Muy buenos días a todos y bienvenidos a este Palacio Real de Madrid. Gracias, Presidente, ministro y autoridades, señoras y señores, alumnos del C.E.I. “Infanta Leonor” (pero de la edad de la Infanta Sofía) por compartir esta celebración.
Y nos alegra especialmente que los condecorados -y acompañantes- hayáis podido acudir para haceros entrega de este importante reconocimiento, contribuyendo así al especial realce que merecen esos relatos biográficos extraordinarios -de los que sois protagonistas- que de manera muy resumida acabamos de escuchar.
Hace cuatro años, coincidiendo con el 1er aniversario de mi proclamación como Rey, quise -junto a la Reina- convocar aquí en Palacio, como hoy, un acto sencillo pero solemne y lleno de simbolismo, para reconocer y ensalzar públicamente los principios cívicos que, en grado de excelencia, representaban un grupo de ciudadanos ejemplares procedentes de toda España.
Hoy, transcurridos cinco años desde el 19 de junio de 2014, es un día especialmente idóneo para reafirmar nuestras convicciones y reiterar nuestra adhesión a esos mismos valores. Qué mejor manera de hacerlo que condecorando como entonces, con la Orden del Mérito Civil, a mujeres y hombres (jóvenes y mayores) de diferentes rincones de nuestro país que han destacado en muy distintos ámbitos de actividad, dando muestra de un compromiso excepcional con nuestros conciudadanos. Sus conductas en favor del bien común y del interés general, son expresión y ejemplo de los mejores valores humanos que encontramos en la sociedad española.
España es una nación de ciudadanos, de personas solidarias y comprometidas con el destino de nuestros semejantes -dentro y fuera de nuestras fronteras-; una nación generosa, abierta, y con gran presencia y empuje en la Comunidad Internacional. Somos un país que abraza al mundo, que se responsabiliza con una Humanidad que deseamos en paz y en concordia, y por la que trabajamos en todos los foros internacionales.
Las personas que acabáis de ser distinguidas hoy sois protagonistas de esa España solidaria y universal; y sois un verdadero motivo de orgullo para todos nosotros, para todos nuestros compatriotas; os admiramos. Enhorabuena; y, sobre todo, gracias de corazón:
Gracias por haber hecho en cada momento lo que debíais, lo que os dictaba vuestra conciencia, poniendo por delante el bien común o colectivo, sin que os importase relegar el interés propio.
Gracias por vuestro sentido íntimo y profundo del deber ético y moral, por las virtudes cívicas que habéis puesto en práctica eficazmente en beneficio de los demás y muy por encima de lo comúnmente esperado.
Gracias por vuestro trabajo diario que, tantas veces, es la mejor prueba del compromiso que demostráis con las personas, sean cercanas o desconocidas.
"...España es una nación de ciudadanos, de personas solidarias y comprometidas con el destino de nuestros semejantes -dentro y fuera de nuestras fronteras-; una nación generosa, abierta, y con gran presencia y empuje en la Comunidad Internacional. Somos un país que abraza al mundo, que se responsabiliza con una Humanidad que deseamos en paz y en concordia, y por la que trabajamos en todos los foros internacionales..."
Gracias por vuestro coraje, por vuestra valentía, y por haber sido capaces, en tantos casos, de equilibrar sabiamente la audacia con la prudencia y así conseguir los logros y resultados que a todos nos han admirado.
Gracias también por no esperar nada a cambio, pues esto es una muestra añadida de vuestra generosidad y de la grandeza de vuestra visión y principios.
Queridos condecorados, todos en definitiva os damos las gracias por haberos convertido en una referencia ética para nuestro país -para las instituciones y para el conjunto de los ciudadanos- porque, aunque sabemos que estáis ahí, necesitamos conoceros y daros a conocer, a vosotros y a los ejemplos concretos que aportáis con vuestras acciones. Sois un referente moral que nos ofrece un espejo en el que mirarnos; un estímulo -y una imagen- de conducta a la que poder emular en nuestro día a día.
Juntos formáis un todo, una verdadera cadena de ejemplaridades que ilumina nuestra ruta a seguir. Nos mostráis la senda de la convivencia y realzáis la importancia de la dignidad y del compromiso de ser ciudadanos de la España del siglo XXI.
Sois vosotros quiénes, junto a millones de españoles, construís España día a día con esfuerzo, con sacrificios. Vuestra actitud, vuestras acciones y obras alentadoras demuestran que somos un gran país, capaz de superar las adversidades, de avanzar y de progresar; un país generoso, lleno de vitalidad y comprometido con los valores democráticos que, por todo ello, no debe temer al futuro.
Gracias, en fin, por pertenecer y abanderar a esa inmensa mayoría de españoles cuyas virtudes y cualidades reflejan lo mejor del corazón de nuestra sociedad.
Señoras y señores,
Hace cinco años, con ocasión de mi proclamación como Rey ante las Cortes Generales, subrayé la vocación integradora de la Corona, su independencia y su neutralidad. Señalé entonces que, para ejercer este servicio fundamental al Estado y a la sociedad, es preciso que las acciones del Rey se guíen por la ejemplaridad y la dignidad, por la integridad, la capacidad de sacrificio y la entrega sin reservas a España.
Pues bien, en la solemne ocasión que hoy nos convoca -y con el extraordinario ejemplo y la clara inspiración que aportáis las personas condecoradas-, quiero reafirmar el compromiso de servicio al conjunto de los españoles que, desde el primer momento, ha guiado mis actuaciones como Jefe del Estado. Una responsabilidad que va unida a una confianza plena en nuestro destino colectivo en democracia y libertad.
Miremos ahora a nuestro futuro con ilusión, con orgullo y determinación; también con la confianza que nos da la voluntad de nuestros ciudadanos de vivir en concordia y de seguir dando pasos certeros hacia un futuro de mayor bienestar y progreso.
Los ciudadanos ejemplares que hoy nos honran con su presencia nos señalan el mejor camino para alcanzar ese mejor futuro, aquel que tanto anhelamos y merecemos todos los españoles.
Muchas gracias.