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uenas noches a todos. Es un placer para la Reina y para mi compartir nuevamente con vosotros esta cena y esta entrega del Cerecedo.
"...Como presidente de honor la Asociación de Periodistas Europeos, quiero animaros a cuantos la integráis a que defendáis siempre el mejor periodismo, el que se compromete con la defensa de las libertades consagradas en nuestra Constitución y con la dimensión europea de nuestro ser y de nuestros valores, pero también de nuestros intereses y objetivos..."
Se cumplen 36 años de un premio que representa la defensa y la proyección de un periodismo lleno de valores que durante las últimas décadas ha acompañado el camino democrático de nuestro país, ayudando a consolidar una sociedad en la que las libertades de los ciudadanos han llegado a definir nuestra identidad colectiva. Un país en el que la libertad de prensa constituye uno de los pilares imprescindibles de nuestra democracia.
Enhorabuena, pues, a la APE por estas 36 ediciones que señalan una continuidad necesaria que debemos agradecer, definida por todos esos nombres propios (algunos aquí con nosotros esta noche) tan conocidos y admirados, más allá de la diversa orientación de sus opiniones o del medio o soporte por el cual nos interpelen con su oficio; continuidad que se proyecta en el futuro y que, en cierto modo, es ya patrimonio de todos.
Y gracias muy sentidas también al patrocinador, el BBVA, en la persona de su actual Presidente, Carlos Torres. Desde el principio y de forma sostenida ha dado su apoyo a este premio y a los valores democráticos que representan.
El premio Francisco Cerecedo distingue hoy a Javier Cercas por decisión de un jurado plural, presidido por Ana Pastor, que ha integrado periodistas procedentes de todo el abanico mediático. Al hacerlo, viene a reconocer que en momentos difíciles ─cuando no son infrecuentes las tensiones, las desavenencias y tergiversaciones─ escrituras como la suya resultan imprescindibles.
El acta de concesión pondera la escritura de Cercas y subraya su capacidad para captar el tono emocional de realidades sociales controvertidas y articularlas para la mejor comprensión del lector. Trata de dar voz a quienes carecen de ella de modo que sean audibles y puedan así transmitir con claridad su realidad o su mensaje. Nos libera, podría decirse, del ruido que a veces nos impide distinguir lo verdadero de lo falso, lo cierto de lo infundado.
Va, naturalmente, más allá de esa “indignación digital” que, según los especialistas en la materia, provoca en la Red tormentas fragmentarias y efímeras sin más función que dar paso a la siguiente; o, dicho de otro modo, que envuelve al receptor en un cierto estado emocional casi de zozobra, situándolo en una encrucijada transitoria hasta llegar a otra nueva noticia, que le sitúa en el olvido de lo inmediatamente anterior.
Javier Cercas escribe con letra propia que se distingue de los ecos, antepone la reflexión autónoma a lo inmediato e inconexo, se expresa con la valentía que en ocasiones requiere la normalidad, es ajeno a extremismos sin disculparse por alentar la conciencia cívica y moral, y se posiciona en favor del bien común antes que replegarse hacia la comodidad individual.
Cercas huye de la equidistancia entre Estado de Derecho y quienes pretenden destruirlo. En este sentido, nuestro premiado ha sabido, con serenidad, sensatez y rigor, poner el foco en lo sustancial, rechazando lo accesorio y centrándose en el irrenunciable interés general de toda la sociedad, a la que las instituciones y los poderes públicos se deben siempre; ese tan necesario “bien común”, que antes mencionaba y del que tanto habla el filósofo político Michael J. Sandel, como vehículo ético y moral para alcanzar una verdadera y justa democracia.
Javier Cercas comparte la originalidad y la agudeza en el análisis de la realidad del admirado Rafael Sánchez Ferlosio, que encabezaba la nómina de los Cerecedo y que acaba de dejarnos, como nos ha dejado también el muy recordado Pepe Oneto, fallecido recientemente. Y sabe que el compromiso incansable en la búsqueda de la verdad en absoluto garantiza que el hallazgo final sea encontrarnos con lo que desearíamos que fuera cierto.
Encontramos en él al escritor que deleita con sus historias, pero también al periodista que descodifica la información ─su ensayo "Anatomía de un instante", es un claro ejemplo de ello─ y al intelectual que plantea retos, que incomoda con sus reflexiones y que nos importuna. Mi enhorabuena coincide, como subrayaba Camus, en que lo difícil del éxito no es lograrlo, sino merecerlo y Javier Cercas lo ha merecido.
Como presidente de honor la Asociación de Periodistas Europeos, quiero animaros a cuantos la integráis a que defendáis siempre el mejor periodismo, el que se compromete con la defensa de las libertades consagradas en nuestra Constitución y con la dimensión europea de nuestro ser y de nuestros valores, pero también de nuestros intereses y objetivos.
La APE ha sabido conjugar esta dimensión europeísta con un sentido verdaderamente universal, que, en el caso de España, pasa también por el afecto y el reconocimiento de la dimensión iberoamericana, igualmente indisociable de nuestra historia y de nuestra identidad.
Y, para terminar, permitidme que me dirija a nuestro premiado de una manera más personal. Quiero agradecerte, Javier, el sentido final, la razón última, del artículo artículo “¿Para qué sirve hoy la Republica?”, que escribiste en El País Semanal el 13 de enero de este año.
Coincidir y disentir es consustancial en una democracia. Pero no tengo duda, Javier, de que tú y yo compartimos ─como todos los que estamos aquí, faltaría más─ muchas ideas, muchos valores y, sobre todo, compartimos las mismas convicciones democráticas.
Por eso, hoy quiero no solo felicitarte por tu merecido premio, sino también mostrarte mi respeto y mi reconocimiento por tu coraje, por tu valentía, en circunstancias que no son fáciles; y lo hago como persona y como Rey, por tu firme defensa de la legalidad democrática y de la libertad.
En definitiva, gracias Javier por tu firme y lúcida defensa de los principios y los valores que representa y simboliza nuestra Constitución. A todos, buenas noches y muchas gracias.