Como todos ustedes saben, antes de comenzar este acto, hace apenas unas horas, hemos recibido con enorme tristeza la noticia del fallecimiento de la Reina Isabel II. No es fácil en estos momentos trasladar completa o fielmente nuestro sentimiento profundo, tanto personal y familiar como institucional, de pérdida ante su ausencia y de inmenso respeto por su figura y trayectoria de siete décadas de reinado.
La Reina Isabel será recordada como una de las mejores Reinas de todos los tiempos por su dignidad, sentido del deber, coraje y entrega a su pueblo siempre y en todo momento.
El Reino Unido y el mundo están hoy de luto.
He transmitido ya a Su Majestad el Rey Carlos, a toda la familia real británica y a todo el pueblo británico, nuestro sentimiento de dolor y de gran pesar en nombre de todo el pueblo español.
Tras compartir con todos ustedes estas palabras continuo con lo previsto para esta noche, y al hacerlo, permitidme que felicite a Eva Yerbabuena por este premio que acaba de recibir, precisamente, coincidiendo con una efeméride tan significativa. Este es un reconocimiento a una carrera sobresaliente y también a la contribución que con ella hace al flamenco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Un acervo que aumenta, que se amplía y que se sigue reconociendo y admirando en todo el mundo. El Premio Princesa de Asturias de las Artes de este año también lo reconoce a través de las aportaciones de Carmen Linares y María Pagés. Enhorabuena a todas.
Un día como hoy, hace exactamente 500 años, finalizaba un viaje con un profundo impacto, no solo para aquella época puesto que su formidable legado perdura y se engrandece hasta la actualidad. A este puerto de Sevilla arribaba la Nao Victoria, culminando la Iª circunnavegación del planeta y cambiando el mundo para siempre.
Solo dieciocho hombres regresaron y completaron tal logro, entre los que se hallaba su capitán, Juan Sebastián Elcano. Todos ellos, supervivientes de una travesía tan apasionante y arriesgada como trágica y que Fernando de Magallanes había iniciado el 10 de agosto de 1519.
La expedición Magallanes-Elcano se había saldado con la pérdida de cuatro naves y más de doscientos tripulantes. El propio Magallanes entre ellos. Aquellos marinos habían tenido que hacer frente a todo tipo de adversidades, luchando contra la misma naturaleza, las enfermedades, la inmensidad del Océano y sus propios miedos e incertidumbres.
Gracias a su extraordinario esfuerzo y a su capacidad de superación la Humanidad dio un paso enorme. En su recorrido de aproximadamente 46.000 millas náuticas a través de tres océanos y cinco mares, dibujaron la costa atlántica sudamericana, encontraron el paso de comunicación entre dos océanos, atravesaron por primera vez el Océano Pacífico, abrieron la primera ruta entre América y Asia, y tras cruzar sin interrupciones el Océano Índico, retornaron a casa, a estas aguas del Guadalquivir que hoy nos acogen de nuevo.
Por primera vez se descubrieron las verdaderas dimensiones del globo terráqueo, dando respuesta a las especulaciones de tantos científicos que trataron de imaginarlas durante más de dos mil años. Se abrieron rutas intercontinentales de comercio, de difusión de conocimiento y de cultura; se anudaron lazos indelebles entre civilizaciones y se establecieron las bases de la primera globalización.
"...un día como hoy, hace exactamente 500 años, finalizaba un viaje con un profundo impacto, no solo para aquella época puesto que su formidable legado perdura y se engrandece hasta la actualidad. A este puerto de Sevilla arribaba la Nao Victoria, culminando la Iª circunnavegación del planeta y cambiando el mundo para siempre (...) Como consecuencia, España se situó a la vanguardia de la modernidad, y Sevilla se transformó en punto de confluencia entre España, América y Asia, convirtiéndose en la primera ciudad verdaderamente global de Occidente. No cabe duda, pues, de que la hazaña de Magallanes y Elcano se inscribe en la relación de las grandes conquistas de la Historia universal. Como tampoco cabe duda de que la proyección global de lo conseguido nos permite seguir reivindicando, cinco siglos después, la vocación universal de España, algo que, como país, nos debe enorgullecer y que nos enorgullece profundamente..."
