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Palabras de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos en la presentación del libro “Las Cumbres Iberoamericanas. Una Contribución a su historia”

Universidad Pontificia Comillas ICADE. Madrid , 1.29.2019

Muchas gracias, en primer lugar, por las generosas palabras que me han dedicado y gracias también, querido Rector, por su acogida en esta institución que tanto valoro.

Hoy tengo la alegría de dirigirme a todos ustedes con la misma esperanza en el futuro de la Comunidad Iberoamericana que cuando celebramos nuestra primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno.

Fue hace casi tres décadas, en 1991, en la ciudad mejicana de Guadalajara. Aquel acto, sin duda histórico, reunió a los dignatarios de las Naciones de lenguas española y portuguesa de América y la Península Ibérica.

En aquella ocasión ya señalé que consideraba un privilegio asistir al nacimiento de un proyecto largo tiempo anhelado: el logro de una Comunidad de Naciones fuerte, próspera, democrática y respetuosa con los derechos humanos.

Desde entonces, se han celebrado 26 Cumbres, la última en La Antigua, Guatemala. Todas ellas han estado consagradas al progreso y al desarrollo de nuestros pueblos, que comparten pasado, presente y futuro en todos los órdenes de la vida.

Como en todo proyecto humano a lo largo de la historia, hemos vivido periodos de avances y retrocesos. Pero la andadura que empezó en 1991 tuvo un recorrido decididamente muy positivo para la Comunidad que nos une y que hoy tiene, estoy seguro, un horizonte prometedor, cargado de esperanza para nuestros pueblos.

Esta mañana me honra presidir la presentación del libro que ha coordinado mi buen amigo Enrique Iglesias, primer Secretario General Iberoamericano, para recoger la experiencia de las personas que han trabajado en las veinticinco primeras Cumbres. Como él mismo dice, estas son, al igual que serán las siguientes, “el proyecto de diálogo y entendimiento más importante de los países iberoamericanos en su larga historia”.

"...en efecto: la Corona de España, representada hoy por el Rey Felipe VI, mi hijo, siempre ha estado y siempre estará comprometida con una Comunidad que comparta valores democráticos, dos hermosas lenguas como el español y el portugués, una riqueza cultural inigualable y, desde luego, la fuerza de una ambiciosa cooperación en los ámbitos de la economía, el comercio, la educación, la sanidad, la ciencia o la tecnología..."

Y quiero decir que es especialmente oportuno que sea Enrique quien haya impulsado esta extraordinaria iniciativa. Por un lado, por su recorrido vital: nacido en la querida Asturias, una de las cunas de la Nación española, Enrique se enraizó desde la niñez en la generosa patria uruguaya, que siempre lleva en lo más hondo de su corazón.

Por esta razón, Enrique Iglesias es un iberoamericano singular, pues en su persona y en su biografía se abrazan las dos orillas del Atlántico.

Por otro lado, en la trayectoria profesional de Enrique Iglesias se han unido siempre la excelencia con el más alto sentido del deber, allí donde sus obligaciones le han reclamado. Sea en la política, la economía, las relaciones internacionales o la cooperación, Enrique Iglesias ha aportado en todo momento lo mejor de sí mismo a favor de los ciudadanos y de la concordia entre los países. Por estas razones tuve la satisfacción de imponerle en 2014 el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro.

Del libro, permítanme destacar la rigurosa revisión histórica del profesor Celestino del Arenal. También los importantes Informes que elaboraron para mejorar la estructura de las Cumbres tanto el presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, como el de Chile Ricardo Lagos. Asimismo, el trabajo que han dedicado y siguen aportando los profesionales de la Secretaría General Iberoamericana ─con la Secretaria General Rebeca Grynspan a la cabeza─, así como los de los países que han acogido a los mandatarios en las sucesivas Cumbres.

Y aquí, quiero recordar y reconocer también con mucho afecto a todos los que han contribuido a construir el gran espacio de cooperación; al embajador Jorge Alberto Lozoya, que en su día puso en marcha la anterior Secretaría de Cooperación Iberoamericana, y a todos los que, día a día, impulsan el rico Sistema Iberoamericano que fortalece y da vigor a nuestra gran Comunidad de Naciones. A la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura; a la Organización Iberoamericana de Seguridad Social; al Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica; y a la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos.

Queridos amigos,

En el mensaje que envié en su día para saludar esta notable obra, recuerdo una reflexión que hizo el propio Enrique Iglesias hace más de diez años. Dijo que la Corona de España había pasado a ser “una institución Iberoamericana”.

En efecto: la Corona de España, representada hoy por el Rey Felipe VI, mi hijo, siempre ha estado y siempre estará comprometida con una Comunidad que comparta valores democráticos, dos hermosas lenguas como el español y el portugués, una riqueza cultural inigualable y, desde luego, la fuerza de una ambiciosa cooperación en los ámbitos de la economía, el comercio, la educación, la sanidad, la ciencia o la tecnología.

Muchas gracias y enhorabuena, de verdad, por este excelente trabajo que merece la mayor difusión y que supone un valioso incentivo para seguir preservando el buen trabajo ya hecho con el fin de dejar a las futuras generaciones un futuro de esperanza y de paz.

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