C
on profunda emoción dejo aquí esta ofrenda como símbolo del respeto de España hacia Simón Bolívar, figura eminente de nuestra raza.
Tanto los Conquistadores de América como los Libertadores son nuestros y vuestros; unos y otros nos pertenecen a todos, porque tienen sus nombres insertos en una historia que también es de todos y de la que no cabe borrar ningún capítulo.
Hoy, al cabo de siglo y medio, olvidados los sufrimientos y la sangre de la separación, purificados los ideales y hasta las desilusiones de Simón Bolívar, nos queda como herencia colectiva su gran esperanza comunitaria, el ideal de unidad de todos los pueblos hispánicos al que rindo homenaje con profunda reverencia.