No creo descubrir nada al decir que me alegra especialmente venir a la Universidad de Alcalá. Siempre me hace sentir así porque es una institución que estimo mucho y a la que acudo cada año, junto con la Reina, con motivo del Premio Cervantes, el más importante de las letras hispanas.
Pero permitidme que hoy, quizás, me alegre un poco más... También es una ocasión ciertamente importante: hacer entrega del V Galardón Camino Real. Un reconocimiento muy particular y de gran significado para España y para nuestro lugar en el mundo y en la Historia. Pero no es frecuente poderle entregar este o cualquier otro premio a alguien tan, tan… extraordinario como D. Rafael Nadal Parera. Aunque, por fortuna, yo pude hacerlo en alguna otra ocasión; y, por supuesto, espero ─querido Rafa─ que esta no sea la última...
Con este reconocimiento, —nuestro Rafa Nadal— se convierte en un nuevo eslabón de una excelente cadena de españoles que, por su labor admirable y sobresaliente en distintos ámbitos de la sociedad, contribuyen a potenciar y difundir la mejor imagen de España en los países de América del Norte, transmitiendo nuestros valores más auténticos y positivos.
Este V Galardón Camino Real, otorgado por la Universidad de Alcalá a través de su Instituto Universitario de Investigación “Benjamin Franklin”, distingue a un mallorquín y español universal; a quien, por su impecable e intachable actitud, es un ejemplo y, sin ninguna duda, no solo en el ámbito deportivo. Además, plenamente consciente de la importancia del deporte y de los valores que este transmite, a través de su Fundación se desarrollan proyectos para que niños y adolescentes puedan tener mayores oportunidades para un futuro prometedor.
Qué decir del premiado que no se haya dicho ya en tantas ocasiones, desde que comenzó su carrera. Porque de Rafa se han dicho muchas cosas, todas formidables, y he de reconocer que es muy complicado no caer en la repetición. Pero también creo que es necesario y oportuno insistir en las felicitaciones y en el reconocimiento a un deportista estelar que se mantiene humilde y sencillo, pero con ambición de seguir trabajando por mejorar... Y de hacerlo sin dejar de disfrutar; porque sabemos que muy pronto aprendió a manejar el sufrimiento físico y a no perder por ello el temple y la concentración.
"...con este reconocimiento, —nuestro Rafa Nadal— se convierte en un nuevo eslabón de una excelente cadena de españoles que, por su labor admirable y sobresaliente en distintos ámbitos de la sociedad, contribuyen a potenciar y difundir la mejor imagen de España en los países de América del Norte, transmitiendo nuestros valores más auténticos y positivos..."
Llegar a donde está él en lo más alto, mantenerse ahí arriba tantos años (asombrando y rompiendo récords) y seguir luchando, incluso contra sí mismo, es de una exigencia tal que es fácil que no seamos plenamente conscientes de lo que eso supone, ni siquiera para cualquier deportista amateur o profesional de cierto nivel.
Es un deportista y una persona muy excepcional, que siempre ha representado —y sigue haciéndolo— con mucho orgullo a España. Su espíritu de victoria y superación, incluso en los momentos en los que parece que todo está perdido, han movilizado a muchísimas personas en sus partidos. Tuve la ocasión y la suerte de poder verlo in situ no hace mucho en la última final de Roland-Garros ¡no la única! y quiero recuperar algo que dije entonces: Es verdaderamente una maravilla verle competir y disfrutar con ello.
Su firmeza y determinación hacen vibrar a millones de compatriotas, pero también a una infinidad de seguidores de otros países que lo apoyan y animan dondequiera que compita. Su proyección le ha llevado a ser uno de los mejores embajadores que nuestro país puede tener y por ello también quiero darle las gracias.
Felicidades, querido Rafa, por el merecidísimo galardón que hoy recibes. Una escultura de Carlos Ciriza que promueve y potencia la amistad entre España y las naciones norteamericanas —México, los Estados Unidos y Canadá—. Escultura con la que se rinde homenaje a los Caminos Reales que recorrían Norteamérica, y que unían los territorios españoles del Nuevo Mundo. Uno de ellos, el Camino Real de California, de casi 1.000 kilómetros conectaba todas las Misiones españolas de la Alta California.
La primera de estas Misiones en lo que hoy es territorio estadounidense fue fundada por el Franciscano Junípero Serra en 1796; otro ilustre mallorquín, pero en este caso de Petra (no de Manacor...). Tras esta primera, se llegaron a establecer otras 20 a lo largo del Camino Real, desde la actual ciudad californiana de San Diego hasta la Misión San Francisco Solano, en Sonoma, al norte de la bahía de San Francisco.
El de Fray Junípero es solo uno de los muchos ejemplos de la extensa presencia española en la región californiana. Nombres como los de Juan Rodríguez Cabrillo, Sebastián Vizcaíno, Juan Bautista de Anza, Gaspar de Portolá Rovira, o Felipe de Neve aparecen escritos, por méritos propios, en la historia de España y de los EE.UU. Al igual que ellos en sus respectivas épocas, y en las más diversas facetas, muchos españoles siguen hoy logrando hitos, superando metas y recibiendo la admiración de los ciudadanos de México, EEUU y Canadá.
Por eso nos alegra tanto que la Universidad de Alcalá reconozca con el Galardón Camino Real a aquellos hombres y mujeres que continúan llevando con orgullo el nombre de España por los territorios de América del Norte.
No me quiero extender más. Termino mis palabras agradeciendo al Instituto Franklin su esfuerzo por desarrollar esta iniciativa. Espero que pronto nuevos eslabones puedan unirse a esta cadena que comenzó hace ahora 10 años y que contribuye a favorecer y realzar la excelente relación entre España y los tres países norteamericanos.
Enhorabuena al V Galardonado Camino Real, D. Rafael Nadal
Muchas gracias.