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Palabras de S. M. el Rey en el acto de entrega de despachos a la 57ª promoción de la Carrera Fiscal

Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Madrid, 5.31.2019

Muy buenos días a todos y gracias a la R.Ac de JyL por acogernos en un día tan especial y emotivo, especialmente para los nuevos fiscales y sus familias. Para mí es un verdadero honor presidir este acto de entrega de despachos a la última Promoción de la Carrera Fiscal. De este modo ─y gracias también a la propuesta del Ministerio y al sentir de la Carrera Fiscal─, queremos darle a esta ceremonia la relevancia institucional que merece, atendiendo a la esencial función del Fiscal en nuestro sistema constitucional como promotor de la acción de la Justicia.

Y quiero, ante todo, con admiración y verdadero afecto, felicitar a las mujeres y hombres que integráis la 57 Promoción de la Carrera Fiscal que os incorporáis ya al ejercicio de vuestra noble tarea. Estoy seguro, además, que lo hacéis con gran ilusión, con algo de natural nerviosismo, pero con la confianza o tranquilidad que da saber que estáis muy preparados para la gran responsabilidad que vais a asumir.

Vuestros esfuerzos, junto a los que también han realizado vuestras familias y quienes os han apoyado en la etapa de preparación y prácticas, se ven ahora recompensados por este importante éxito, imprescindible para la meta profesional que habéis elegido.

Todos somos conscientes del enorme sacrificio que han supuesto los años de estudio y de dura disciplina; absolutamente necesarios para llegar hasta aquí; para llegar a este día que, estoy seguro, guardaréis siempre en vuestra memoria. Recibid mi más sincera enhorabuena. Podéis estar muy satisfechos de haber hecho realidad vuestra legítima aspiración.

Se trata, por tanto, de un día de celebración y alegría para todos vosotros, y también, de gran trascendencia para el conjunto de la sociedad. Con vuestro compromiso firme con el interés general y vuestra vocación de servicio público, pasáis a incorporaros al Estado que debe siempre velar por el bien común de todos los ciudadanos.

Efectivamente, la incorporación de una nueva promoción al Ministerio Fiscal es un hecho importante no solo para los alumnos que acabáis de recibir vuestros despachos sino también para toda la sociedad española.

La figura del Fiscal en España, a salvo de precedentes más remotos, ya hunde sus raíces en la Edad Media, vinculadas al Rey. Permitidme un rápido repaso histórico que estoy seguro conocéis mejor que yo.

Según la doctrina, fue en las Cortes de Briviesca, de 1387, donde se estableció la figura del Fiscal por Juan I, afianzada por Juan II en 1436, designándose dos Procuradores Fiscales a las Cortes para denunciar o acusar las infracciones. Estos Fiscales fueron aumentados en número por los Reyes Católicos y sus poderes fueron reforzados por Felipe V. Y en las Ordenanzas Reales de Castilla se dedican dos títulos a los Procuradores de Cortes y al Procurador Fiscal. Igualmente, en la Novísima Recopilación de las Leyes de España se establece la incorporación de los Fiscales en las Chancillerías y Audiencias.

"...os animo a ejercer el ministerio público con la dignidad que merece, con la ilusión que habéis demostrado al llegar hasta aquí y con un especial sentido del deber y de entrega en vuestros destinos. En el ejercicio de esa función, indispensable en nuestro Estado Social y Democrático de Derecho, siempre podréis contar con la confianza y el apoyo de la Corona..."

En nuestra Constitución actual, de la que acabamos de conmemorar su 40º aniversario, el Ministerio Fiscal, reconocido constitucionalmente en el artículo 124, es una pieza clave en el funcionamiento de una Justicia contemporánea.

Como bien sabéis, los fines de la institución de la que vais a formar parte se recogen en el artículo primero del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal, que dice: “el Ministerio Fiscal tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley”.

Y los principios que guían vuestra actuación son los principios de unidad de actuación o indivisibilidad, de dependencia jerárquica, de legalidad ─al igual que el resto de poderes públicos─ e imparcialidad. Y, por supuesto, con la autonomía funcional que caracteriza al Ministerio Público, propia de su integración constitucional en el Poder Judicial.

Pero las instituciones, que son esenciales para hacer realidad el Estado Social y Democrático de Derecho, no podrían llevar a cabo su misión sin la contribución individual de las personas que forman parte de ellas.

De ahí la importancia de la labor que realiza tanto la Fiscalía General como la que hacen de manera individual todos los miembros de la Carrera en sus destinos concretos. Y como lo haréis vosotros en el futuro inmediato.

Sois 36 los hombres y mujeres que iniciáis ahora vuestra carrera profesional como nuevos abogados fiscales; al hacerlo no solo asumís la obligación personal de contribuir durante vuestra vida profesional al cumplimiento de la ley, sino que tendréis que desempeñar vuestra labor en un contexto que nunca va a estar exento de desafíos y en el que siempre va a estar vigente vuestra labor de custodios de la legalidad, y la misión del Ministerio Fiscal de contribuir al fortalecimiento de nuestro Estado de Derecho.

En el ejercicio de vuestra labor, en suma, seréis protagonistas de la noble función de garantizar los derechos de la ciudadanía, especialmente cuando se trata de los derechos de las víctimas y de los colectivos más vulnerables. Y para todo ello, el Ministerio Fiscal actúa siempre desde la más absoluta autonomía, respondiendo tan solo al interés de la ley y de los derechos de los ciudadanos.

En ese sentido, quiero deciros que soy consciente de la complejidad que entraña el ejercicio de vuestra función y la gran responsabilidad que comporta. Por ello, quiero agradecer vuestro compromiso y manifestaros que tenéis todo el respaldo para que vuestra actuación responda fielmente a las expectativas depositadas en la labor del Fiscal, sobre la protección de los derechos de los ciudadanos y defendiendo siempre el principio de legalidad.

Os animo a ejercer el ministerio público con la dignidad que merece, con la ilusión que habéis demostrado al llegar hasta aquí y con un especial sentido del deber y de entrega en vuestros destinos. En el ejercicio de esa función, indispensable en nuestro Estado Social y Democrático de Derecho, siempre podréis contar con la confianza y el apoyo de la Corona.

Muchas gracias.

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