Permítanme que antes de nada exprese nuestra bienvenida más cordial a SSEE los Presidentes Mattarella y Rebelo, que nos visitan hoy demostrando su compromiso con el fortalecimiento y la continuidad de este proyecto de la cooperación tecnológica para nuestro mutuo desarrollo, el de Portugal, Italia y España.
Para mí y para el Presidente Mattarella será la segunda vez que tenemos el privilegio de participar en esta cumbre de COTEC, tras la de Roma del año 2015, pero para el Presidente Rebelo será la primera. Estoy seguro de que le satisfará y de que a todos nos espera un futuro de esperanza si sabemos aprovechar al máximo las sinergias de nuestros países –y también de nuestros socios europeos de la UE− en este ámbito tan exigente, tan acelerado y deslumbrante como es el de la tecnología y la innovación.
Pero al inicio de mis palabras no quiero dejar de recordar de manera muy especial, con enorme afecto, gratitud y pena porque nos ha dejado, a José Ángel Sánchez Asiaín; una persona comprometida desde los inicios de COTEC, y hasta el último momento, con el proyecto de modernización de España, que fue el gran objetivo con el que nació nuestra fundación.
Durante décadas José Ángel puso lo mejor de sí mismo ─con inteligencia, esfuerzo, dinamismo y visión de futuro─ para impulsar una iniciativa que ya es una referencia insustituible en el desarrollo innovador de nuestra economía. Y hoy nos podemos sentir muy orgullosos de que tres grandes países del sur de nuestro continente ─Italia, Portugal y España, los tres firmemente comprometidos con el proyecto europeo, de la UE─, estemos trabajando juntos, codo con codo, para impulsar las nuevas tecnologías ─la innovación y el desarrollo tecnológico─ como instrumento de progreso para nuestras sociedades.
La Economía Circular, concepto al que dedicamos nuestra reunión, nos invita a detenernos en el largo proceso que nos ha llevado a asumir la necesidad de diseñar y aplicar un paradigma de sostenibilidad para nuestra economía y nuestro desarrollo; para la economía y el desarrollo de las diferentes sociedades de nuestro planeta. Me gustaría, por ello, evocar ese proceso desde una perspectiva muy directa y visual.
A solo unos cuatrocientos kilómetros por encima de nosotros, la Estación Espacial Internacional circunvala cada 90 minutos el planeta desde hace más de dos décadas. Desde ella sus tripulantes apenas pueden identificar a simple vista algún rastro humano en el paisaje diurno: tal vez el contorno de una ciudad, una gran autopista surcando un desierto, el resplandor de los invernaderos bajo el sol de Almería… (el puente de Messina, el pantano de Alqueva…) Y a algunos cientos de kilómetros más allá ─a la distancia a la que orbitan los satélites de comunicaciones─ se desvanece ya todo vestigio visible de la civilización en la Tierra.
Pero sabemos que nuestro planeta es único de momento gracias a la sutil y persistente capa de vida que lo rodea, ─la Biosfera─; un bien que hemos de cuidar, mantener y mejorar en aras de nuestra propia existencia, de la existencia de las generaciones que tomarán el relevo después de nosotros.
Sin duda, el ser humano está dejando una huella indeleble. Una huella marcada por las emisiones de gases a la atmósfera, los residuos sólidos industriales y urbanos, la alteración de ecosistemas, la afectación de biodiversidad, y otros fenómenos asociados a la civilización industrial (las pautas de consumo, los transportes, la producción de alimentos…), aquella que nos ha permitido, por otra parte, lograr cuotas de prosperidad y de bienestar que nunca antes había alcanzado nuestra especie.
El progreso tecnológico e industrial es, no cabe duda, uno de los grandes éxitos de la evolución. Somos la única especie que, por el momento, se ha demostrado capaz de semejante hazaña. Y somos también los únicos capaces de poner freno al impacto negativo que este desarrollo está generando en el propio planeta. Son problemas cuyas causas conocemos bien, pero cuyas consecuencias más profundas y más graves para los humanos, y para la biosfera en su conjunto, no estamos valorando adecuadamente.
"...resulta urgente y de vital importancia acelerar la transición de la economía global hacia un modelo más sostenible. Un modelo que abandone progresivamente la pauta lineal de “extraer, fabricar, usar y tirar” y que apueste por cerrar el ciclo de vida de las materias primas y de los productos. Un modelo circular que ha de ser, además, más eficiente desde el punto de vista energético..."
