Agradezco vuestra invitación para que os acompañe hoy después de que hayáis celebrado la quinta Asamblea General de la World Federation of the Deafblind y la undécima Helen Keller World Conference. Gracias a todos los que venís de tantos lugares lejanos para plantear inquietudes y necesidades y para avanzar en la defensa de los derechos de las personas sordociegas.
Gracias también, claro, al alcalde de la ciudad de Benidorm por acoger estos días una reunión tan importante que nos concierne a todos.
"...no sólo es necesaria la comprensión por parte de la sociedad de lo que significa no ver y no oír. Es esencial transmitir que todas esas demandas van acompañadas del deseo profundo de cada persona sordociega de aspirar a tomar sus propias decisiones y vivir del modo más pleno posible..."
Cuando hablamos de personas sordociegas, y para eso estamos aquí, para hablar de cómo mejorar la vida de este colectivo, nos estamos refiriendo a cuestiones muy básicas para el desarrollo integral de cualquier ser humano.
Hablamos de reducir vulnerabilidades, de lograr la accesibilidad universal, de integración plena, del reconocimiento de la sordoceguera como una discapacidad única y diferenciada, de acceso a los servicios de un guía-intérprete.
No sólo es necesaria la comprensión por parte de la sociedad de lo que significa no ver y no oír. Es esencial transmitir que todas esas demandas van acompañadas del deseo profundo de cada persona sordociega de aspirar a tomar sus propias decisiones y vivir del modo más pleno posible.
Termino con una mención a los guías-intérpretes, sin cuya labor no es posible la independencia de las personas con las que trabajan. Conseguir que, cada día, un ser humano sordo y ciego consiga saltar por encima de la oscuridad y el silencio es un logro admirable. Mi reconocimiento y respeto también para ellos.