Supone para mí una gran satisfacción el presidir la inauguración de este Simposio Internacional sobre Desertificación y Migraciones de Almería.
La perspectiva actual de los procesos de desertificación, en la que se relacionan muy estrechamente la degradación de la tierra y los movimientos migratorios, constituye un problema mundial de gran actualidad científica y enorme carga social, que afecta de forma notable a parte de los suelos de España, y cobra una dimensión especialmente grave en aquellos países en vías de desarrollo localizados en las regiones áridas de la Tierra.
La desertificación no es únicamente un problema medioambiental, sino que, sobre todo y esencialmente, es un problema de desarrollo cuya solución exige un esfuerzo internacional, solidario y de consenso. Por ello, es necesario activar la cooperación y la ayuda a los pueblos que sufren estos fenómenos.
La aceleración y diversificación de los movimientos migratorios constituye una de las cuestiones cruciales del tiempo presente y del próximo futuro. Las soluciones a los problemas que plantean son de imperiosa y urgente necesidad, porque además de ser un deber de justicia, son también un compromiso de solidaridad para el futuro de la Tierra y las generaciones venideras.
Estoy segura de que las ponencias que se debatirán en este Simposio ayudarán a esclarecer y documentar aspectos importantes relacionados con el tema que hoy tratamos. Del trabajo de todos ustedes depende el enfoque futuro que las Naciones Unidas den a este importante problema.
Declaro inaugurado el Simposio Internacional sobre Desertificación y Migraciones.