La Reina y yo estamos aquí hoy en Santa Cruz de Tenerife para transmitiros sobre todo nuestro cariño y apoyo. Y nos sumamos con gusto y con orgullo, a este acto de reconocimiento tan merecido que recibís de las autoridades, de los afectados, de los vecinos y de todos los tinerfeños y canarios.
Queremos también que todos los afectados sintáis aquí, con nuestra presencia, que en toda España se sintió gran preocupación por los efectos del gran incendio que sufristeis. Como también se sufrieron otros −con diferentes intensidades− en muchos lugares del país, 36 grandes incendios en siete Comunidades Autónomas.
Este es un acto de homenaje, pero también una muestra de gratitud a todos cuantos os habéis implicado y seguís implicados en las labores de coordinación, apoyo, protección y, especialmente, extinción de ese incendio tan voraz que se inició ya el pasado 15 de agosto y que, como han dicho la Presidenta del Cabildo y el Presidente del Gobierno de Canarias, ha afectado a más de 12.000 hectáreas.
Como toda la sociedad española, en aquellos días seguimos con atención –y lógicamente muy preocupados− la evolución del mismo y nos alegra comprobar, aquí sobre el terreno, el progreso favorable de los últimos días, con menos reactivaciones, de menor intensidad, hecho al que se une, afortunadamente, el cambio de la meteorología. Sin duda fue extraordinaria su intensidad, pero también su duración, con diversas reactivaciones…
Decía que hoy era un día de homenaje. Y de gratitud. Oportuno y apropiado. Porque, aunque la información más reciente da lugar a la esperanza, no podemos olvidar lo sucedido aquí desde hace 2 meses, un período de tiempo que ha puesto a prueba las capacidades de la isla.
"...La Reina y yo estamos aquí hoy para transmitiros todo nuestro cariño y apoyo. Y nos sumamos con gusto, con orgullo, a este acto de reconocimiento tan merecido que recibís de las autoridades, de los afectados, de los vecinos y de todos los tinerfeños y canarios..."
A pesar de la dificultad para extinguir el incendio por las altas temperaturas, por la orografía, y por las condiciones climatológicas que incluso generaba el propio fuego, el trabajo de las brigadas forestales, de la UME, de los bomberos, de los pilotos y tripulaciones (tanto de los hidroaviones del 43 grupo del EAyE, como de los helicópteros desplegados), ha sido una clara muestra de coordinación, dedicación y ejemplaridad, que se une al de todos los voluntarios que, con su vocación solidaria −de servir arrimando el hombro−, aliviaron los momentos de angustia de tantas personas que, casi sin capacidad para reaccionar, tuvieron que salir de sus casas.
Todos vosotros sois ejemplo de lo mejor de nuestra sociedad. Sois testimonio de la fortaleza y la unidad de esta isla de Tenerife, de las Canarias y de España, y nos vuelve a recordar que unidos siempre somos más fuertes.
Nos encontramos ante una amplia representación de la sociedad de Tenerife y de Canarias, de instituciones y responsables públicos a los que podemos reconocer e identificar, pero me quiero detener en tantas personas anónimas que ofrecieron lo que tenían, demostrando gran generosidad, para ayudar a sus vecinos y a los equipos operativos de bomberos, soldados y brigadas forestales, al despliegue logístico y policial, también de instituciones como Cruz Roja… Por ejemplo, abriendo sus negocios, sus bares, restaurantes y hoteles para que siempre hubiera una bebida caliente o algo para comer, incluso donde dormir! y sobrellevar, así, las interminables horas de trabajo bajo un fuego amenazante y padeciendo temperaturas tan elevadas.
Tenerife ha sido, desde luego, un ejemplo. Como lo ha sido tantas otras veces; como lo han sido todas y cada una de las islas Canarias.
Señoras y señores,
Hoy, cuando nos reunimos para agradecer la labor de quienes han contribuido a un esfuerzo colectivo, me gustaría que mantuviésemos en nuestra memoria esas imágenes del vídeo “El corazón verde de Tenerife”, que acabamos de ver —porque ese es el verdadero Tenerife— y que asegurásemos también que los lazos que han permitido esa cooperación no se rompan y continúen en el futuro por un beneficio común.
Vuestro ejemplo debe inspirar a los más jóvenes y a las siguientes generaciones, tanto en el compromiso y el respeto al patrimonio común y a nuestro entorno natural –que además sustenta nuestras vidas−, como a estar dispuestos a dar un paso al frente cuando sea necesario y a confiar en las instituciones y en las autoridades responsables en las emergencias.
Y en esa tarea siempre nos encontraréis a vuestro lado, porque también es nuestra tarea.
Muchas gracias.