Quiero expresar mi satisfacción por presidir la inauguración del Congreso Internacional "Ciudades Saludables y Ecológicas", que bajo el auspicio de diversas Organizaciones Internacionales acoge la ciudad de Madrid.
Tradicionalmente, y desde que los primeros excedentes agrícolas originaron otros medios de vida como el comercio y la prestación de servicios, los asentamientos rurales tendieron a agruparse en ciudades donde pudieran ejercer más fácilmente sus actividades, llegando a crear, con el paso del tiempo, complejas áreas metropolitanas y las actuales megápolis mundiales.
Este desarrollo urbano, en ocasiones desproporcionado y desequilibrado, ha creado múltiples y variados problemas de difícil solución. En las últimas décadas, se han producido en las ciudades cambios importantes que configuran situaciones sociales nuevas. Su tratamiento reclama soluciones imaginativas, al tener que compaginar dos conceptos en ocasiones contrapuestos como desarrollo y calidad de vida.
La aparición de nuevos valores sociales exige en general un mayor entendimiento entre lo público y lo privado. Para evitar un enfoque parcial de las actividades urbanas, es preciso que cada grupo deje de sentirse exclusivamente parte para participar de los sentimientos e intereses de los demás.
El reforzamiento del conjunto Estado-Sociedad, así como un adecuado intercambio de funciones entre ambos, puede ser un procedimiento apropiado para tratar de aliviar los graves problemas de las ciudades. El relevo generacional ha hecho que se consoliden gestos y actitudes auténticamente urbanos. Parte de los niños de nuestras ciudades, en muchos casos, desconocen la existencia de la Naturaleza y de la vida animal.
De ahí la responsabilidad de todos ustedes, respecto a este problema, de aplicar criterios y fundamentos ecológicos en la planificación de las ciudades y grandes urbes, para que estas se desarrollen y funcionen de acuerdo con los principios ambientales que crean y proporcionan vida.
Los actuales problemas de nuestras ciudades: pobreza, paro, emigración, vivienda, y los específicos del ambiente urbano como el tráfico, el ruido y la contaminación, deben ser abordados desde un planteamiento global y multidisciplinar.
La armonización de intereses comunes, estudiados desde un punto de vista solidario y generoso que tenga como objetivo el bienestar de los ciudadanos, es el mejor procedimiento para construir ciudades habitables donde se respete el medio ambiente. La participación activa del ciudadano y su espíritu creativo, es también premisa indispensable en esta identificación de intereses.
Mi felicitación a los organizadores de este Congreso por su sentido de la previsión, y por comprender que el futuro pasa por la necesidad de habitar ciudades sanas y ecológicas. Les animo, por tanto, a alcanzar la "utopía urbana" en las ciudades de nuestro Planeta, desde el hermoso planteamiento de la solidaridad.
Queda inaugurado el Congreso Internacional de Ciudades Saludables y Ecológicas.
Muchas gracias.