La comunidad científica viene dando señales de alarma en los últimos años sobre la profundidad de ese deterioro ambiental y también sobre la insostenibilidad a medio plazo de nuestros parámetros de desarrollo. No hablamos de profecías sino de previsiones que, por desgracia, el paso del tiempo está confirmando, como las referidas al calentamiento global. En este escenario, resulta urgente y de vital importancia acelerar la transición de la economía global hacia un modelo más sostenible. Un modelo que abandone progresivamente la pauta lineal de “extraer, fabricar, usar y tirar” y que apueste por cerrar el ciclo de vida de las materias primas y de los productos. Un modelo circular que ha de ser, además, más eficiente desde el punto de vista energético.
Hablamos de una transición compleja, lenta, y en gran medida incierta, puesto que implica retos aún no resueltos. Una transición que los países deficitarios en materias primas y energía fósil, como es el caso de Italia, Portugal y España, tenemos la oportunidad y quizá la obligación de liderar.
Por suerte no estamos solos. Como en tantas otras ocasiones a lo largo de su historia, la UE ha asumido la responsabilidad de apoyar este desafío colectivo. Con acierto ha sabido ver que, al hacerlo, está abriendo la puerta a nuevas fuentes de riqueza y de empleo, más sostenibles e inclusivas. El compromiso de la Comisión Europea con la Economía Circular es firme y ambicioso, y así se reflejó en el paquete de medidas aprobadas a finales de 2015, muchas de las cuales ya están en marcha.
COTEC-Europa quiere contribuir a este gran reto, y trabaja para que los sistemas de innovación de Italia, Portugal y España estén alineados con este nuevo paradigma. En el caso particular de España, la Fundación COTEC está comprometida con el análisis de la situación actual y de las perspectivas futuras de la economía circular. Una tarea que, tal y como su presidenta ha señalado, debe ser sistemática y continuada en el tiempo.
En el primer informe dedicado a analizar la situación y la evolución de la Economía Circular en España, presentado hoy, la fundación ya apunta algunos de los hitos alcanzados en este largo camino que sugieren una evolución positiva y nos hablan del potencial de “circularización” de nuestra economía.
Pero, al mismo tiempo, el informe pone de manifiesto lo mucho que queda por hacer. En particular, en opinión de COTEC, resulta urgente definir una hoja de ruta clara, que integre los esfuerzos a diferentes niveles ─estatal, autonómico y local─ considerando también el papel de las ciudades y de los diferentes sectores económicos. Los expertos sugieren asimismo un plan de acción que contemple medidas en el ámbito educativo, fiscal o medioambiental, entre otros.
Creo que la jornada de hoy subraya el hecho de que son muchos los motivos para avanzar en este camino, pero el informe apunta a uno que no es menor y que, particularmente, es capital en la actual situación de nuestro país: la oportunidad de creación de miles de nuevos puestos de trabajo en actividades relacionadas con la economía circular durante los próximos años, si se implantan adecuadamente estas medidas.
Y en esa transición, la innovación desempeña un papel clave. No me refiero solo a la innovación tecnológica, necesaria para resolver los desafíos técnicos a lo largo del ciclo de vida de los materiales y los productos, sino también a la innovación social que supone el cambio de los patrones de consumo, entre otros, los asociados a una mayor reutilización de bienes y servicios.
Efectivamente, estamos hablando de un cambio de paradigma productivo que abre las puertas a nuevos modelos de negocio y que podrá generar igualmente nuevos sectores de actividad empresarial. Formas nuevas de crear riqueza y empleo, lo que supone, en cierta medida, la máxima expresión del potencial económico de una idea.
Y esta evolución exigirá avanzar hacia una regulación que se anticipe a los cambios sociales y económicos necesarios, y que los facilite.
Excelencias, Señoras y señores,
Comenzaba mis palabras evocando la imagen que de nuestro planeta se puede observar desde la Estación Espacial Internacional. Pero, a mucha más distancia de donde se encuentra esta Estación, allá donde han llegado algunas de las sondas espaciales, los contornos de la Tierra se difuminan y se pierden en la inmensidad del Universo. Pues ese planeta, ese pequeño punto azul en el Cosmos, es todo lo que tenemos. Es nuestra responsabilidad conservarlo y garantizar que siga siendo el hogar de las generaciones que nos sucederán en el futuro.
Muchas gracias.