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Palabras de Su Majestad el Rey en la entrega de los Premios Nacionales de Investigación 2022

3.1.2023

Es un placer para la Reina y para mí entregar los Premios Nacionales de Investigación 2022. Y hacerlo en Alicante, en este extraordinario cruce de caminos, la Casa Mediterráneo. Esta antigua estación de Ferrocarril (Benalúa) es actualmente y desde hace 10 años un espacio de conocimiento mutuo y acercamiento entre los países de la cuenca mediterránea. Y hoy lo es también de reconocimiento y gratitud a vosotros, los premiados de esta edición, por un trabajo riguroso y exhaustivo, por una labor comprometida y constante cuya finalidad última es contribuir al bienestar colectivo, al progreso social.

Así que, antes de nada, nuestra enhorabuena más sincera por estos premios tan bien ganados. Y también, antes de continuar, queremos transmitir nuestro recuerdo más cariñoso a la familia y compañeros de Luis Moreno, Premio Pascual Madoz de esta edición 2022, que tristemente falleció el pasado 23 de enero.

Recientemente, la Reina y yo tuvimos la oportunidad de estar en Zaragoza, con motivo de los Premios Nacionales de Cultura y en Avilés, en la entrega de los de Innovación y Diseño. En esta ocasión nos convoca la excelencia en investigación científica. Estas últimas semanas han servido, sin ninguna duda, para mostrar —y demostrar— en nuestro país, también fuera de él, el magnífico potencial y enorme talento de profesionales sobresalientes en ámbitos tan diferentes y, al mismo tiempo, tan fundamentales para nuestra sociedad. Es un honor acompañaros como hoy, edición tras edición, conocer vuestros trabajos y trayectorias. Y es un orgullo saber que contamos con vosotros en la vanguardia de nuestra sociedad.

Queridos premiados,
Desde 1982, año de creación de estos Premios, hasta nuestros días, cuatro décadas después, se ha desplegado en nuestro país una amplia cadena de valor, cuya solidez la proporcionan los esfuerzos de investigadores como vosotros y de grupos de investigación como aquellos a los que pertenecéis, con trabajos cuyos efectos podrán ser más o menos inmediatos y su repercusión mayor o menor. Pero todos ellos, tienen la clara vocación de hacer algo grande, algo extraordinario y de impacto o influencia positiva en la sociedad, independientemente del área de especialización de la que se trate.

La investigación es fundamental. Evidentemente lo es por los resultados que se obtienen de ella, pero también por los procesos y métodos que conlleva, que en sí mismos generan conocimiento, buenas prácticas y mejoras generales. Y es indispensable desde un punto de vista social y desde un punto de vista de país. Porque no puede abordarse una transformación de país con visión de futuro sin basarse en la ciencia y el conocimiento.

Los ciudadanos lo han podido comprobar con el ejemplo más reciente de la pandemia y la conclusión es contundente: ante nuevos retos solo se conseguirán avances si la evidencia científica guía la toma de decisiones, fundamenta el diseño de las políticas públicas.

"...recientemente, la Reina y yo tuvimos la oportunidad de estar en Zaragoza, con motivo de los Premios Nacionales de Cultura y en Avilés, en la entrega de los de Innovación y Diseño. En esta ocasión nos convoca la excelencia en investigación científica. Estas últimas semanas han servido, sin ninguna duda, para mostrar —y demostrar— en nuestro país, también fuera de él, el magnífico potencial y enorme talento de profesionales sobresalientes en ámbitos tan diferentes y, al mismo tiempo, tan fundamentales para nuestra sociedad. Es un honor acompañaros edición tras edición, conocer vuestros trabajos y trayectorias. Y es un orgullo saber que contamos con vosotros en la vanguardia de nuestra sociedad...."

En este sentido, y ante estas perspectivas, cobra fuerza la “Recomendación sobre la Ciencia y los Investigadores Científicos”, aprobada por la Conferencia General de UNESCO, en 2017, y que reconoce la ciencia como un “bien común”, de todos. Las personas, sus valores y necesidades, deben ocupar —y esto es algo inamovible— el centro de la actividad científica, orientando la priorización del trabajo investigador y su transferencia efectiva. El compromiso de la ciencia con la sociedad se apoya y fundamenta en esta convicción.

Señoras y señores,
A lo largo de los años la propia investigación ha evolucionado. Se puso de relieve en la pasada edición, en el “diálogo” entre algunos de los premiados, ya que cada vez −decían− se van difuminando más las fronteras entre disciplinas, gracias a la diversidad de enfoques y de métodos que se adoptan. También, por supuesto, al espíritu de colaboración de la comunidad científica.

Estos Premios también lo han hecho. Han evolucionado. Porque, por 1ª vez, además de premiar “labores profesionales destacadas” y “trayectorias investigadoras”, se reconoce en esta edición el talento joven; que, desde luego, existe –y mucho− en nuestro país y al que es necesario dar todo el realce posible. Tenemos, como sociedad, como país que darles más proyección a los jóvenes talentos, más apoyo y oportunidades para desarrollar su potencial y capacidades al máximo; lo cual implica o exige que también seamos capaces de retener ese talento. Aunque, por supuesto ese talento, esas personas, se muevan, viajen y se nutran de lo que se está haciendo por el mundo. Pero debemos ser más capaces de facilitar su retorno.

Así pues, esta edición inaugura los premios para jóvenes, y lo hace con 10 modalidades que llevan el nombre de investigadoras españolas ilustres. De este modo, se rinde un merecido tributo a las científicas que han contribuido al progreso de nuestro país, al mismo tiempo que sirve de incentivo para la presentación de candidaturas.

Permitidme que me dirija a los jóvenes investigadores en este primer año. En la pasada edición en ese “diálogo” entre premiados, se les preguntó qué les dirían, qué consejo les darían a los jóvenes investigadores, como vosotros, con carreras prometedoras. Los tres coincidieron en el mensaje: Mantener la pasión y la vocación; —algo que también acabamos de ver y escuchar en vuestro vídeo de presentación—.

Puede parecer sencillo, pero en absoluto lo es. Todos sabemos que el entorno investigador es muy exigente y que las condiciones en las que trabaja la comunidad científica deben seguir mejorando. Pero reconocimientos como estos deben seguir inspirando vuestro trabajo, haciendo que cada día sea mejor, demostrando el gran potencial investigador de nuestro país; y demostrando que vuestra entrega a la ciencia y los apoyos que recibís, sirven ambos a esa gran causa del bien común.

Formáis ya parte de esa cadena de valor a la que me refería al principio y de la que forman parte trayectorias muy consolidadas e incuestionables, de las que aquí tenéis buena y ejemplar muestra representada por los Premios Nacionales “senior”, digamos. Hoy habéis conseguido algo verdaderamente importante para vuestras carreras y por eso estamos seguros de que volveremos a veros en otros foros, en otras entregas. Así lo esperamos.

Señoras y señores, queridos premiados ─todos ya, sin distinción─ en el 30 aniversario del fallecimiento del excepcional investigador y maestro Severo Ochoa, quiero recordarle a través de sus propias palabras cuando dijo: “La ciencia siempre vale la pena porque sus descubrimientos, tarde o temprano, siempre se aplican”.

Muchas gracias a todos por hacer que siempre valga la pena.

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