como San Agustín en Florida y San Diego en California, o como San Antonio en Texas, cuyo tercer centenario nos ha traído precisamente a aquí.
El propósito de estas celebraciones radica en evocar el legado de nuestro patrimonio cultural, subrayar el hilo fraternal que nos une y destacar el ejemplo de pluralidad y convivencia en el que se ha convertido esta ciudad. Pero a su vez, es necesario aludir a la robusta huella hispana que no solo pervive, sino que se manifiesta con decisión y orgullo, tanto aquí como en todos los EE.UU. No es preciso que acuda a las formidables cifras de la demografía hispana, aunque sí deseo señalar que, con 59 millones de hispanos, ya son casi el doble de lo que eran cuando nació el programa en 1998. Hoy me gustaría compartir varias reflexiones que podemos extraer de la experiencia de estos años.
En 1er lugar, me referiré al elemento cultural. Al igual que ustedes, siempre hemos considerado que la personalidad hispana engloba una diversidad de tradiciones y de costumbres extraordinarias. En ella se combinan sus culturas de origen junto con el sentimiento comunitario hispano y la ciudadanía estadounidense. Esto les dota de una apertura y una riqueza creativa e intelectual innegables, universalmente reconocidas y verdaderamente beneficiosas en la realidad globalizada de nuestros días. El arte hispano con capital en los EE.UU. goza de una formidable proyección internacional.
En este terreno debemos poner de relieve siempre la importancia de la lengua española como símbolo y herramienta de su potencia cultural. El progresivo empuje del español en los ámbitos de la comunicación y los negocios es un hecho contrastado. Y, como españoles e hispanoamericanos, nos enorgullece su expansión geográfica y social, así como el lógico prestigio creciente del bilingüismo. El carácter del español como lengua materna de gran parte del continente americano convierte a nuestro idioma en un sistema especialmente apto para expresar la memoria emocional y afectiva de las culturas que lo tienen como propio. Confiamos en que los EE. UU., como segunda nación hispanohablante del mundo, sabrán cuidar y enriquecer este caudal histórico.
"...debemos preservar nuestro sistema de valores y nuestras libertades con más fuerza que nunca. En esta tarea, ustedes, como herederos de la cultura humanista y, a su vez, ciudadanos de esta nación de larga raigambre democrática están llamados a desempeñar un papel muy importante..."
La 2nda reflexión que deseo compartir afecta a la dimensión formativa y laboral. Somos conscientes de que otro de los rasgos que más les unen es el esfuerzo que han invertido para abrirse paso en sus vidas. En consecuencia, apreciar cómo los campus registran cada vez más hispanos y cómo sus negocios y empresas prosperan nos llena de admiración. Su espíritu de trabajo y superación, además de romper falsos estereotipos, sirve de inspiración a las nuevas generaciones y representa un modelo de innovación social.
Esta actitud, que coincide con el mundo de oportunidades que proporciona la revolución digital, está situando al emprendimiento hispano como un claro caso de éxito global. Sabemos que persisten muchos obstáculos, que la movilidad social no siempre es fácil y que se requieren mayores niveles de formación para hacer realidad sus objetivos. Pero al mirar atrás, vemos una tendencia de crecimiento sostenida que debe impulsarles hacia el porvenir con ilusión. Y en ese propósito podrán contar con la cooperación científica y empresarial de España que, en todo momento, les apoyará en el ámbito iberoamericano y europeo.
Ello me lleva a la tercera y última cuestión, que concierne a los valores democráticos. El lenguaje de la libertad tiene un inconfundible acento iberoamericano. Efectivamente, Iberoamérica es una de las regiones del mundo que aglutina un mayor número de democracias, lo que configura un gran espacio que tiene como guía la defensa de los derechos fundamentales, el imperio de la ley y la cohesión social.
En este contexto, debemos preservar nuestro sistema de valores y nuestras libertades con más fuerza que nunca. En esta tarea, ustedes, como herederos de la cultura humanista y, a su vez, ciudadanos de esta nación de larga raigambre democrática están llamados a desempeñar un papel muy importante.
Por último, no me queda sino reiterar el apoyo de España a su progreso y agradecer a la Fundación Carolina por la organización de esta Convención. Felicidades por su trabajo impecable y continuado que se ha revelado indispensable para mantener un canal de contacto directo con ustedes. Me consta que durante estas jornadas están profundizando en las mismas cuestiones que he mencionado, con el fin de trazar líneas de colaboración sólidas para los próximos años.
Cuenten siempre como el apoyo de la Corona y de España entera. Ustedes son parte de nuestra identidad.
Muchas gracias.