Se cumplen 40 años de una institución que, de la mano de la Reina Sofía, mi madre, ha prestado –y lo sigue haciendo− un servicio ejemplar a quienes más lo necesitan. Muchas felicidades y enhorabuena, Majestad, por este aniversario que pone de relieve vuestra humanidad y vuestro compromiso con las personas más desfavorecidas. Y gracias de corazón, por como decía el gran ejemplo que todo ello supone y también en nombre de tantas personas que a lo largo de todos estos años han sentido de cerca esa ayuda y ese apoyo –no solo en lo material.
Por eso estamos aquí hoy, para celebrar una de esas pequeñas historias que gracias a la constancia, al trabajo serio, y a los valores que la echaron a caminar, se convierten también en grandes historias; en un legado de dedicación solidaria y de compromiso social que además, años después ─y ahora hacen 10─ fraguaron, también, en la creación de una obra singular, grande y luminosa que es la que hoy nos acoge: Este Centro Alzheimer, de la Fundación Reina Sofía.
Y el paso de los años no ha hecho más que reafirmar lo que la Reina Sofía dijo en el día de inauguración de esta obra, sobre “el espíritu creador que la había animado desde el primer día” y sobre “el convencimiento íntimo de todos” de su utilidad social, del “servicio a la sociedad” que, gracias al apoyo y colaboración de muchos, se estaba prestando en una necesidad que sería imposible de atender con esfuerzos aislados.
"...Muchas felicidades y enhorabuena, Majestad, por este aniversario que pone de relieve vuestra humanidad y vuestro compromiso con las personas más desfavorecidas. Y gracias de corazón, por el gran ejemplo que todo ello supone y en nombre de tantas personas que a lo largo de todos estos años han sentido de cerca esa ayuda y ese apoyo –no solo en lo material..."
Y muchas felicidades también a todos los que han contribuido con generosidad y espíritu de equipo a cada logro, a cada cumbre superada y a cada pequeño hito que, durante décadas, ha alcanzado la Fundación Reina Sofía en beneficio de tantas mujeres, hombres, niños y niñas… en España y otros países del mundo.
Las intervenciones que hemos escuchado y los vídeos que acabamos de ver ilustran muy bien la trayectoria de la Fundación Reina Sofía, que ha acompañado un periodo fundamental de la historia reciente de nuestro país, nada menos que 40 años de Democracia. Y lo ha hecho, efectivamente, desde el prisma de la solidaridad ciudadana y a partir de las nuevas posibilidades que se abrieron a la sociedad civil española bajo un régimen democrático y un indudable progreso económico que favoreció e incrementó la capacidad de proyectar solidaridad dentro y fuera de nuestras fronteras.
La Fundación empezó poco a poco, con mucha ilusión, mucho esfuerzo… y no demasiados medios. Yo puedo dar fe de ello pues fueron no pocas las ocasiones en las que percibí la preocupación de mi madre, la Reina Sofía, por encontrar los medios, las vías y los mecanismos para sacar adelante proyectos que al final se materializaban gracias al esfuerzo de muchas personas comprometidas.
Ha sido una carrera de fondo, llena de éxitos y metas volantes, también, a veces, de alguna frustración por quedarse sin atender todo los que querías en la que junto a tu equipo —compacto y eficaz—, siempre has contado con el apoyo de mi padre el Rey Juan Carlos. Sin duda ha valido la pena como lo demuestra, por ejemplo, este magnífico Centro, que ahora cumple 10 años, dedicado a paliar los efectos de la enfermedad de Alzheimer.
No me quiero extender más. Termino ya estas palabras de reconocimiento y admiración a la Reina Sofía ─que también son palabras de cariño de un hijo a su madre. Y con ellas quiero subrayar y reiterar el compromiso de la Corona, como no puede ser de otra manera, con las personas más vulnerables. Un compromiso del que esta Fundación es sin duda una expresión muy querida y entrañable.
Muchas gracias y mucha suerte en esa…MISIÓN !