És una gran alegria per la reina i per jo estar avui a Ciutadella i poder veure concloses ses obres d'aquest immoble tan emblemàtic com és sa “Farmacia Llabrés” i procedir formalment a s'inauguració de sa seva remodelació i rehabilitació.
Este acto inevitablemente nos retrotrae a un momento anterior, de hace poco más de una década, precisamente cuando conocimos la existencia de la herencia de Juan Ignacio Balada en el invierno de 2009. Llevó un tiempo conocer y entender su alcance e implicaciones, aunque no la toma de conciencia −en seguida− de que era algo que debía ponerse al servicio de los demás.
Tuve ocasión de explicar la aceptación de aquella herencia el 12 de marzo de 2011, en mis palabras durante nuestra visita a la Fundación para las Personas con Discapacidad de Menorca.
No conocíamos al Señor Balada y fue una auténtica sorpresa cuando fuimos informados del contenido de su testamento, por el que se nos designaba como coherederos de su patrimonio. Como digo, aceptamos la herencia debido a que, según el deseo expresado en el testamento, de no haberlo hecho todos sus bienes hubieran pasado al Estado de Israel, con la consiguiente merma a las iniciativas o proyectos de interés social que en el futuro pudieran recibir ayudas económicas en nuestro país; como así ha ocurrido desde que pusimos en marcha la Fund. Hesperia e hicimos contribuciones directas con la parte que nos correspondió a la Reina y a mí.
Éramos conscientes de la enorme complejidad que se derivaba de dicha aceptación. Pero también era evidente, y más con la perspectiva de lo hecho, que hubiera sido una pena que el patrimonio hereditario del Señor Balada no hubiera revertido en beneficio de todos los españoles y especialmente de Menorca.
También teníamos claro −y así procedimos−, que no recibiríamos para beneficio personal ningún dinero procedente de dicha herencia y que los bienes que nos hubiesen correspondido serían destinados a fines de carácter social o a la fundación que también el señor Balada nos había encargado constituir, según su testamento, con una parte de la herencia.
Con este objetivo se creó precisamente hace 12 años la Fundación Hesperia, cuyos fines principales son la formación de la juventud, la promoción de proyectos de carácter social y el fomento de la cultura en sus diversas manifestaciones. Unos fines amplios que permiten orientar los esfuerzos según los proyectos variados que vamos identificando junto al patronato y con los que la Reina y yo estamos plenamente comprometidos, como demuestran no solo esta visita, sino las diversas actividades que, impulsadas y financiadas por la Fundación, se han llevado a cabo desde entonces.
Quiero aprovechar esta ocasión para destacar alguna de las iniciativas de mayor alcance, que se unen a la que nos ha convocado aquí esta mañana porque, aunque puede ser la más visible y apreciable, la de mayor cuantía económica, no ha sido la única. Desde la fecha de constitución de la Fundación Hesperia, se ha realizado un proyecto de inserción en el mercado de trabajo de jóvenes discapacitados, en colaboración con la Fundación para Personas con Discapacidad de la isla y se ha ejecutado un proyecto de reinserción en el sistema educativo y de acceso al mercado laboral de jóvenes que abandonaron sus estudios, junto con Cáritas España. Asimismo, se materializó un proyecto con menores en situación de riesgo o exclusión social, con Cruz Roja española.
"...éramos conscientes de la enorme complejidad que se derivaba de dicha aceptación. Pero también era evidente, y más con la perspectiva de lo hecho, que hubiera sido una pena que el patrimonio hereditario del Señor Balada no hubiera revertido en beneficio de todos los españoles y especialmente de Menorca... también teníamos claro —y así procedimos—, que no recibiríamos para beneficio personal ningún dinero procedente de dicha herencia y que los bienes que nos hubiesen correspondido serían destinados a fines de carácter social o a la fundación que también el señor Balada nos había encargado constituir, según su testamento, con una parte de la herencia..."
También se han financiado diversos proyectos de investigación con distintos organismos científicos y sanitarios en el ámbito de las enfermedades raras y con la Asociación Española contra el Cáncer, para tratar de reducir el tiempo de diagnóstico, fomentar la prevención y mejorar, en lo posible, los tratamientos. Varios de estos proyectos han merecido publicaciones especializadas y reconocimiento internacional.
En otras áreas, merece la pena destacar que, en colaboración con el Ayuntamiento de Lorca, se acometió la reparación del Colegio Público de Educación Especial Pilar Soubrier, dañado por el terremoto de 2011 y, también con la Cruz Roja, se han realizado donaciones para los refugiados ucranianos que han llegado a España huyendo de la guerra, así como para proyectos de ayuda a la recuperación de los afectados por el volcán Cumbre Vieja en La Palma.
Por todo ello, creo que la Fundación Hesperia ha hecho mucho bien a muchas personas y entidades que lo necesitaban y nuestro propósito continúa siendo el que se beneficie el mayor número de personas que, ya sea por razones económicas, sociales o de salud, precisen la ayuda de otras entidades.
Y sabemos, además, que cuando su edad se lo permita, tanto la Princesa Leonor como la Infanta Sofía se comprometerán, sin duda alguna, en con esta fundación y con sus proyectos, por su enorme significado social y ayuda a los demás.
A la Reina y a mí nos gustaría agradecer la implicación de todos cuantos han participado en estos proyectos a lo largo de estos años y cuyo esfuerzo ha permitido que se pudieran realizar, porque son muchas las personas a las que se ha ayudado y muchas las personas que han mejorado su situación. Y este es, sin duda, el mejor compromiso que todos, personalmente y como sociedad, podemos tener.
El primer agradecimiento es sin duda para las personas que forman parte del patronato de la fundación Hesperia, que, de una manera extraordinariamente generosa y altruista, dedican una parte importante y valiosa de su tiempo a esta fundación. A Gonzalo Urquijo, su presidente, a Luis de Carlos y Antonio Gómez Cid, del Despacho Uría Menéndez, a Víctor Salamanca, padre e hijo, de Auxadi, a Quique Brancós; y a PwC y KPMG, que auditan las cuentas.
También mi agradecimiento a los notarios, agentes de la propiedad y abogados que han contribuido a hacer posible y efectiva la herencia del señor Balada.
A las autoridades que ejercían responsabilidades públicas en el momento de la aceptación de la herencia y las que les han sucedido en dichas responsabilidades. Con una especial significación, gracias a todos los responsables y directores de la Fundación para las Personas Discapacitadas de la isla de Menorca, sin cuyo apoyo, ilusión y contribución, no hubiera sido posible este acto.
Y en este capítulo de agradecimientos no quiero dejar pasar uno, con nuestra felicitación muy especial, también a la Fundación Isla del Rey. Todo un ejemplo.
Avui, trenta-set anys després des tancament de sa “Farmacia Llabrés”, inauguram i celebram sa recuperació arquitectònica d'aquest immoble tan estretament vinculat amb s'història i amb sos habitants de Ciutadella i que posseeix un immens simbolisme per sa ciutat, per tota Menorca i, per extensió, per totes ses Illes. Comença així una nova etapa en sa qual es servici an ets altres seguirà marcant s'identitat i trajectòria d'aquest edifici, cosa que evidentment mos alegra a tots.
Hem xalat molt! Moltes de gràcies.