El pasado 21 de septiembre tuve el honor de participar, junto a otros 164 Jefes de Estado y de Gobierno, en el acto solemne organizado por las NNUU para conmemorar el 75 aniversario de su creación.
Ese acto tuvo que ser telemático debido a la pandemia que todavía hoy nos afecta gravemente en todo el mundo. Pero el mismo hecho de que se celebrase ─como el hecho de que conmemoremos también aquí, en España, dicho aniversario─ es una prueba de nuestra voluntad decidida de hacer frente a la pandemia de la única manera posible: desde el multilateralismo, desde la unión y la cooperación entre las Naciones, las instituciones y las personas.
Como dije entonces, mi primer sentimiento hacia la Organización es de gratitud; hacia quienes la fundaron y hacia quienes siguen trabajando en ella para materializar realmente, día a día, los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Ya sea por el deseo lógico de una permanente mejora de su funcionamiento, ya sea por una excesiva exigencia de resultados, no siempre somos conscientes de los logros alcanzados por las Naciones Unidas a lo largo de estos 75 años, éxitos sin los que nuestro mundo no sería lo que es hoy. Éxitos que son pilares fundamentales de la manera en que comprendemos la realidad, y que a menudo damos por conseguidos sin reparar en que han sido posibles gracias, sobre todo, a la Organización de las Naciones Unidas.
Efectivamente, en su marco se han ido consolidando y codificando una impresionante serie de logros:
- Es la ONU la Institución que ha creado ese instrumento único para la seguridad internacional que son las operaciones de mantenimiento de la paz (OMPs), los llamados “cascos azules”, reconocidos con el Premio Nobel de la Paz. Como lo han merecido también la propia Organización, dos de sus Secretarios Generales y varios de sus organismos especializados, fondos y programas. Este mismo año, hace apenas unos días, se le ha concedido precisamente al Programa Mundial de Alimentos por su encomiable trabajo cotidiano para proporcionar alimentos y asistencia a más de 100 millones de menores, mujeres y hombres que padecen hambre en todo el mundo.
- Es la ONU quien ha mediado, y sigue mediando, para la resolución de un buen número de conflictos, y la que ha evitado que otros estallen. Han sido los principios de la Carta de las Naciones Unidas los que han permitido y facilitado la descolonización de muchos territorios coloniales tras la IIª Guerra Mundial.
"...Queda mucho camino por recorrer y Naciones Unidas sigue siendo tan indispensable hoy como lo ha sido con cada uno de estos hitos que jalonan su historia. El Sec.Gen. señalaba hace unos días las amenazas existentes, y advertía de que sólo tiene sentido y es posible el éxito si las abordamos juntos..."
- De no ser por las Naciones Unidas, los derechos humanos no se habrían convertido en normas de Derecho internacional exigibles legalmente. Ejes de nuestra forma de ver el mundo como el derecho a la vida, a la integridad física y a no ser torturado, o a la libertad de expresión u opinión, son hoy Derecho internacional gracias a la adopción en 1966 de los Pactos Internacionales de Derechos Civiles y Políticos, y de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
- Del mismo modo, los derechos de las mujeres solo son Derecho internacional desde la adopción en 1979 de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Y los derechos de los niños, desde que se adoptó diez años después la Convención sobre los Derechos del Niño.
- Es en la ONU donde se han acuñado conceptos tan asumidos y relevantes como “crecimiento sostenible” o “responsabilidad de proteger”; o donde se ha establecido una Corte Penal Internacional para juzgar crímenes atroces cuando no lo hacen los propios Estados. Debemos ser conscientes también del papel de las Organizaciones del Sistema en la erradicación de enfermedades que devastaron a la Humanidad en el pasado, como la viruela; en la protección de especies animales o en la codificación del Derecho del Mar.
Naciones Unidas, en fin, es la Organización Internacional que ha concitado el consenso universal para establecer una hoja de ruta para un mundo mejor: los Objetivos del Milenio en el año 2000 y, sobre todo, la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible, aprobada en 2015.
Queda mucho camino por recorrer y Naciones Unidas sigue siendo tan indispensable hoy como lo ha sido con cada uno de estos hitos que jalonan su historia. El Secretario General señalaba hace unos días las amenazas existentes, y advertía de que sólo tiene sentido y es posible el éxito si las abordamos juntos.
Todos juntos, sin duda, con los instrumentos y en el marco excepcional que para ello continúa brindando esta Organización. La Declaración adoptada por todos los Jefes de Estado y de Gobierno el pasado 21 de septiembre apunta hacia el futuro que queremos para nuestros pueblos.
Y todo ello lo conseguiremos trabajando también de manera coordinada con naciones como las que hoy nos reunimos virtualmente en Madrid, representando a los cinco continentes, para reafirmar nuestro compromiso con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y la Agenda 2030, con la promoción de los Derechos Humanos y la igualdad de género, con la construcción de la paz o la protección del medioambiente.
Y, por supuesto, con la adopción de la “Llamada a la Acción por un multilateralismo reforzado” que hoy nos ha congregado.
Muchas gracias.