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Palabras de Su Majestad el Rey en el acto de entrega de la 36ª edición de los “Premios Rei Jaume I”

Lonja de los Mercaderes. Valencia, 2.14.2025

Ens hem reunit un any més a València, en aquesta esplèndida Llotja, per a fer el lliurament dels Premis Rei Jaume I, que reconeixen i celebren el treball d’un grup de científics, acadèmics i emprenedors exemplars, units per la idea de progrés, de canvi, d’innovació.

Este acto debía haber tenido lugar, como saben, el pasado 22 de noviembre, pero fue aplazado por la terrible DANA que golpeó tantas localidades del levante y sudeste de España, particularmente en la Comunitat Valenciana.

En aquellos días de noviembre España entera compartió ─y lo sigue haciendo─ el dolor de Valencia por las víctimas mortales y por tantos que lo perdieron todo o casi todo. Y aunque hoy, pasados unos meses, estamos aquí, entregando finalmente estos premios, que son de enorme importancia y prestigio para Valencia y para toda España, que nos hablan de innovación y de futuro, no podemos ni queremos dejar de tener muy presentes esos días aciagos, que para los que viven o trabajan en los municipios y comarcas afectadas —a los que tampoco olvidamos— son todavía un duro y doloroso presente.

Creo por ello que hay un especial simbolismo en el hecho de que estemos reunidos en esta Lonja de los Mercaderes; porque este edificio también nos habla —tal vez mejor que ningún otro en Valencia— del pasado, del presente y del futuro de esta tierra.

Esta Lonja, obra maestra del gótico civil valenciano y Patrimonio de la Humanidad, se levanta desde hace más de quinientos años sobre la sed de conocimiento y de exploración; se abre al crisol de culturas del Mediterráneo y es síntesis de su sabiduría. Sus columnas y sus bóvedas nos hablan de emprendimiento, de comercio, de prosperidad, de ciudadanía; de un modo de ser al que nada de lo humano le es ajeno. Ese es el modo de ser, y de sentir, de las valencianas y los valencianos. 

Un pueblo con la historia y el espíritu que se encarnan en este edificio es un pueblo capaz de superar los momentos más difíciles; de crecer con ellos, de aprender y fortalecerse. Un pueblo que recuperará las casas, las escuelas, los parques, las empresas; que rehará su día a día y recompondrá poco a poco —como vimos ayer, con la reapertura del centro comercial Bonaire─ tantos proyectos vitales y profesionales, que necesitan tanto de ayuda y apoyo para volver a florecer.

Esa tarea ingente ─recobrar la normalidad plena en las zonas afectadas, de reconstruir con visión de futuro y conciencia de la realidad del territorio y clima─ es un llamamiento constante al esfuerzo, la solidaridad y la responsabilidad de todos; un objetivo compartido que, una vez lo alcancemos, nos habrá reforzado como sociedad, como ciudadanía, como país y como nación. 

Señoras, señores,
Quiero ahora centrarme en la 36ª edición de los Premios Jaume Ier; una edición que ha crecido en número de categorías —pasando de 6 a 7— porque el premio en investigación médica se ha desdoblado en dos: la investigación biomédica y una categoría específica dedicada a la investigación clínica y la salud pública. 

Se trata de una noticia excelente, por la que felicito a la fundación y a sus patrocinadores, pues contribuye a dar aún más visibilidad a ambos perfiles investigadores. Por lo demás, los años de la pandemia, entre otras experiencias recientes, nos hablan a las claras de cuánto depende nuestro bienestar de una sanidad que esté siempre en vanguardia en cuanto a avances y conocimientos.

Los Premios Rei Jaume I siguen tejiendo vínculos entre ciencia, y tecnología, innovación y emprendimiento. Si buscáramos un denominador común a estas cuatro palabras y un rasgo que todos los premiados comparten, creo que podríamos acudir a la palabra “inconformismo”. 

Son, nuestros premiados, personas que no se conforman; que apuestan lo más valioso que tienen —su tiempo, su talento, su sabiduría— por el objetivo de hacer un mundo mejor; que asumen una posición ética basada en la entrega: entrega a una vocación, a una disciplina, pero también y, sobre todo, a la sociedad.

Algunos de sus ámbitos de trabajo son —cabe reconocerlo— más accesibles que otros; pero todos comparten el reto y la determinación de ampliar las fronteras del conocimiento, de traducirlo en aplicaciones prácticas o de promoverlo mediante la innovación empresarial. Y lo hacen desde enfoques pluridisciplinares, integrando en sus equipos a personas con perfiles distintos y complementarios.

"...Los Premios Rei Jaume I siguen tejiendo vínculos entre ciencia, y tecnología, innovación y emprendimiento. Si buscáramos un denominador común a estas cuatro palabras y un rasgo que todos los premiados comparten, creo que podríamos acudir a la palabra “inconformismo”. Son, nuestros premiados, personas que no se conforman; que apuestan lo más valioso que tienen —su tiempo, su talento, su sabiduría— por el objetivo de hacer un mundo mejor; que asumen una posición ética basada en la entrega: entrega a una vocación, a una disciplina, pero también y, sobre todo, a la sociedad..."

