Un acto como este, que tiene por finalidad dar a conocer y presentar ante la opinión pública el esfuerzo conjunto que realiza la Cooperación Española en el ámbito de la formación, concretamente de la movilidad académica, es en sí mismo una buena noticia. Y nos alegra mucho a la Reina y a mi acompañaros para ello y continuar apoyando en lo posible las actividades e iniciativas de la AECID y de la F. Carolina, por las que –como sabéis− tenemos gran admiración y afecto.
Pero en tiempos especialmente difíciles, como estos que vivimos de pandemia desde hace casi un año, en los que uno de los efectos perniciosos más evidentes –salud aparte− es precisamente la drástica reducción de los movimientos de personas en todo el mundo, tanto entre países como entre localidades y provincias, tiene especial valor seguir mirando al futuro y apostar por la ilusión y la esperanza de jóvenes estudiantes y profesionales de diversos países, especialmente de Iberoamérica, para darles siempre más posibilidades y herramientas que contribuyan a su preparación y capacitación.
Ese esfuerzo que hoy vemos materializado en las “Becas de la Cooperación Española” es reflejo de un trabajo bien hecho, coordinado y orientado al propósito común de fortalecer capacidades para, en definitiva, contribuir al desarrollo de nuestros países socios.
Quisiera, por tanto, felicitar muy sinceramente a todos los responsables de las instituciones que participan y contribuyen al diseño, desarrollo, financiación de estas #becas que cambian vidas. Gracias por vuestro firme respaldo.
Y gracias también a quienes nos acompañan en esta sala y a aquellas personas que lo hacéis por vía telemática para asistir a este acto de presentación.
Señoras y señores, queridos amigos, vivimos en un mundo ya híper-conectado –que continuamente lo estará más intensamente−, y cuando hablamos de vínculos, los personales son especialmente importantes. Es cierto que la pandemia ha acelerado comunicaciones digitales que nos han sido de gran ayuda y evidencia las brechas durante estos meses. Pero la relación directa entre las personas sigue siendo, naturalmente, un valor elemental del progreso colectivo.
"......Es necesario promover e impulsar el intercambio, la gestión y la creación compartida de conocimiento. Y este es, precisamente, el mensaje que transmiten estas becas. Su efecto es real y visible a corto y largo plazo, porque además de todos los beneficios sociales y económicos que aportan, también ayudan a la creación de una ciudadanía más comprometida y solidaria......"
Es necesario promover e impulsar el intercambio, la gestión y la creación compartida de conocimiento. Y este es, precisamente, el mensaje que transmiten estas becas. Su efecto es real y visible a corto y largo plazo, porque además de todos los beneficios sociales y económicos que aportan, también ayudan a la creación de una ciudadanía más comprometida y solidaria.
Todos entendemos que la educación redunda en cohesión social porque, al facilitar el acceso al conocimiento, también refuerza un marco de tolerancia y respeto. Lo hemos podido comprobar cuando España y los españoles han actuado fuera de nuestras fronteras con un fin solidario. La trayectoria de la AECID y la Fundación Carolina, las dos instituciones protagonistas en este campo de la cooperación española, así lo muestra con resultados tangibles y en breves plazos de tiempo.
Señoras y señores,
Las Becas de la Cooperación Española constituyen uno de los buques insignia de nuestra acción exterior en el campo de la solidaridad internacional. Son un instrumento de excelencia, entendida como promoción del talento y de la calidad de los aprendizajes e, igualmente, como generación de valor e innovación social en los entornos de origen de las personas becadas. Programas como los que hoy nos convocan —que contribuyen a transformar positivamente ciudadanos y comunidades— hacen realidad una ayuda que, muchas veces, puede resultar demasiado teórica o técnica. Los testimonios de los becarios participantes en este acto son buena muestra de ello.
Celebro que este esfuerzo represente, también en este campo concreto, un desafío compartido, pues se trata de una alianza que abarca múltiples actores públicos y privados que respaldan en buena medida esta labor de cooperación. Una alianza que cuenta también, de forma destacada, con la colaboración del mundo académico de nuestro país.
En la acción solidaria se requiere siempre la mayor colaboración, porque la implicación de todos los sectores y de todas aquellas personas que desean contribuir a una causa necesaria es fundamental. La conveniencia de esta fórmula, en la que se congrega la pluralidad social y el esfuerzo común de nuestras empresas, universidades y Administraciones, es la más idónea para afrontar con eficacia los retos que nos atañen colectivamente. La pandemia nos lo recuerda constantemente.
Permitidme que, junto a la Reina, felicite muy especialmente a la Fundación Carolina y a la AECID por la firme vocación de cooperación al desarrollo que las distingue y de la que tanto nos enorgullecemos los españoles. El alineamiento de sus actividades con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible plasma su compromiso, y el de España como Estado y como nación, con un sistema internacional regido por los valores de la justicia, la sostenibilidad y el multilateralismo, en el que participan todas las naciones en condiciones de igualdad.
Por último, quiero reiterar nuestro compromiso con este proyecto tan exitoso. Los estudiantes e investigadores becados por la Cooperación Española siempre reciben merecidos elogios y reconocimientos por el buen hacer, la profesionalidad y el aprovechamiento de estos esfuerzos. Os invito, por ello −a todas las instituciones implicadas−, a continuar apoyando y, en la medida de lo posible, ampliando estos programas. Los resultados son, desde luego, un auténtico estímulo para seguir trabajando en esta línea.
Muchas gracias.