Su Alteza Real la Princesa de Asturias ha recibido el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, por parte de Su Majestad el Rey, tras jurar la Constitución Española ante las Cortes Generales. Posteriormente, ha tenido lugar un almuerzo ofrecido a una representación de las altas instituciones del Estado.
A su llegada al Palacio Real desde el Congreso de los Diputados, Sus Majestades los Reyes y Sus Altezas Reales la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía escoltados por el Escuadrón de Escolta Real, han sido recibidos en el Patio de la Armería con honores. Al paso de la comitiva, una Sección de la Batería Real, situada en la plaza de la Almudena, ha disparado una salva de veintiún cañonazos, que corresponden a Su Majestad el Rey, durante la interpretación del Himno Nacional.
Su Alteza Real la Princesa de Asturias ha recibido, por parte de Su Majestad el Rey, el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, en presencia de los poderes del Estado, tras jurar la Constitución Española ante las Cortes Generales, en una sesión solemne en la que ha estado acompañada por Sus Majestades los Reyes y por su hermana la Infanta Doña Sofía.
El acto dio comienzo con las palabras del presidente del Gobierno en funciones y la lectura del Real Decreto de concesión. Seguidamente, Su Majestad el Rey ha impuesto a la Princesa de Asturias el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.
La Princesa de Asturias ha pronunciado unas palabras en las que ha destacado que “Al cumplir hoy 18 años, y alcanzar la mayoría de edad, he prestado el juramento previsto en nuestra Constitución. He jurado desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas, así como fidelidad al Rey”.
“Me debo desde hoy a todos los españoles, a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad. No hay mayor orgullo. En este día tan importante -que voy a recordar siempre con emoción- les pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en nuestro futuro, en el futuro de España”.
“Me he comprometido solemne, formal y públicamente con nuestros principios democráticos y con nuestros valores constitucionales, que asumo plenamente. Y he contraído una gran responsabilidad con España ante las Cortes Generales, que espero corresponder con la mayor dignidad y con el mejor ejemplo”.
“He prestado, además, juramento de fidelidad al Rey. No sólo a su persona, sino también a lo que la Corona simboliza y representa: la unidad y permanencia de España. Recuerdo muy bien lo que mi padre, el Rey, me dijo cuando me impuso el Toisón de Oro: ‘Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola, servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional’. Son palabras que en todo momento tendré muy presentes”.
Tras la imposición de la distinción, ha tenido lugar el saludo a los invitados seguido de un almuerzo a una representación del Gobierno y de los Poderes del Estado, en el que Su Majestad el Rey ha subrayado que “El juramento de la Constitución de la Princesa de Asturias ante las Cortes Generales es la solemne expresión del compromiso de quien encarna la continuidad de nuestra Monarquía Parlamentaria con nuestros principios democráticos y valores constitucionales”.
Entre más de un centenar de invitados al almuerzo figuran: los Poderes del Estado, el Gobierno, el Decano del Cuerpo Diplomático, ex presidentes del Gobierno, presidentes de Comunidades Autónomas, Órganos Constitucionales, ponentes de la Constitución, representantes de las Fuerzas Armadas, Congreso y Senado, partidos políticos con representación parlamentaria, Comisión Europea, Comité Olímpico Español, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Caballeros del Toisón de Oro, Órdenes Militares y Diputación de la Grandeza, Fundaciones, Reales Academias, ayuntamientos, confesiones religiosas, agentes sociales y Consejo de la Juventud.
La Princesa de Asturias ha jurado la Constitución, como lo hizo su padre, el 30 de enero de 1986, al cumplir la mayoría de edad, en aplicación del artículo 61.2 de la Constitución Española: “El Príncipe heredero, al alcanzar la mayoría de edad, y el Regente o Regentes al hacerse cargo de sus funciones, prestarán el mismo juramento, así como el de fidelidad al Rey”.
La Real y Distinguida Orden Española de Carlos III es una orden que fue establecida por el rey Carlos III, mediante real cédula de 19 de septiembre de 1771 con el lema latino “Virtuti et merito”, con la finalidad de condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona. Desde su creación, sigue ocupando el primer puesto entre las más altas distinciones del Reino de España. Aunque desde su creación se encuentra dentro de la categoría de las órdenes militares, concretamente es una orden de caballería, formalmente se convirtió en orden civil en 1847.
Su Majestad el Rey es el Gran Maestre de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. El Presidente del Gobierno es el Gran Canciller de la Real y Distinguida Orden. Al tomar posesión de su cargo es investido con el grado de Caballero de la Orden y con esta calidad actúa como Gran Canciller de la misma. Le corresponde elevar a la aprobación del Consejo de Ministros los proyectos de Reales Decretos de concesión de los grados de Collar y Gran Cruz. Todos los títulos de los diferentes grados de la Real Orden deberán llevar su firma.
Tanto la Orden como las condecoraciones que se otorgan están reguladas en un real decreto de 2002, donde se fija como objetivo «recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación» y por una Orden de 8 de mayo de 2000.
La Real y Distinguida Orden Española de Carlos III consta de los siguientes grados: Collar, Gran Cruz, Encomienda de Número, Encomienda y Cruz.
El Collar de Carlos III está reservado a los miembros de la Familia Real española, los jefes de Estado y de Gobierno y a aquellos ciudadanos españoles que posean la Gran Cruz con más de tres años de antigüedad. El número de ciudadanos vivos españoles que, con excepción de la Familia Real, pueden recibir el Collar está restringido a 25.
Además, se puede conceder esta insignia "a personas de nacionalidad extranjera, siempre que hayan prestado extraordinarios y meritorios servicios a España, o bien por cortesía y reciprocidad a altos dignatarios de otras naciones".
En 1986 al cumplir la mayoría de edad S.M. el Rey recibió el Collar de la Orden Carlos III.