Buenas tardes, señoras y señores
Volver a esta casa tan seguido es para mí –Director, como sabes− toda una alegría. Hace unos días celebrábamos aquí el aniversario de la Fundación Euroamérica, ayer mismo regresé de un viaje a El Salvador, y hoy entregamos estos Premios Internacionales “Rey de España” de Periodismo (41ª edición) que están tan ligados a América, a Iberoamérica, al mundo de habla española y portuguesa, y a los países con los que España mantiene vínculos históricos y relaciones culturales y de cooperación especialmente estrechas.
Celebramos, en definitiva, la excelencia periodística en este gran espacio del mundo. Cada nueva edición de los premios representa la renovación del compromiso con ese periodismo ejercido con responsabilidad, honestidad y transparencia.
Detrás de este esfuerzo que hoy queremos resaltar y poner como ejemplo está la necesidad de una auto reflexión permanente para mejorar la función de servicio público; para trasladar a las personas y comunidades una información cierta, clara y útil, destacando el valor de los buenos periodistas y del buen periodismo; que es la mejor herramienta para contrarrestar la desinformación, que tanto incide en la convivencia de nuestras sociedades.
Los trabajos galardonados —seleccionados entre las 293 candidaturas que se han postulado— fomentan la concienciación social y medioambiental, desvelan agresiones a menores, reviven la cultura y dan voz a las personas para que nos lleguen sus testimonios directos, para que nos ayuden a entender.
Las historias que sacan a la luz estos periodistas de México, Argentina, Colombia y España contribuyen a mejorar las comunidades protagonistas de sus relatos y, con ellas, tratan de mejorar el mundo, una meta tan ambiciosa como necesaria.
Enhorabuena, por todo ello, a los premiados. También a los organizadores —Agencia EFE y la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional para el Desarrollo— y a las empresas colaboradoras.
Señoras y señores,
La confianza —entendida como una “esperanza firme”— en los medios de comunicación es crucial para el periodismo del presente y del futuro.
Los problemas actuales no se detienen en las fronteras. Son muchas las dificultades y muchos los retos que las trascienden, como el cambio climático, la migración, las desigualdades, la inseguridad o las tensiones sociales, así como la polarización política o el desarrollo de las tecnologías digitales más disruptivas como la IA. Este 2024 es un año electoral importante para el mundo; ejercerán su derecho al voto más personas que nunca. Reflexionar sobre esta circunstancia nos lleva a pensar en quienes votarán por 1ª vez, que se encuentran al comienzo de su desarrollo vital/social. Es necesario comprender cómo es esta generación: qué necesita, cómo espera que sea su futuro, o qué le falta y cuál es su principal anhelo.
Por ello, ante tantos desafíos, es preciso que la sociedad civil y las instituciones democráticas de todo el mundo defiendan la libertad de información, como derecho cívico o ciudadano y como obligación delos poderes públicos, fundada sobre noticias veraces y contrastadas, y que es esencial para que las nuevas generaciones puedan vivir en sociedades plurales, tolerantes, formadas y democráticas.
Sabemos que sin información veraz y completa la calidad democrática se ve comprometida. Ante esta situación, se necesita un periodismo de excelencia, consagrado a los más altos estándares profesionales y éticos; y se necesita para hacer frente a las especulaciones, a la desinformación, también al contenido confuso, inexacto o engañoso que pueda llegar a generarse por herramientas tecnológicas como la IA. De manera que en un escenario en el que ésta adquiere cada vez mayor protagonismo, la industria de los medios de comunicación atraviesa de forma paralela un momento complejo y retador, por lo que ofrece una ocasión excepcional para hacer poner en valor nuevamente al buen periodismo.
Y para ello hay que recuperar una de las —entre comillas— tecnologías más ancestrales del ser humano que tiene la capacidad, además, de resolver el problema de la desconexión con las audiencias: la conversación; una forma de contrarrestar el cansancio informativo, de explorar sus propias fuentes, una manera de reflexionar en medio de las malas noticias.
A través de las conversaciones con los ciudadanos nace el periodismo de soluciones, que busca investigar y narrar historias que aborden respuestas que dan o podrían dar los propios ciudadanos e instituciones a problemas sociales. Historias de esperanza. También se ha premiado hoy aquí ese tipo de periodismo.
Un periodismo que debe respetarse, preservarse y salvaguardarse para que siga siendo uno de los pilares de la democracia, proporcionando información imparcial y verificable.
El periodismo debe seguir promoviendo sus mejores valores —aquellos que aseguren la calidad, la integridad y la utilidad de la información que se transmite al público, así como su interés—. Así los ciudadanos comprenderán mejor cómo impacta en la vida cotidiana de cada uno, así como en la común de todos en sociedad, construyendo prácticas de confianza mutua y transparencia.
La oportunidad es a largo plazo. En la intersección entre la aspiración periodística de buscar la verdad y reportarla, y el conjunto de tecnologías en constante evolución, confluye el deseo público de darle sentido al mundo y a lo que sucede en él.
Muchas gracias y enhorabuena de nuevo a los premiados.