Como consecuencia, España se situó a la vanguardia de la modernidad, y Sevilla se transformó en punto de confluencia entre España, América y Asia, convirtiéndose en la primera ciudad verdaderamente global de Occidente. No cabe duda, pues, de que la hazaña de Magallanes y Elcano se inscribe en la relación de las grandes conquistas de la Historia universal. Como tampoco cabe duda de que la proyección global de lo conseguido nos permite seguir reivindicando, cinco siglos después, la vocación universal de España, algo que, como país, nos debe enorgullecer y que nos enorgullece profundamente.
Señoras y señores,
Quiero agradecer de manera muy sincera el trabajo que esta Comisión Nacional para la Conmemoración de la Iª Vuelta al Mundo ha desempeñado a lo largo de los últimos cinco años, a través de sus distintos órganos. A pesar de las limitaciones impuestas por la pandemia mundial, la Comisión ha logrado llevar a cabo un amplísimo programa de actividades abierto a toda la sociedad, involucrando a las distintas administraciones y a toda la red de Embajadas, Consulados, Centros Culturales de España e Institutos Cervantes en el exterior.
Ha sido un gran ejemplo de coordinación interinstitucional en momentos de crisis que, desde luego, reconocemos. Así como el papel desempeñado por las empresas y asociaciones que han contribuido para que este acontecimiento de excepcional interés público pudiera realizarse.
También quiero destacar el compromiso y la implicación de la Armada en las tareas conmemorativas de este V Centenario durante toda su celebración, a la que hoy ponemos el broche de oro, y de la que tuvo tan brillante y emotivo ejemplo final con la parada naval y ofrenda por los marinos perdidos celebradas en aguas de Sanlúcar de Barrameda el pasado martes. Fue un verdadero honor y un privilegio presidir ambas a bordo de nuestro querido B/E JS de Elcano.
Por último, agradezco igualmente la generosa acogida en este Real Alcázar, tan unido a la memoria de la Iª vuelta al mundo, y a la vocación marina, expedicionaria y americana de nuestro país en los albores de la Edad Moderna.
Es justo y oportuno que volvamos a este río, a este Guadalquivir, para rendir homenaje a aquellos marinos que conquistaron el horizonte, y lo dibujaron para siempre en las cartas náuticas.
Hay personas y acontecimientos que cambian el curso de la historia. Magallanes y Elcano lo hicieron.
Señoras y señores,
La vocación histórica de España ha sido siempre la de tender puentes, primero entre el Norte y el Sur, más tarde entre Oriente y Occidente, y desde 1522, entre los dos hemisferios. Somos un país cuyo servicio a la Sociedad Internacional ha sido y será siempre la facilitación del diálogo, la paz y la convivencia.
Nuestra nave, empujada hoy por los vientos de la democracia quiere seguir cruzando los mares, trazando una estela con nombre de futuro y esperanza.
Es un legado y una responsabilidad que compartimos con todos los países de la ruta que hoy conmemoramos, en Europa, América, Asia, África y Oceanía, y que nos corresponde cuidar, difundir y transmitir permanentemente a las próximas generaciones.
El futuro es de todos. Construyámoslo juntos. Y hagámoslo con el mismo espíritu que hace cinco siglos inspiró y animó a aquellos hombres que, superando el miedo a lo desconocido, marcaron un momento decisivo de la Historia de la Humanidad. La mar, que nunca fue obstáculo, sino camino, volverá a ayudarnos en la empresa.
Hagamos también, junto a las demás naciones, que los mares y océanos que tanta vida han dado y sostienen en el mundo /en la Tierra, puedan seguir siendo fuente de riqueza y de equilibrio natural, así como de comunicación y de entendimiento para la humanidad.
Que este legado universal, de la expedición Magallanes-Elcano, nos siga acompañando e inspirando a todos.
Muchas gracias.