Acabamos de hacer entrega –y para mí es un honor hacerlo personalmente− del 8º Premio de Derechos Humanos Rey de España que organizan conjuntamente el Defensor del Pueblo de España y la Universidad de Alcalá a la que agradecemos que nuevamente nos acoja. Este premio está, como saben, orientado a reconocer principalmente el esfuerzo de quienes impulsan los derechos y las libertades fundamentales en la Comunidad Iberoamericana; de aquellos que contribuyen a un mayor desarrollo democrático, social y económico en cada uno de los países que componen esa −por nosotros tan querida− Comunidad, a ambos lados del Atlántico.
Se trata no solo de proclamar firmemente, una vez más, el compromiso con los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, sino de darles un constante desarrollo y un cada vez más efectivo cumplimiento. Pues uno de sus retos más grandes está en su plena realización.
El reconocimiento y la conquista de esos derechos no se agotan en sí mismos, pues constantemente deben afrontarse nuevos desafíos. Y forma parte de la concepción de los mismos derechos no permitir que en ningún caso se ponga en riesgo su capacidad para afirmar su plena vigencia, así como su validez de alcance universal. Por ello, precisan de una atención, una dedicación y una protección permanentes, pues implican una afirmación inapelable de la dignidad de todas las personas, independientemente de su condición, de su origen o de sus particulares circunstancias.
Para que esto sea una realidad, aquí ya no hablamos solo de los deberes de las autoridades y de las instituciones, sino también del empeño de muchos sectores de la sociedad civil que trabajan expresamente para dar una mayor amplitud y un mayor alcance a esos derechos.
"...Para la Corona es un honor renovar siempre nuestro compromiso con la tarea de distinguir a quienes se implican de una manera personal y concreta con la mejora de la vida de sus semejantes. Y tras entregarles este galardón, permítanme que les felicite y les exprese mi admiración y gratitud por la labor que desempeñan de manera tan ejemplar. Les pido que así se lo transmitan a todos los miembros de la asociación y a todas las comunidades beneficiadas en la República de Honduras, país muy querido con el que el Reino de España mantiene unos lazos tan antiguos como profundos y vivos en nuestros días...."
Se pretende, por tanto, poner una mayor atención en aquellos ámbitos de nuestras sociedades iberoamericanas que pueden ser más vulnerables, como la infancia, los mayores, las personas con discapacidad o las que están en situación de marginación. Se trata de superar de una manera efectiva las discriminaciones y las exclusiones en democracia, para llegar a construir un mundo más justo.
La ayuda a los más desfavorecidos para que alcancen una vida más digna tiene uno de los principales objetivos en la lucha contra la pobreza en todo el mundo. Y en ese análisis de la sociedad global en la que vivimos, debemos prestar una especial atención a factores fundamentales como el acceso a la educación, a la sanidad, y a un trabajo y una vivienda dignos.
Cada dos años recibe este premio una entidad que reafirma nuestra convicción de que la necesaria labor institucional de protección de los derechos siempre se complementa y perfecciona por parte de aquellas entidades que trabajan sobre el terreno y directamente con los ciudadanos afectados. En estos casos, la palabra “compartir” alcanza su pleno significado.
En esta ocasión, la merecedora del Premio de Derechos Humanos Rey de España ha sido ACOES, la Asociación Colaboración y Esfuerzo, que desde hace ya unos años es una de las principales organizaciones humanitarias de su país, Honduras. Centra su labor (como ha señalado nuestro Defensor del Pueblo) de ayuda en aspectos como el apoyo escolar a niños y jóvenes de escasos recursos económicos en barrios marginales y comunidades rurales; llevar a cabo proyectos sanitarios, especialmente en zonas donde la sanidad pública tiene una cobertura más limitada; prestar una atención especial a niños con discapacidad auditiva. Y, además, actúa en el campo de la vivienda, apoya a jóvenes en distintas actividades agropecuarias y crea talleres industriales…
Su trabajo consiste no solo en ayudar de una manera efectiva a las personas más necesitadas, sino que también se propone y consigue que esas mismas personas se conciencien para implicarse conjuntamente con el proyecto. También, cuenta con la contribución imprescindible de un voluntariado local, al que hay que añadir el apoyo de ayuntamientos, asociaciones y personas de otros países, entre las que se incluyen muchas de España.
Para la Corona es un honor renovar siempre nuestro compromiso con la tarea de distinguir a quienes se implican de una manera personal y concreta con la mejora de la vida de sus semejantes. Y tras entregarles este galardón, permítanme que les felicite y les exprese mi admiración y gratitud por la labor que desempeñan de manera tan ejemplar. Les pido que así se lo transmitan a todos los miembros de la asociación y a todas las comunidades beneficiadas en la República de Honduras, país muy querido con el que el Reino de España mantiene unos lazos tan antiguos como profundos y vivos en nuestros días.
Termino mis palabras con mi apoyo y felicitación a los responsables y organizadores de estos Premios Rey de España de Derechos Humanos. Muchas gracias y hasta la 9ª edición.