Este año, “los Jaume I” han reconocido sus aportaciones en temas tan diversos y apasionantes como, entre otros: la información y la comunicación cuántica; los factores de crecimiento de nuestra economía a largo plazo, con especial atención a aspectos como la educación y la evaluación de las políticas públicas; la biología celular, la embriología y sus aplicaciones en el tratamiento del cáncer; el fenómeno de la sequía y su agravamiento por el impacto del cambio climático; la identificación de nuevos factores de riesgo a través del estudio de las epidemias de asma; la biología sintética y el diseño de proteínas; o el crecimiento y la internacionalización de las empresas pequeñas a través del comercio on-line.

Por sus logros y hallazgos, pero, sobre todo, por su espíritu crítico y su insaciable curiosidad, merecen los 7 premiados nuestra más profunda gratitud y enhorabuena.

Señores, señoras,
En los tiempos que corren el diálogo abierto y constructivo entre quienes crean conocimiento y quienes lo aplican es una necesidad inaplazable, una condición sine qua non para el progreso de nuestras sociedades y, sobre todo para que éste sea más justo y equilibrado. La prosperidad económica y social de un país no solo depende de su nivel científico y empresarial, sino también de que haya una constante transferencia de conocimiento entre ambos; y así mismo de que las estructuras de gestión y control, las administraciones y el marco regulatorio, sean realmente parte activa del éxito porque generen relaciones de confianza, respeto y de propósito compartido hacia el bien común…

Por eso estos Premios Rei Jaume I encierran una lectura de gran valor para la sociedad: porque ponen de relieve, con el ejemplo de nuestros premiados, la enorme importancia de reforzar las sinergias entre innovación y emprendimiento, entre valor social y valor económico, y entre competitividad y prestigio o imagen país.

Y si esa fórmula es una garantía de crecimiento para los estados, cómo no predicarla también de ese gran proyecto de cooperación y concordia supranacional que es la Unión Europea, nuestro mayor activo, como europeos, en este tiempo de grandes desafíos globales.

No puedo por menos que recordar el informe Draghi, que pide que la Unión realice un esfuerzo colectivo en I+D+i e invita a los estados miembros a converger y cooperar más intensa y profundamente en torno a los múltiples retos que, para la ciencia y también para la empresa, afrontamos de manera acelerada y con respuestas muchas veces lentas, desordenadas o poco sólidas.

Sabemos que esa convergencia es posible, y que podemos liderarla en tantos ámbitos; basta ver los muchos ejemplos de instituciones de investigación y empresas españolas que son líderes europeas en sus respectivos campos. 

Tras la reciente renovación institucional del año pasado, la Unión ha puesto el acento en la seguridad económica y en cómo promoverla a través de las capacidades tecnológicas propias, las alianzas con países terceros y la cooperación entre los socios comunitarios. Es una oportunidad que debemos aprovechar con celeridad ante cómo se desarrollan los acontecimientos en el nuevo escenario mundial.

Señoras y señores, queridos premiados,
En esta época de cambios trepidantes y grandes incertidumbres, nuestra mayor certeza –y no es poca- es la capacidad del ser humano de enfrentarse a los mayores desafíos a través del conocimiento.

Por mencionar un solo avance revolucionario —que a todos los presentes nos suscita, seguro, una mezcla de esperanza y desazón— citaré la inteligencia artificial, que nos invita a descubrir vastísimos territorios del saber, aún inexplorados, pero también nos obliga a embridar unos riesgos no menos evidentes. Y para ello no hay otro camino que una apuesta firme, constante y decidida, por la educación y por los mecanismos de claridad, transparencia y rendición de cuentas en las decisiones ─de administraciones, empresas e instituciones que tanto nos afectan a todos los ciudadanos y determinan.

Decía Nuccio Ordine, Premio Príncipe de Asturias 2023, “sin una dimensión pedagógica completamente ajena a toda dimensión de utilitarismo, sería muy difícil, ante el futuro, continuar imaginando ciudadanos responsables, capaces de abandonar los propios egoísmos para abrazar el bien común”.

En la educación está, en efecto, nuestro gran reto como sociedad. En cómo aprovechar el enorme talento de nuestros jóvenes y acercarlos a la ciencia de manera intuitiva; en cómo orientarles hacia un uso responsable de la tecnología, para que sea un aporte, nunca un obstáculo, en su vida adulta; en cómo procurar que, incluso allí donde prima el beneficio inmediato, sepan discernir los principios y valores sin los que ningún proyecto o decisión tiene sentido; y en cómo seducirles con caminos profesionales tan exigentes, y a la vez tan necesarios, como los que recorren, con gran éxito, nuestros eminentes premiados.

En este campo hay siempre más preguntas que respuestas, y seguro los 7 galardonados podrían darnos muchas ideas al respecto. Yo me limitaré a afirmar mi orgulloso convencimiento de que, con los premios Rei Jaume I, cuya convocatoria para este 2025 está ya abierta, estamos dando un nuevo paso adelante: un paso más en la dirección correcta.

Muchas gracias.

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