Hoy vivimos un día importante en la preparación de los Decimoctavos Juegos Mediterráneos que tendrán lugar en Tarragona en 2017. Será la tercera ocasión, —después de Barcelona en 1955 y Almería en 2005—, en que España acogerá este gran encuentro deportivo tras la decisión del Comité Olímpico Internacional.
Tarragona, auténtica referencia de nuestra milenaria Hispania, vivió momentos de esplendor durante la estancia del Emperador Augusto en esta ciudad que, durante ese tiempo, fue de facto capital del Imperio romano. Pocas veces el Mediterráneo ha estado tan unido como entonces. Esa es la herencia histórica que nos llega desde los tiempos de la Hispania romana y ese es ahora nuestro reto para los Juegos Mediterráneos de Tarragona. Hoy, Tarragona vuelve a ocupar un lugar preeminente en el Mediterráneo.
La constitución del Comité de Honor permite poner de relieve el compromiso, la unidad y el sentido de la responsabilidad que nos caracteriza a los españoles cada vez que, como país, afrontamos el reto de organizar un evento de gran relevancia internacional, como lo es la celebración de los Juegos Mediterráneos. Sé que todo el equipo humano volcado en la organización está firmemente comprometido con hacer de este proyecto un proyecto sólido que garantice un legado sostenible para Tarragona. Como en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, donde tuve la suerte, el privilegio y el honor de participar, se trata de poner este proyecto ilusionante al servicio de todos, con un especial enfoque en la ciudad que los alberga y en sus habitantes, pensando en el día después y en un legado sostenible tanto en términos financieros como medioambientales.
Si bien es cierto que la organización de los Juegos Mediterráneos ha llegado en un momento difícil en términos económicos, también lo es que la ciudad ha sabido adaptarse y aunar los esfuerzos de las diferentes Administraciones y organismos implicados para garantizar el éxito organizativo. De este modo, los Juegos favorecen la dotación de nuevas instalaciones deportivas y la renovación y puesta al día de las que ya existen. Unas instalaciones pensadas para acoger con dignidad y excelencia a los participantes y espectadores visitantes de los Juegos, pero que quedarán para el uso y disfrute de los ciudadanos.
Aquesta és, sens dubte, una molt bona oportunitat, no només per a la ciutat, sinó per tot Catalunya i el conjunt d’Espanya, de continuar avançant cap el futur, i de continuar augmentant el prestigi i la influència del nostre país a la regió mediterrània.
"...Los “Juegos de Tarragona” se constituyen, en suma, como un acontecimiento mundial que aglutinará al conjunto de países, sociedades y personas bañados por el Mediterráneo, reunidos y convocados por el deporte, por sus valores y por el calor del espíritu olímpico. El deporte, una vez más, actuará como instrumento que proporciona dignidad y desarrollo físico e intelectual a los seres humanos, pero también como herramienta para la convivencia, el respeto y la tolerancia, movilizando personas y recursos en beneficio de todas nuestras sociedades.
La búsqueda, el logro y la consolidación de una prosperidad compartida en el Mediterráneo requiere paz y diálogo constructivo entre todos sus pueblos y culturas. Los Juegos Mediterráneos de 2017 estarán, precisamente, al servicio de esta gran causa que es contribuir al diálogo y la estabilidad de una región en la que viven 450 millones de personas..."
Una oportunitat, també, per a ser conscients i per a reconèixer que aquest prestigi i aquesta oportunitat –assolits després de dècades d’estabilitat política i de progrés— ens ho hem guanyat a pols cada vegada que hem estat elegits per a organitzar esdeveniments d’aquestes característiques.
Sabem bé, igualment, que la celebració d’un esdeveniment internacional d’aquesta magnitud incidirà positivament en la generació de llocs de treball, el desenvolupament econòmic i en la nostra projecció internacional.
Señoras y señores,
Los “Juegos de Tarragona” se constituyen, en suma, como un acontecimiento mundial que aglutinará al conjunto de países, sociedades y personas bañados por el Mediterráneo, reunidos y convocados por el deporte, por sus valores y por el calor del espíritu olímpico. El deporte, una vez más, actuará como instrumento que proporciona dignidad y desarrollo físico e intelectual a los seres humanos, pero también como herramienta para la convivencia, el respeto y la tolerancia, movilizando personas y recursos en beneficio de todas nuestras sociedades.
La búsqueda, el logro y la consolidación de una prosperidad compartida en el Mediterráneo requiere paz y diálogo constructivo entre todos sus pueblos y culturas. Los Juegos Mediterráneos de 2017 estarán, precisamente, al servicio de esta gran causa que es contribuir al diálogo y la estabilidad de una región en la que viven 450 millones de personas.
Al terminar ya mis palabras quiero subrayar y reiterar mi agradecimiento por la estrecha colaboración que, en pos de este gran objetivo, han prestado Administraciones, instituciones, organizaciones y sociedad civil. Me refiero al Ayuntamiento de Tarragona, a la Generalitat de Cataluña y a la Administración General del Estado; a todos los demás Ayuntamientos implicados; a la Diputación de Tarragona y a la de Barcelona; a las organizaciones deportivas; al Comité Olímpico Español y al Comité Internacional; a la sociedad en su conjunto y a los miles de voluntarios entregados generosa e ilusionadmente.
Todos sois un ejemplo más de cómo, trabajando unidos, se pueden conseguir grandes logros; logros con los que también las generaciones futuras podrán sentirse muy orgullosas.
Muchas gracias.