El Rey preside el acto solemne conmemorativo del 50º aniversario de la inauguración del Museo Dalí, inaugurado en 1974 y construido sobre los restos del antiguo Teatro Municipal de Figueres, está considerado como la última gran obra de Salvador Dalí. Todo en él fue concebido y diseñado por el artista con el propósito de ofrecer al visitante una verdadera experiencia y llevarlo al interior de su mundo cautivador y único.
La actuación musical del Quartet Casals dio el comienzo a este acto con la intervención del presidente de la Fundación Gala-Salvador Dalí, Jordi Mercader, y la proyección del vídeo “Teatro-Museo Dalí. Historia del arte breve pero clara”.
Don Felipe acompañado por las autoridades, recorrió la exposición del 50º aniversario del Museo Dalí distribuida en tres salas.
Para concluir esta visita, Su Majestad el Rey recibió el saludo de los miembros del patronato y del comité de dirección de la Fundación Gala-Salvador Dalí y firmó en el libro de honor y compartió unos momentos con los asistentes e invitados.
El Rey estuvo acompañado por presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa; el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu; el delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Cataluña, Carlos Prieto; el alcalde de Figueres, Jordi Masquef; la consejera de Cultura de la Generalitat de Catalunya, Sonia Hernández; y por la alcaldesa de Cadaqués, Maria Pia Seriñana.
La colección del Teatro-Museo Dalí permite al espectador aprehender toda la trayectoria artística de Salvador Dalí (1904-1989) a través del más amplio abanico de obras. Recorrer sus salas es viajar desde sus primeras experiencias artísticas hasta las obras de los últimos años de su vida, pasando por el surrealismo, la mística nuclear y la pasión por la ciencia.
La visita al Museo representa una oportunidad de observar, vivir y disfrutar de la obra y el pensamiento del genio. Como explicó el propio Dalí: “Es evidente que existen otros mundos, eso seguro; pero, como ya he dicho muchas veces, esos otros mundos están en el nuestro, residen en la tierra y precisamente en el centro de la cúpula del Museo Dalí, donde está todo el nuevo mundo insospechado y alucinante del surrealismo”.
El Teatro-Museo Dalí contiene un amplio abanico de obras que describen toda la trayectoria artística del pintor ampurdanés, desde sus primeras experiencias artísticas -impresionismo, futurismo, cubismo, etc.- y las creaciones surrealistas hasta las realizadas en sus últimos años de vida. Entre las obras más destacadas que se exponen en el Museo cabe mencionar Autorretrato con «L'Humanité» (1923), Port Alguer (1924), El espectro del sex-appeal (1932), Retrato de Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su hombro (1933), Autorretrato blando con beicon a la plancha (1941), Poesía de América - Los atletas cósmicos (1943), Galarina (1944-1945), La cesta de pan (1945), Leda atómica (1949) y Galatea de las esferas (1952).
Mención aparte merece también el conjunto de obras realizadas por el artista con la finalidad expresa de exponerlas permanentemente en el Museo, y que van desde pinturas y esculturas hasta complejas instalaciones monumentales. Dentro de este grupo destacan la Sala Mae West, la Sala Palacio del Viento, el Monumento a Francesc Pujols y el Cadillac lluvioso.