Antes de clausurar este Encuentro, permítanme darles de nuevo la más afectuosa bienvenida a España. Gracias por venir y participar en esta importante cita, que con tanta esperanza e ilusión acogemos aquí en Las Canarias, en Tenerife. Y a los canarios, por supuesto que gracias por vuestra implicación e interés en hacerlo posible.
Un acto que, sin duda, adquiere una especial significación porque se reúne de modo formal ─y por primera vez─ el conjunto de los países de lenguas española y portuguesa de todos los continentes. Y quiero decir que no es casual que este encuentro novedoso haya congregado precisamente a los más altos representantes de los Ministerios de Justicia, pues sabemos que los países hispanohablantes y lusófonos (la Iberofonía) del mundo comparten una misma tradición jurídica.
De modo que a nossa especial relação de fraternidade —que hoje se torna ainda mais global, aproveitando o tesouro partilhado das duas grandes línguas ibéricas internacionais— faz com que a vossa presença na nossa querida ilha canária de Tenerife seja um motivo de grande satisfação. Os vossos trabalhos e objetivos comuns adquirem assim uma notável importância no panorama ibero-americano, lusófono da CPLP e internacional, que considero que devemos salientar.
Al mismo tiempo, en estos momentos tan duros para las Islas Canarias, todo gesto de fraternidad hacia la población de La Palma, que sufre las consecuencias del volcán de Cumbre Vieja, es profundamente apreciado. Y muy en particular, por tanto, este Primer Encuentro que se celebra precisamente aquí, en Tenerife, en el corazón del archipiélago canario.
En esta oportunidad, quiero, pues, expresar nuevamente mi cercanía y mi cariño a todos los ciudadanos de La Palma ─especialmente a los más directamente afectados─, así como mi certeza de que podrán, con la ayuda y la solidaridad de todos, superar estas circunstancias tan difíciles.
Y así se lo he trasladado hace unas horas al Presidente del Cabildo. Con él, con el Presidente del Gobierno de Canarias y con los responsables técnicos de los distintos operativos, he podido de nuevo constatar ─y comentar con todo orgullo y elogio─ el eficaz funcionamiento de las distintas administraciones, servicios e instituciones que hacen todo lo posible para responder a la emergencia, atender las necesidades más básicas o urgentes y resolver los problemas de medio y largo plazo que se plantean, para dar un futuro de esperanza a tantas personas y familias que prácticamente lo han perdido todo.
Señoras y señores,
Nuestra vocación de trabajo conjunto es la que hace que España sienta al espacio iberoamericano como parte de su propio ser; como una historia compartida no solo o tanto hacia el pasado sino, muy particularmente y sobre todo, hacia el futuro. Porque, con toda seguridad, este mismo espíritu de colaboración se encuentra también en la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países de Lengua Oficial Portuguesa, como el noble deseo de poner en común experiencias para avanzar hacia un mejor horizonte de progreso para todos nuestros pueblos.
"...Juntos -países iberoamericanos y países de lengua oficial portuguesa- constituimos dos de las grandes Comunidades políticas, demográficas, económicas y culturales del siglo XXI, dotadas de dos de las lenguas de mayor importancia y creciente presencia y vitalidad en el mundo. Podemos, por ello, multiplicar la eficacia de nuestros esfuerzos y utilizar la fuerza de nuestras Comunidades para la defensa y proyección de nuestros valores, así como de nuestros legítimos intereses compartidos en los Foros en los que se debaten los grandes temas de nuestro tiempo..."
Juntos —países iberoamericanos y países de lengua oficial portuguesa— constituimos dos de las grandes Comunidades políticas, demográficas, económicas y culturales del siglo XXI, dotadas de dos de las lenguas de mayor importancia y creciente presencia y vitalidad en el mundo. Podemos, por ello, multiplicar la eficacia de nuestros esfuerzos y utilizar la fuerza de nuestras Comunidades para la defensa y proyección de nuestros valores, así como de nuestros legítimos intereses compartidos en los Foros en los que se debaten los grandes temas de nuestro tiempo.
En nuestras organizaciones regionales apoyamos y defendemos principios de vocación universal, lo que explica nuestro compromiso con la paz a escala internacional, con la defensa de la democracia y el respeto a los derechos humanos, con las normas de Derecho internacional, así como con los propósitos y principios de la Carta de las NNUU. De ahí también nuestra firme voluntad de luchar contra el crimen organizado, el tráfico de drogas o de seres humanos, de promover el desarrollo económico y de combatir la pobreza; todo ello mediante la fuerza de la democracia y el Estado de Derecho. De ahí también nuestro convencimiento de que la cooperación internacional es clave para el éxito: siempre sobre la base firme de todos esos valores, principios y normas, pero también con la solidez de los acuerdos alcanzados con mutua lealtad y para beneficio general.
Ese compromiso, que ya se plasmó en la Declaración de Andorra de la última Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, se reitera hoy en la Declaración de Tenerife. Y supone, por ello, la ampliación de nuestra capacidad de acción en materia de Justicia, multiplicando a través de esa cooperación internacional nuestro impacto, siempre en beneficio de los ciudadanos de todos nuestros países.
La pertenencia a Comunidades regionales históricas nos aporta una identidad común. Y esta Declaración, por su parte, nos incentiva a todos —singularmente, a los Ministerios de Justicia hoy representados— a trabajar con mayor ilusión, si cabe. Porque si ejercer el servicio público es siempre gratificante, prestar apoyo a las instituciones de otros países tan próximos en ese sentido resulta especialmente satisfactorio.
Muy particularmente cuando este apoyo compromete e involucra a actores que comparten un mismo análisis, lo que permite incorporar nuestras realidades cotidianas en una agenda en la que todos son protagonistas: acercando a nuestros países y salvando espacios de impunidad en la lucha contra el crimen organizado; derribando las barreras para quienes no gozan de igualdad de oportunidades en el acceso a la Justicia; compartiendo, en definitiva, un esfuerzo común en todo el planeta con un único objetivo.
Señores ministros, autoridades, señoras y señores,
Hoy es un día importante en el que he tenido la oportunidad de subrayar de nuevo la vocación de España con la Justicia y con la cooperación internacional; y también mi compromiso institucional con el amplio espacio aquí representado, que es expresión de nuevas alianzas y estrategias concebidas en beneficio de todas nuestras sociedades.
Quiero, por ello, felicitar y agradecer a la Secretarías Generales, de COMJIB y de la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países de Lengua Oficial Portuguesa, por esta extraordinaria iniciativa que nos permite compartir con ilusión esta jornada. Y también doy las gracias a la SEGIB (Secretaría General Iberoamericana) y a la Sec.Ejec. de la CPLP, cuya presencia y participación es expresión del apoyo que esta iniciativa concita.
Nuestra confianza crece hoy desde la complicidad y la lealtad que ya existe entre nosotros. Por ello, os doy de nuevo las gracias por vuestro compromiso y participación, con la voluntad de que sigamos aunando esfuerzos en favor de cuantas iniciativas contribuyan a nuestro gran espacio global de libertad y justicia.
Gracias Canarias, gracias Tenerife. E para nossos irmãos da lingua portuguesa: muito obrigado pela sua visita e pela sua participação.