su llegada al Aeropuerto de Santiago de Compostela, al bajar del avión, Sus Majestades los Reyes fueron recibidos por Nadia Calviño, Vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Ya, en la Plaza de la Inmaculada, Don Felipe y Doña Letizia fueron saludados por; Juan José González Rivas, Presidente del Tribunal Constitucional; Alberto Nuñez Feijoó, Presidente de la Xunta de Galicia en funciones; Miguel Ángel Santalicez, Presidente del Parlamento de Galicia; Javier Losada, Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Galicia; Xosé Antonio Sánchez Bugallo, Alcalde de Santiago de Compostela y Juan Francisco Arrazola, Jefe de la Fuerza Logística Operativa (FLO).
Sus Majestades los reyes recibieron también, posteriormente, en el Palacio de Raxoi, el saludo, de una representación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de la Corporación municipal del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, Consejeros del Gobierno Autonómico en funciones, y otras autoridades participantes en el acto.
A la puerta de la Iglesia de San Martiño Pinario, Sus Majestades los Reyes fueron recibidos por don Julián Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela, y ocuparon su lugar de honor. Iniciada la misa y después de la lectura del Evangelio, Sus Majestades los Reyes permanecieron de pie mientras una comisión del Cabildo, integrada por dos canónigos, se acercaban al sitial que ocupaban Sus Majestades los Reyes para, desde un micrófono y de pie fuera realizada la Ofrenda al Apóstol Santiago por Su Majestad el Rey.
"Hacemos esta ofrenda en representación de un pueblo que ha realizado grandes gestas, grandes aportaciones al mundo, y que, al mismo tiempo, ha sabido superar las adversidades que el destino le ha deparado", señaló Don Felipe, quien agregó: "ahora, además de mantenernos diligentes y prudentes ante el virus, debemos afrontar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, que requieren una unidad profunda en torno a nuestros valores compartidos y un compromiso firme con la búsqueda del bien común".
Su Majestad el Rey apeló al conjunto de los españoles a realizar “un esfuerzo común, similar al que se produjo en otras encrucijadas de nuestra historia”. “Nada mejor que evocar al Apóstol Santiago para entender esa necesidad, dado que su memoria logró que una tierra considerada el fin del mundo se convirtiera en el principio de la unidad de España y de Europa" pues "la gesta Jacobea" –añadió- “nos enseña que son las ideas de fraternidad y unidad las que mejor germinan en el espíritu de los pueblos, moviéndolos hacia grandes logros”. “Hoy ese logro consiste en ser capaces de aminorar el impacto de la crisis, sin merma de la solidaridad entre personas y territorios que los españoles consagramos en nuestra Constitución". Finalmente recalcó la vocación y el deber de la Corona como "punto de encuentro que permita recorrer unidos y en libertad el Camino por el que discurre nuestra historia".
Realizada la Ofrenda por Don Felipe, comenzó Homilía-respuesta del arzobispo de Santiago de Compostela.
Concluida la misa, sus Majestades los Reyes abandonaron la iglesia. En la puerta son despedidos por el arzobispo de Santiago de Compostela. Sus Majestades los Reyes se Trasladaron, a pie y en comitiva, al Pazo de Raxoi, sede del ayuntamiento de Santiago de Compostela y de la presidencia de la Xunta de Galicia. Don Felipe y Doña Letizia accedieron al edificio y se dirigieron al despacho de la alcaldía donde se efectuó la firma en el libro de Oro de la ciudad.