Un año más esta querida Casa de América, que trabaja cada día, desde hace 28 años, por estrechar los lazos entre España y todo el continente americano, especialmente con Iberoamérica, nos acoge para celebrar la entrega de estos premios. Y lo hace en un contexto ciertamente difícil para todos; un tiempo de crisis y gran incertidumbre debido a la pandemia de la Covid-19 y a los efectos o graves impactos que produce en todos los aspectos de la vida individual de los ciudadanos y de las sociedades en su conjunto.
Hoy estamos juntos para reconocer los trabajos ganadores de la nueva edición de los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España y del Premio Don Quijote, que tengo el honor de presidir. En este día premiamos las labores informativas más extraordinarias de países hispanohablantes y lusófonos de todos los continentes, que cada año ─y ya van 37─ ponen en valor la Agencia EFE y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).
Reconocemos la calidad de unos trabajos cuyos valores son la búsqueda de la verdad ─en ocasiones, incluso, poniendo en riesgo la propia vida─, el rigor, la credibilidad informativa, la defensa del medioambiente y los derechos humanos.
Sus autores vienen de Brasil, Bolivia, Colombia, Portugal y España son claros exponentes de la excelencia del periodismo en español y portugués en todo el mundo. Han señalado corrupciones e injusticias; han rescatado de la memoria la lucha por los derechos del individuo, por la libre orientación sexual, o han creado conciencia social a través del homenaje a inocentes, acercándonos a sus vidas, algunas ya perdidas, lamentablemente, pero no olvidadas.
Las narraciones periodísticas premiadas sin duda consolidan el prestigio de estos galardones, a los que han concurrido en esta edición 206 trabajos de 17 países. Son historias que sacuden conciencias, y lo hacen en lenguas hermanas, que engrandecen también nuestra cultura común y que comparten el mismo periodismo sobresaliente, veraz y valiente.
Enhorabuena y gracias, por todo ello, a los premiados, a los organizadores y a las empresas patrocinadoras.
"...Precisamente, en un contexto con tantos obstáculos a la movilidad, en el que las personas consumen y demandan mayor información, el periodismo de calidad, el que brinda información confiable, constituye cada vez más una exigencia social. Donde hay buenos periodistas hay rigor, veracidad, investigación y análisis crítico. Son valores fundamentales para toda la sociedad que deben transmitirse a las nuevas generaciones. Porque los jóvenes valoran los contenidos que buscan informarles de manera precisa, independiente y contextualizada, pues sobre esas bases interactúan con sus comunidades digitales y con el mundo en general de una manera más comprometida..."
Señoras y señores,
Realmente, pocas crisis en nuestra historia reciente han dado tantos titulares, fotografías o imágenes para la historia. Cada día, los focos informativos se desplazan a velocidad de vértigo, a través de pequeñas grandes historias de solidaridad, de sufrimiento, y también de esperanza y superación. Periodismo de precisión, investigación, entrevistas a expertos y líderes de diferentes ámbitos, crónicas, reportajes y artículos o entradas informativas: todos los géneros suman para proporcionar respuestas que puedan satisfacer el legítimo derecho a la información de los ciudadanos.
El periodismo es siempre necesario. Y en estos tiempos de crisis sanitaria, económica y social, especialmente necesario. Es momento de ejercer el liderazgo periodístico de la autenticidad y la calidad, y estos atributos son justamente los que exhiben estos galardones; atributos concebidos como un derecho a la información de los ciudadanos, donde los medios son la voz de las personas, y la honestidad su principio rector.
Las seis ediciones que he presidido me permiten afirmar que los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España y el Premio Don Quijote representan un ejemplo de credibilidad. Son un gran exponente del periodismo ejercido con el máximo rigor.
Precisamente, en un contexto con tantos obstáculos a la movilidad, en el que las personas consumen y demandan mayor información, el periodismo de calidad, el que brinda información confiable, constituye cada vez más una exigencia social. Donde hay buenos periodistas hay rigor, veracidad, investigación y análisis crítico. Son valores fundamentales para toda la sociedad que deben transmitirse a las nuevas generaciones. Porque los jóvenes también valoran los contenidos que buscan informarles de manera precisa, independiente y contextualizada, pues sobre esas bases interactúan con sus comunidades digitales y con el mundo en general de una manera más comprometida.
Periodistas como los premiados hoy son fundamentales. Su esfuerzo por seguir ofreciendo, en muchos casos de forma gratuita, una información de calidad es encomiable, reconfortante y, en ocasiones, heroica.
En este sentido, quiero destacar la gran labor de la Agencia EFE, como 1ª agencia del mundo en español, con 81 años de historia y cuyo archivo, testigo privilegiado de acontecimientos mundiales y locales, recibe también una Mención de Honor: sus 24 millones de noticias y documentos, 20 millones de fotografías (12 millones digitalizadas), 300.000 vídeos documentados y digitalizados, 20.000 reportajes que abarcan desde el Siglo XIX hasta hoy¬, son muestra de la dimensión del Departamento de Documentación premiado. Mi más sincera enhorabuena. Sus periodistas e informadores gráficos —dos mil profesionales en más de 180 ciudades, de 120 países— son sinónimo de rigor y calidad.
Y el Premio Don Quijote de Periodismo, que este año alcanza su XVIª edición, representa una vez más un estímulo y un reconocimiento al cuidado y la excelencia de nuestra lengua en el ámbito de la comunicación, condicionado crecientemente por la inmediatez propia de los contextos informativos.
Y ya termino. Felicidades de nuevo a todos por estas distinciones que contribuyen a fomentar el espíritu crítico de los ciudadanos, así como la solidaridad y la universalidad de los mejores valores humanos.
Muchas gracias.