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Palabras de S.M. el Rey en la Inauguración del XXI Congreso Nacional de la Economía Familiar

Palacio de Congresos de Valencia, 10.29.2018

Muchas gracias President, autoridades y asistentes por vuestra acogida de hoy. Es sempre un plaer vindre a València, com tindré molt prompte l’oportunitat de fer de nou pels premis Rei Jaume I i la nit de l’economia valenciana.

Un año más, tengo la alegría de acompañar a la Empresa Familiar española en vuestro Congreso Nacional –en este caso, para inaugurarlo. Y me alegra hacerlo porque soy muy consciente de la importancia y peso que representáis en nuestra economía y en nuestra sociedad. Además, este foro supone un esfuerzo constructivo y valioso para crear un espacio casi permanente de encuentro, de intercambio y reflexión para la mayoría de las empresas familiares españolas.

El año pasado se cumplieron precisamente 25 años de la creación del Instituto de la Empresa Familiar, y este año, la Red de Cátedras de Empresa Familiar, la mayor en el mundo en esta disciplina, alcanza su 20º aniversario; una red en la que trabajan 200 profesores universitarios que forman a una media de 2.000 alumnos al año en toda España. Debemos felicitarnos por todos estos hitos que confirman la vitalidad y la proyección de la empresa familiar en nuestro país.

Es la segunda vez que se realiza este Congreso en Valencia, una ciudad y una Comunidad con una fuerte vocación empresarial, abierta al exterior, y con una gran tradición y presencia de empresas familiares. Algo que no puede extrañar ni sorprender, ya que esta tierra y sus gentes siempre han dado un gran ejemplo de dinamismo y de espíritu emprendedor, volcados en el progreso y en la internacionalización de nuestra economía como claves para la creación de riqueza y de empleo.

En esta edición, el lema del congreso es “Comprometidos con el futuro”. Sin duda, una expresión muy acertada y oportuna –y además intemporal, más allá de coyunturas− para un futuro en el que las empresas familiares son unas de las grandes protagonistas. Y nadie mejor que estas empresas, que entendéis perfectamente el significado y la importancia del legado, para hablar del porvenir y para saber cómo proyectar ese potencial hacia el futuro.

"...las empresas familiares siempre han identificado a los valores como unos de sus principales activos, porque son, precisamente, la clave de la confianza. Oír hablar de largo plazo, de prudencia, de apego al territorio, de acuerdos, de estabilidad, y de innovación a empresarios como vosotros, en un mundo donde los mercados financieros giran a menudo en función de la noticia del día, donde debemos aprender a convivir con la incertidumbre, y donde surgen nuevos retos cada día, es siempre un estímulo y una verdadera guía para seguir avanzando..."

Sois, efectivamente, actores económicos muy relevantes, tan solo por lo que suponéis en términos de peso relativo ─el 90% de las empresas, el 60% del empleo del sector privado y el 70% del valor añadido bruto─. Pero lo sois aún más por lo que representáis en términos de valores. En una sociedad digital, donde la transparencia es uno de los elementos que definen el mundo en el que nos movemos, las instituciones, las personas, las empresas, debemos entender que las decisiones de vida, de consumo, de ocio, laborales, etc., deben estar determinadas siempre por los mejores valores.

En este sentido, hay que reconocer que las empresas familiares siempre han identificado a los valores como unos de sus principales activos, porque son, precisamente, la clave de la confianza. Oír hablar de largo plazo, de prudencia, de apego al territorio, de acuerdos, de estabilidad, y de innovación a empresarios como vosotros, en un mundo donde los mercados financieros giran a menudo en función de la noticia del día, donde debemos aprender a convivir con la incertidumbre, y donde surgen nuevos retos cada día, es siempre un estímulo y una verdadera guía para seguir avanzando.

Al mismo tiempo, los empresarios familiares habéis sido en todo momento una referencia económica. Pero, como digo, la relevancia cada vez mayor de los valores y de vuestros compromisos os está situando también como una referencia social. Merecéis por ello el mayor reconocimiento y que vuestra aportación sea conocida y reconocida por nuestra sociedad, por nuestros jóvenes.

A veces se ha diferenciado entre emprendedor y empresario, asociando el emprendedor a proyectos pequeños, y relacionando al empresario más con las grandes empresas. Esta diferenciación ha ido ligada en ocasiones a una diferente imagen de cada uno de ellos. Vinculado a esto, es preciso señalar, como ha puesto de manifiesto el Instituto de Empresa Familiar en reiteradas ocasiones, que uno de los grandes retos de nuestra economía es, precisamente, la dimensión de las empresas españolas, más pequeñas de media que en otros países de nuestro entorno. Y este hecho condiciona ciertamente las relaciones laborales, los sueldos, la inversión en I+D+i, la apuesta por la formación durante toda la vida laboral, la captación de talento, y hasta en ocasiones las posibilidades o facilidades de digitalización…, aunque esto ya no es ni siquiera una opción.

Así, en las empresas de mayores dimensiones, más internacionalizadas y que apuestan por el crecimiento, las posibilidades de mejorar una carrera profesional son, en principio, mayores. Y, sin embargo, cuando se pregunta sobre la imagen del empresario asociada a las grandes empresas, se observa que todavía hay un claro margen de mejora, como se ha comentado hoy aquí.

Confío en que este Congreso sirva para analizar cómo dar a conocer las historias de duro trabajo, de dedicación y de valentía que hay detrás de cada empresa: sus orígenes, los esfuerzos, la ilusión, pero también los riesgos y los problemas diarios, sin miedo a reconocer que, en las actividades empresariales, a veces se gana y otras, se pierde.

Estoy seguro de que este Congreso de Valencia será, como ya nos tenéis acostumbrados, un verdadero éxito. Tengo la seguridad de que las conclusiones que extraeréis de aquí estos dos días servirán para continuar construyendo sólidos mensajes de optimismo, siempre con la mirada puesta en el futuro y las raíces bien profundas en nuestro presente.

Gracias por vuestro compromiso.

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