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Palabras de Su Majestad el Rey en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española - CILE

Teatro del Libertador General San Martín. Córdoba (Argentina), 3.27.2019

Por segunda vez, la República Argentina acoge el Congreso Internacional de la Lengua Española, cuando no se han borrado aún los recuerdos del Congreso celebrado en 2004 en la ciudad de Rosario. Era aquel el tercero de una serie inaugurada en la mexicana Zacatecas y continuada en el corazón de Castilla, en Valladolid.

En el Congreso de Rosario se produjo un cambio inesperado. Los ciudadanos, que habían preparado con ilusión la celebración adornando calles y casas, se adueñaron del Congreso popularizándolo. Ya no eran solo los congresistas quienes sentían y exteriorizaban el gozo de encontrarse con hispanohablantes de diversos países. Toda la ciudad se convirtió en capital de nuestra lengua común y festejaba la palabra como el tesoro más precioso que, sin distinción de clases sociales y de ideologías, nos pertenece a todos por igual. Sentó así Rosario un precedente que los congresos que le siguieron se han esforzado en continuar.

Es significativo por sí solo el hecho de que otra ciudad argentina, transcurrido poco tiempo, haya solicitado ser sede de un nuevo encuentro. Esta ciudad, con toda justicia llamada la Docta, lo ha hecho convencida de que su historia y su vitalidad contemporánea y actual le permiten hacer una aportación enriquecedora al Congreso y a nuestra lengua. Quiero, ante todo, agradecer al Gobierno nacional y a su Presidente, a los gobiernos de la Provincia y del Municipio, aquí representados por el Gobernador y el Intendente, la generosidad con que nos abren las puertas para recibirnos y su excelente trabajo, realizado junto con el Instituto Cervantes, la Real Academia Española y ASALE, acompañados de numerosas instituciones.

Debemos saludar a su gloriosa Universidad, fundada con la matriz de nuestra universidad de Salamanca, que acaba de celebrar su octavo centenario. La Universidad Nacional de Córdoba es universalmente conocida por el esfuerzo de responder a las exigencias de los tiempos, adaptando los principios básicos de libertad de pensamiento y los nuevos horizontes sociales. Le deseamos por ello que en esa línea «viva, crezca y florezca», como todas las universidades de la provincia de Córdoba, que renuevan día a día la tradición académica y acreditan con justicia el apelativo de su capital.

Saludamos también a todos los estamentos sociales. Estos congresos, que ciertamente incluyen sesiones de discusión de estudios, no han pretendido nunca llevar la marca de científicos. Están abiertos de par en par a toda la sociedad. El programa de esta edición es una muestra clara de ese espíritu inclusivo e integrador al proyectarse, con amplitud y generosidad, hacia campos tan vastos como la cultura, la educación, la tecnología y el emprendimiento, contemplados con mirada de futuro. Campos en los que viven y se realizan los hispanohablantes. El porvenir del español es un compromiso de todos, de las instituciones públicas y privadas y de la sociedad civil, cuyo dinamismo alumbra cada día nuevas iniciativas colaborativas en torno a nuestra lengua común, que mostrará este congreso.

"...se prestará atención en las sesiones del Congreso a la revolución tecnológica que la Comunidad Iberoamericana de Naciones ha de afrontar con decisión en todos los medios de la investigación y el estudio: de la Universidad a la escuela primaria. Esta consagración vital será a la vez un apoyo decisivo para que el español sea lengua de comunicación internacional, también en el ámbito de la ciencia y del emprendimiento..."

Vuestro Jorge Luis Borges —nuestro, también, por universal— dejó escrito que «el idioma no es solo un instrumento de expresión y comunicación sino una tradición y un destino». A estas tierras pampeanas llegaron a lo largo de los siglos muchos pueblos itinerantes, cada uno con su lengua.

Argentina ha sido siempre generosa tierra de acogida a gentes de las más variadas procedencias. El Diccionario de la lengua de la Argentina publicado por la Academia Argentina de Letras, responsable de la Secretaría Académica de este congreso, nos ofrece una riquísima información sobre el origen de palabras y giros que aquí han enriquecido la cultura y forjado la identidad. Porque esas palabras traen consigo sentimientos y modos de vida que se van maridando con los que aquí, en la Nueva Andalucía, sembraron los españoles fundadores creando la presencia de nuestra historia.

480 millones de personas tenemos el español como lengua materna. Conocemos su larga historia, uno de cuyos momentos más delicados fue, sin duda, el de la independencia de los territorios ultramarinos. No faltaron entonces voces que demandaron también independencia en el ámbito de la lengua. Bastó la voz de don Andrés Bello, a quien José Martí calificaba como «el mejor de los nuestros», para recordar que esa lengua era tan propia de América como de España. Hoy preside su estatua la entrada principal de la Real Academia Española, que lo nombró primer académico correspondiente y adoptó algunos de sus textos doctrinales como propios. Paradójicamente, el español iba a conocer su mayor expansión con el nacimiento y la consolidación de las jóvenes repúblicas americanas, que hallaron en él el instrumento indispensable de cohesión interna de cada comunidad y de fortalecimiento de los vínculos de relación entre ellas.

Y no se trató solo de una expansión numérica, sino que aumentó día a día la producción literaria con una calidad creciente hasta la excelencia, gemela de la alcanzada en el resto de las artes. Los homenajes que aquí se tributarán, a Julio Cortázar, con la publicación de una edición conmemorativa, y a las relaciones culturales entre América y España, son solo una prueba simbólica. Asimismo, el homenaje que recibirá Víctor García de la Concha reconoce la importancia de la acción panhispánica, basada en la corresponsabilidad de todos los hispanohablantes, para el futuro de nuestra lengua y la cultura que en ella se expresa.

En varias sesiones del congreso se prestará atención a la excepcional producción cultural argentina y en los más de doscientos actos populares programados por la Provincia y el Municipio se vivirá la riqueza del folclore y el arte argentinos, y particularmente cordobeses, en un brillante «Festival de la palabra».

Será todo ello el contrapunto de la atención en las sesiones del Congreso a la revolución tecnológica que la Comunidad Iberoamericana de Naciones ha de afrontar con decisión en todos los medios de la investigación y el estudio: de la Universidad a la escuela primaria. Esta consagración vital será a la vez un apoyo decisivo para que el español sea lengua de comunicación internacional, también en el ámbito de la ciencia y del emprendimiento.

Como los precedentes, este Congreso quiere ser una celebración de la fraternidad hispanoamericana y un renovado compromiso para integrar diversidades, para luchar contra la pobreza y para hacer a nuestros pueblos, mediante la palabra compartida, más cultos, más prósperos y más felices en la libertad. ¡viva nuestra lengua y viva nuestra hermandad!

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