Please allow me to begin by welcoming Presidents Thomas Bach and Philip Craven of the International Olympic and Paralympic Committees (IOC and IPC), and thanking them both for being here on such a special occasion. We are all very pleased —and most grateful— for the opportunity to commemorate with them the 25th Anniversary of the 1992 Barcelona Olympic and Paralympic Games. Those Games were, without a doubt, an extraordinary set of events, which hold a special place in our country’s memory, as a precious milestone in our most recent history.
De alguna manera, todos tenemos recuerdos muy especiales de aquellos días: muchos los tenemos de meses, algunos de unos años antes, y otros de cuando era tan solo una idea e incluso una incierta apuesta.
Pero permitidme ampliar el contexto. Porque, hace unas semanas conmemorábamos las elecciones generales de 1977 o el ingreso de España en el Consejo de Europa; hechos que hace cuarenta años supusieron, entre otros, el punto de partida de una nueva etapa que se caracterizaría por la consolidación de nuestra convivencia democrática, por el desarrollo del nivel de vida de nuestros ciudadanos y por la afirmación y la proyección de España en el escenario internacional.
Era, efectivamente, el inicio de una trayectoria ascendente que en pocos lustros alcanzaría hitos indiscutibles que confirmaron el acierto del camino que habíamos emprendido. A los Juegos Olímpicos de Barcelona, en aquel año inolvidable de 1992 en el que conmemoramos el V Centenario del Encuentro de Dos Mundos, se sumaron la Exposición Universal de Sevilla y la Capitalidad Europea de la Cultura de Madrid.
Ninguno de estos acontecimientos fue fruto de la improvisación o de una determinada coyuntura sino que constituyeron una prueba evidente del progreso de una sociedad que avanzaba de la mano en todos los órdenes. Fueron también el fruto del mayor espíritu de superación, el resultado lógico de un trabajo metódico y tenaz, y la consecuencia de una capacidad de previsión y planificación encaminada a conseguir la mejor proyección de España.
Fueron en definitiva el resultado de pensar en grande, en el interés general de un país y de una sociedad que afrontaba una apuesta crucial ante el mundo después de tan solo 15 años de democracia.
Y dentro de lo que significaba organizar los JJOO, para la ciudad de Barcelona, y para el resto de Cataluña y toda España, estaba la oportunidad —y diría que la obligación— de dar un gran salto en lo deportivo. El objetivo era trascender los buenos resultados concretos −de medallas y diplomas que, como país anfitrión, España sí debía lograr para certificar un éxito más redondo de todo aquel esfuerzo. Era elevar también el nivel deportivo de la ciudad y de nuestro país en todos los aspectos: en cultura deportiva, en educación para el deporte, en organización e infraestructuras deportivas, en patrocinios…
"...hoy el CAR de Sant Cugat es el centro de referencia del alto rendimiento deportivo del sur de Europa. Durante estos 30 años, deportistas del CAR han conseguido 46 medallas en Juegos Olímpicos y Paralímpicos; 347 medallas en campeonatos del mundo y 517 en europeos. Una entidad con una visión integral del deporte, que sitúa al deportista en el centro de los avances científicos y que tiene a la innovación y el liderazgo como señas de identidad..."
Por eso es tan relevante como oportuno resaltar y celebrar que este Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat cumpla su 30 aniversario, porque es la mejor prueba de que aquel gran proyecto requería mucho trabajo previo y un compromiso sostenido con un modelo que tuvo un éxito indiscutible, y lo sigue teniendo en nuestros días. Fue pionero, pero también un ejemplo que abrió camino marcando el rumbo, sin duda, de otras muchas iniciativas posteriores.
Hoy el CAR de Sant Cugat es el centro de referencia del alto rendimiento deportivo del sur de Europa. Durante estos 30 años, deportistas del CAR han conseguido 46 medallas en Juegos Olímpicos y Paralímpicos; 347 medallas en campeonatos del mundo y 517 en europeos. Una entidad con una visión integral del deporte, que sitúa al deportista en el centro de los avances científicos y que tiene a la innovación y el liderazgo como señas de identidad.
Pero hoy, sobre todo, nos interesa recordar que, efectivamente, la puesta en marcha de este Centro fue decisiva para preparar a una generación excelente de deportistas en muchas modalidades diferentes, como felizmente se demostró en Barcelona cinco años después. Fueron un total de 22 medallas ─13 de oro, 7 de plata y 2 de bronce; y obtuvimos 41 diplomas olímpicos y tuvimos representación en las 31 disciplinas de los 25 deportes reconocidos por el COI en los Juegos Olímpicos de Verano. En los Juegos Paralímpicos logramos nada menos que 107 medallas.
Però aquests excel·lents i històrics resultats esportius no van esgotar, és clar, els èxits dels Jocs Olímpics y Paralímpics. Per Barcelona, l'organització dels Jocs va suposar una profunda modernització i la seva autèntica transformació a la ciutat puixant dels nostres dies. La ciutat es va dotar de noves infraestructures, va renovar d’altres i, sobretot, va mirar i es va obrir al mar.
I per a tot Espanya, Barcelona '92 no només va confirmar el camí de desenvolupament i progrés que havíem iniciat anys abans, sinó que també va suposar el prestigi i el reconeixement internacional per la presentació d'una excel·lent candidatura, per l'eficaç organització dels Jocs i per la seva impecable execució, la qual cosa va portar a l’aleshores president del Comitè Olímpic, Joan Antoni Samaranch, a afirmar que els de Barcelona havien estat els millors Jocs de la història moderna. Però més enllà d’aquest balanç immediat y entusiasta, encara avui s’escolten a molts entorns esportius els elogis cap aquest moment esportiu estel·lar que, en tants aspectes, va obrir una nova era i, – encara avui – es posa com a exemple per a noves candidatures.
A Samaranch, com a Pasqual Maragall, com a molts noms propis clau —alguns entre nosaltres— que van tenir la responsabilitat, la capacitat i l'oportunitat de treballar compartint objectius i resultats, des del sector públic i el privat, des de les institucions o la societat en general —o d’ajudar desinteressadament—, és just i merescut dedicar-los avui de manera especial un profund homenatge de gratitud. Gràcies pel seu exemple, i gràcies per posar-nos llavors a l'alçada de les nostres il·lusions i ambicions.
Els Jocs Olímpics del 92, així doncs, van posar de relleu davant el món i davant nosaltres mateixos el que som capaços de fer i els grans èxits que podem aconseguir quan treballem conjuntament i en una mateixa direcció; quan sumem l'esforç de tots. Perquè els Jocs de Barcelona van ser justament això: el producte de l'esforç, de la generositat, de la solidaritat i del compromís de tots; de la unitat de tots al voltant d'un projecte que va comptar amb la col·laboració entre totes les Administracions, i amb l'aportació inavaluable de milers de persones i de voluntaris, de Barcelona i de tot Espanya, així com amb l'empenta d'un poble il·lusionat que es sentia feliç i orgullós del que aconseguíem a Barcelona.
Señoras y señores, en esta oportunidad que nos permite evocar y conmemorar los 30 años de este Centro de Alto Rendimiento, y en el contexto del cuarto de siglo de los Juegos de Barcelona, no quiero terminar estas palabras sin reafirmar mi convicción de que todos juntos! continuaremos nuestra trayectoria impulsando, mejorando y acrecentando el progreso que hemos sabido lograr durante décadas de esfuerzo solidario, de espíritu de concordia y de confianza en el futuro. Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Barcelona constituyen un magnífico ejemplo y una de las lecciones más brillantes y vigentes de nuestra historia más reciente.
Muchas gracias.