Para la Reina y para mí es una inmensa alegría encontrarnos hoy aquí con una representación de la colectividad española en Argentina, la más numerosa de todas las colectividades españolas fuera de España. Por eso, puedo decir que hoy, en la Argentina y entre vosotros, estamos y nos sentimos en casa.
Muchos de vosotros sois protagonistas directos, otros herederos, de la emigración de cientos de miles de españoles que, por razones diversas, se vieron forzados a abandonar nuestra patria. A veces huyendo de la pobreza o por razones políticas; otras veces en busca de mejores oportunidades. Muchos encontrasteis a este lado del Atlántico otra patria, la Argentina, que os recibió con los brazos abiertos y que os dio la ocasión de desarrollar vuestras capacidades y de construir aquí vuestras vidas y familias.
Al mismo tiempo, hicisteis una aportación muy significativa al desarrollo de vuestro país de acogida, sin dejar de contribuir al bienestar de quienes dejasteis atrás en España.
Quiero hoy dejar constancia de lo mucho que os debemos tanto los españoles como los argentinos. De lo mucho que hay de vuestro esfuerzo y entusiasmo en una relación entre Argentina y España cada vez más estrecha, que fue, es y será fuente de bienestar para los ciudadanos de ambos países. Y quiero también, porque es de justicia, reiterar una vez más nuestro agradecimiento a la Argentina por la generosidad con que os recibió y por la solidaridad que brindó cuando la necesitamos.
"...Nuestra relación se ha construido sobre lo mucho que hemos compartido a lo largo de muchos años, de décadas y décadas de trabajo común, de unos mismos valores y del convencimiento de que la democracia y la libertad son la base de la convivencia civilizada y en paz, y el mejor instrumento para avanzar en la creación de sociedades más justas y más prósperas..."
Algunos de vosotros habéis llegado en tiempos más recientes, acompañando el proceso inversor que contribuyó decisivamente a la internacionalización de la empresa y la economía españolas. España no sería lo que es hoy sin vuestro esfuerzo y vuestra aportación, y creo no exagerar si digo que, gracias en alguna medida a vosotros, la Argentina es hoy también un país más próspero y moderno.
Somos conscientes de que dentro de vuestras preocupaciones actuales está el hecho de que muchas de las instituciones que habéis ido creando a lo largo de los años están encontrando dificultades para adaptarse a los tiempos actuales. Son instituciones todas ellas valiosas, algunas emblemáticas, que han prestado grandes servicios a la colectividad y que pueden y deben seguir haciéndolo, pero que hoy necesitan adaptarse a las nuevas circunstancias. Para ello es imprescindible, entre otras cosas, que los jóvenes las tomen como propias y participen o incluso impulsen el proceso de renovación. Para ello contáis siempre con nuestro aliento y apoyo.
España y la Argentina mantenemos hoy una excelente relación que nos ayuda a afrontar juntos los distintos desafíos. Se trata siempre de acercar, de construir. Es una responsabilidad de todos y que tenemos especialmente las Instituciones para corresponder a vuestro esfuerzo y al de los miles de argentinos que han decidido vivir entre nosotros allá en España.
Nuestra relación se ha construido sobre lo mucho que hemos compartido a lo largo de muchos años, de décadas y décadas de trabajo común, de unos mismos valores y del convencimiento de que la democracia y la libertad son la base de la convivencia civilizada y en paz, y el mejor instrumento para avanzar en la creación de sociedades más justas y más prósperas.
Y para todo ello vuestro concurso es imprescindible, y me consta que no lo regateáis, como tampoco vuestro amor a España, que sabéis hacer compatible sin la menor dificultad con el cariño y el agradecimiento a vuestra tierra de adopción. Vosotros sois testimonio vivo de que se puede ser a la vez argentino y español. Eso es precisamente una manifestación de ser ciudadanos del mundo. Os animo a que, con vuestro ejemplo diario, sigáis dando testimonio de universalidad, lo que equivale a dar testimonio de humanidad.
Tened la seguridad de que, en ese empeño, contáis con el apoyo, la solidaridad y el afecto de vuestros compatriotas de la otra orilla del océano. Allí se admira vuestra tenacidad y vuestro incansable trabajo por la prosperidad de Argentina y de España.
Admiración a la que la Reina y yo tenemos la satisfacción de sumarnos hoy aquí, en Buenos Aires.